martes, 31 de mayo de 2016

Taller Escritura Experimental 20/05/2016



No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no tenga vencimiento. El día de hoy viernes 20 de mayo compartí mi labor de mediación con seis víctimas (voluntarias) en la Sala General de la Biblioteca Pública Central del Estado Jaime Sabines, por una cortesía de la Oficina de Fomento a la Lectura. Dimos inicio al taller de escritura experimental y como su nombre reza, experimentamos desde el primer minuto. Leí dos textos: uno de Césare Pavese y otro de Will Rodríguez. Reflexionamos sobre el hecho de escribir, quienes escriben, cuántos escritores hay en Chiapas, cuantos en México, en el continente y en el mundo entero. ¡Uf! Son demasiados. Sólo en la biblioteca estábamos rodeados de infinidad de títulos y autores. Es un hecho, el planeta Tierra no necesita más escritores.


Decidimos que lo mejor era divertirse al escribir. Va intrínseca la lectura, y por supuesto los puntos de vista. Tratamos de precisar de qué hablamos cuando de perspectiva se trata. Hicimos un ejercicio gráfico donde afloraran nuestros puntos de vista. Fue el dibujo de una jirafa, que en su mayoría resultó trazada de perfil. ¿Cuántas posibilidades más había de dibujar al animal? Pues varias: De frente, de arriba, de abajo, de atrás, en macro eligiendo una parte específica del animal. Un ojo, una pierna, el cuello, entre otras. Cuando escribimos igual se ensaya la perspectiva desde donde se cuenta algo.


¿Cómo abrir nuevas perspectivas, nuevas maneras de mirar un mismo hecho o referencia? No hubo más que intentar escribir desde historias ya escritas. Se comentó sobre Caperucita Roja, y alguno de ellos comentó en general de qué se trataba. Intervienen en la historia caperucita Roja, la abuela, el lobo, el leñador y la madre. Después les compartí tres minificciones de José Luis Zárate, las cuales analizamos. Las "variaciones" logradas por Zárate gustaron a la mayoría, siendo un buen ejemplo de experimentación con una historia conocida. Tocó el caso a un proverbio: "Cría cuervos y te sacarán los ojos". Se preguntó qué se entendía de esa sentencia, recuperando en esencia la intención del dicho. De nuevo expuse tres variaciones de la sentencia, las cuales afianzaron la idea general de experimentar sobre un tema por demás conocido. De las variaciones del refrán pasamos a minificciones sobre el cuervo, que resultaron del agrado de los compañeros.


Llegó el momento de ensayar una variación, y se aprovechó el refrán mencionado por Erika: "Quien con lobos anda, a aullar aprende" (hay otras maneras de decir en esencia lo mismo, así que decidimos utilizar la mencionada). Hubieron variaciones interesantes, tres por participante, que resultaron en 18 variaciones. Después decidimos entrarle de lleno a la ficción, con una historia de media cuartilla como máximo, retomando una de las variaciones, o una mezcla de las tres, o incluso una minificción distinta.


Las próximas sesiones serán los días martes y viernes, de 12 a 14 horas. Seguiremos experimentando con las palabras, por mejores lectores.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Fray Víctor María Flores y las letras con alas...


El día de hoy 04 de mayo atendí la invitación hecha por la oficina de fomento de la lectura, para visitar el jardín de niños Fray Víctor María Flores, en el mero centro de la ciudad capital: Tuxtla de los conejos.


Agudos especialistas discuten en las redes cuál es la mejor manera de acercar la lectura, por ejemplo, a las escuelas (al barrio, los parques, centros deportivos, atrios, plazuelas, oficinas, entre otros sitios que a usted se le ocurran). Hay bastante literatura al respecto tanto en Salas de Lectura, como ediciones alternas. Son temas que están en constante movimiento y siempre habrá un recurso distinto que surgirá de donde menos lo esperas.


Se discute qué otras cosas se pueden hacer, más allá de disfrazarse, exponer un cuento en lugar de contarlo, actuando más para sí mismos que para el posible lector. Parece que sucede más el rollo del entretenimiento, del "pasar" el tiempo que la razón o el motivo del acompañamiento de la lectura en los diferentes espacios donde ésto suceda.


Muchos dicen: Hago ésto o lo otro... yo sí motivo a la reflexión cuando hago trabajo de promoción lectora... yo no me disfrazo ni hago payasadas... yo sí sé cómo hacerlo... nosotros sabemos la manera correcta... Y bueno, yo no dudo que así sea, pero no veo acompañando a los comentarios, esas nuevas maneras que reorienten el trabajo de otros mediadores, para beneficio de la persona más importante: el lectoescritor.


Existen los que saltamos al ruedo porque nos gusta, porque sabemos que la lectura no es sólo eso, sino que hemos experimentado la posibilidad de ver nuestro entorno de una manera más crítica, con alternativas que nos liberen del trance hipnótico que ha hecho indiferente a un gran porcentaje de la sociedad mexicana. Leer nos lleva a conocer más allá de lo que otros dicen, líderes de opinión tendenciosos, manipuladores, infames personajes que no solo habitan en la política, sino en otras áreas de liderazgo, que tienen en la sociedad terreno fértil por ser gente sin capacidad crítica.


Ir más allá del simple ejercicio de contar un cuento (que no es poca cosa) es el reto. No es igual una escuela privada que una pública, del nivel que sea. Insisto en hacer la analogía siguiente: Los Hijos son el reflejo de sus Padres, así como los Alumnos son el reflejo de sus Maestros. Puedo citar varios ejemplos, como el vivido en una escuela de educación superior, a donde me invitaban para "sensibilizar" a los alumnos, porque eran reacios a la lectura de cuentos, poemas, novelas, etcétera. El tono de la persona era de denuncia, de queja por la desidia de los muchachos.


Acepté ir a charlar con los más de doscientos alumnos, pero con la condición de que antes me permitieran charlar con la plantilla docente. Aceptaron. Tuvimos un encuentro clásico: yo el maestro y ellos los alumnos. Como me imaginé, de los cuarenta profesores, la mitad "medio leía" libros que no estuvieran dentro del plan de estudios del ciclo escolar. El resto ni eso. En general, la problemática era la siguiente: pérdida de la pasión por enseñar, por innovar, por hacer dinámicas sus clases, por predicar con el ejemplo. ¿Cómo quiero que mi alumno lea, si yo no leo?


Dice Efraín Huerta: El que esté libre de influencias, que arroje la primer metáfora. Los niños de preescolar cantan con una pasión inusitada el himno nacional. Lo sienten, lo creen, se lo apropian. Y en ese mismo instante en que se enchina la piel al ver las ganas con que lo hacen, están los padres que acompañan los honores a la bandera, balbuceando el himno, en voz casi nula. Sin pasión. De los maestros ni se diga.


Hoy los niños tocaron, saciaron su curiosidad natural, preguntaron lo que se les ocurrió. Opinaron y compartieron su personalidad con nosotros, mientras las maestras, amenazantes, los apartaban del kamishibai y de las revistas. Los niños son respetuosos si los orientas, y son los mejores conversadores que un adulto pueda hallar. Son lectores naturales, curiosos, y les gusta mucho ser parte de lo narrado, ser parte de la diversión, no sólo el sujeto al que se le quiere divertir.