viernes, 12 de febrero de 2016

1ra Feria Académica y de Investigación


Tuve la suerte de participar en este Foro, convocado por los estudiantes en la Especialidad de procesos culturales lecto-escritores el día de ayer jueves, a las 16 horas, en el auditorio de la Facultad de Humanidades de la UNACH.


Me encontré con entusiastas participantes, tanto panelistas como público asistente. De los compañeros panelistas, uno a uno fue contando la manera en que pretenden realizar la promoción de la lecto-escritura, proyectos que se perfilan desde diferentes perspectivas pero con un mismo fin. Acercar la lectura a quienes están a lejos de ella.


Los asistentes, la mayoría de la licenciatura en Pedagogía, escuchó atentamente lo expuesto. Y bueno, cuando hablé yo, quise decir mucho y terminé "transvergando" las cosas. Lo que haré ahora se le conoce con el lindo nombre de "a toro pasado, cualquiera es El Zotoluco".


 Leer...¿Para qué? O visto desde otro ángulo: ¿Qué leer? Un libro, en general solo es eso: un libro, y tendrá una utilidad para un público específico. Y acá recordaba la anécdota de una especialista, a quien se le encargo inculcar la lectura en un equipo de fútbol de segunda división en México. Chicos con una edad promedio de 20 años. El día de la primer sesión estaba el salón lleno. Más de 22 deportistas listos para ser "inoculados" por el poder de la lectura. A la segunda sesión unos menos, a la tercera sesión estaba la mitad de ellos, y por ahí de la décima sesión sólo habían seis. Los más educados, que no los mejores lectores. Los demás habían desertado.


Imaginen el sentimiento de frustración en la especialista en procesos culturales lecto-escritores (es un supositorio) ¿En qué fallè? Apliqué el método correctamente. Seguí el consejo de mis asesores. Rulfo, Cortázar, García Márquez, Monterroso, Pacheco, José Agustín... los clásicos mexicanos y latinoamericanos: puro escritor probado y afamado. ¡Ya ni se diga del Quijote!... Imaginen su desesperación, porque el club de fútbol pagaba bien y los resultados eran nefastos. Era interés del club dar alternativas de distracción a los jóvenes, quienes ya ganaban un sueldo que les permitía ir a fiestas nocturnas, manejar autos del año, rodearse de amistades de toda índole, entre otros detalles, pero solo eso, sin llegar a formar el lado humanístico.


Uno de los jóvenes que aun asistía a las sesiones, le confesó el problema del porqué de la desersión: "es que sus lecturas no nos atraen, son aburridas. Nosotros queremos temas cercanos a nosotros, no sé, por ejemplo... ¡de fútbol!". La especialista vio la luz, estaba ensimismada queriendo hacer leer a otros lo que a ella le gustaba o le recomendaban "otros", cual si fuera una fórmula como la del "tesalín". No. Acà se cumplía una máxima: La lectura es de quien la trabaja. Fue a la pequeña biblioteca del club, cambió los clásicos de ayer, hoy y siempre, y los sustituyó con ejemplares como: "Yo soy el diez" / Diego Armando Maradona. Fútbol a sol y sombra / Eduardo Galeano. Dios es redondo / Juan Villoro, y así "sustantivamente". Luego hizo carteles como si anunciara películas de barrio: Maradona vs la mafia Napolitana... La derrota más grande de Pelé... La extraordinaria historia de la maldición de los penales en México... y así, entre otros.


De a poco el salón comenzó a llenarse de nuevo. Era extraordinario que jugadores y el juego mismo hubiera trascendido en grandes historias de triunfos y fracasos que muchos ignoraban, y que esas historias estuvieran llenas de heroismo, dignidad, honor, pasión, justicias e injusticias, las mismas "pasiones" vistas en el Quijote, y que no le pedían nada. Se enteraron qué significaba en verdad ser un "hincha pelotas" (profesión de mediados del siglo XX)... En fin. Muchas historias y detalles que ese club conoció, y que acercó a esa generación a los libros, y que a la especialista le valió un reconocimiento dentro del club, porque despues de algunos meses se podía ver a los muchachos leyendo en los descansos durante las prácticas, o platicar animadamente sobre "el síndrome del jamaicón", el secreto de la técnica brasileira o la voluntad teutona.


Pero ya fue mucho choro mareador. Quedó el compromiso con la Dra. "Ojos Bonitos" de volver el próximo viernes, por la mañana, y sentarnos a platicar de mitos y verdades acerca de la lecto escritura y su animación.





Por mejores días... gracias.


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