martes, 20 de febrero de 2018

¡Lo leo y no lo creo! / 20 de febrero / Escuela Secundaria del Estado No 1 / San Cristóbal de Las Casas



El día de hoy martes 20 de febrero, asistí a una cita agendada con semanas de antelación. La propuesta de un taller de lectura y escritura con más de treinta profesores fue desde antes una idea que me atrajo bastante. Digamos que no es lo mismo pero es igual.


El Doctor Efraín Corzo (supervisor) estuvo antes en otro encuentro realizado en el Centro de maestros, convocado por el maestro Luis Fernando Maza Niño, donde charlamos sobre las buenas ideas y lo que pueden llegar a desencadenar entre los alumnos, si nos importa de verdad.


¿Y qué compartir, cuando se tiene enfrente a tantos maestros con experiencia y años de servicio, a prueba de fuego? Pues con ejercicios donde el juego es el principal protagonista, buscando resignificar el ejercicio de la lectura y de la escritura en "las alumnos y los alumnas".


En esencia debemos de ser "cazadores" de lectoescritores. Pero eso no se logra si no se conoce el terreno que se pisa, los gustos que mueven a "las chicos y los chicas", lo que les interesa. Rulfo, Arreola, Castellanos, Sabines, entre otros escritores, son excelentes opciones, pero antes debe existir un encantamiento, un señuelo que propicie ese encuentro.


Les conté de los muchos nombres que me habitan, que son principalmente personajes de libros, pero también de revistas, películas, fotos, música, además de otras lecturas que involucran el tacto, el gusto y el olfato. Para atrapar lectores hay que explorar, y una vez hecho lo propio, utilizar las herramientas necesarias para lograr el encantamiento deseado.


Los programas de estudio están bien estructurados, y tienen el andamiaje requerido por la academia. Lo que no hemos incorporado es lo otro, la parte informal que nos ayude a detonar lo requerido en los programas, ya sea por falta de tiempo, de hábito, o de intuición. Recordamos, por ejemplo, el popular "Chismógrafo". No se compara en lo absoluto con  feisbuc, guasap o tuiter.


Nos ejercitamos de inmediato en la escritura (después de haberles contado de Ulíses y el Cíclope) con una actividad denominada "Abrapalabra". Después charlamos sobre las metáforas ("Lector que nace torcido, jamás su lectura endereza"), que bien podrían adornar -por decir algo- las paredes de las bibliotecas. Las metáforas son esenciales en el aprendizaje.


También construimos nuestro "Currículo de colores", que es una manera de motivar o propiciar la escritura, partiendo del mejor tema que podamos tener: nosotros mismos. También hicimos nubes, que después se transformaron en historias con personajes tan distintos entre sí, pero motivados por una trama que resultó divertida. No lo digo por decir; pueden preguntarle a ellos.


Jugamos ¡Basta!, que es una manera divertida y velada de potenciar las lecturas (donde se involucran los cinco sentidos) que tenemos como individuos, nos lleva a cuidar la ortografía y a recordar juegos y juguetes (el verdadero punto que ponderamos en nuestros quehacer de acompañamiento lectoescritor). Una dinámica que más de uno jugó en la escuela, y que puede servir para fines superiores.


También jugamos Mondongo, con el mismo propósito de alentar la escritura, asistirnos de nuestra cultura general y aprender ortografía de manera discreta y divertida. Y se nos quedaron más cosas en el tintero, pero con tres horas por delante poco podía hacer para robarle tiempo al tiempo.


¿Y qué quedó de todo eso? Pues el juego. Jugar y jugar y jugar. Hablamos de que "los alumnas y las alumnos" de hoy, necesitan maestros de hoy, escuelas de hoy, dinámicas de hoy. Además, debemos de iniciar cada clase contando una historia, y no necesariamente en la clase de Español, sino en todas las demás materias.


He de decir que hubo más profesores jóvenes que veteranos. Aun así siento el deseo de volver a compartir el juramento docente (compuesto de diez puntos) propuesto por Pablo Boullosa. Alguno de ellos  puede que encuentre eco en sus corazones. Acá el juramento:


Juramento docente
 Juro por aquello que me parece más sagrado, y por todos los maestros vivos y muertos, tomándolos como testigos, cumplir las siguientes promesas:
 En el ejercicio de mi profesión consideraré, antes que nada, la educación de mis alumnos. No le antepondré ni los intereses de mis jefes, ni los de las autoridades educativas, ni los de mi sindicato, ni los de mi iglesia, ni ningún otro.



 Usaré todos mis conocimientos en beneficio de mis alumnos. Ampliaré mis conocimientos constantemente, sin conformarme jamás con lo que ya conozca, y sin asumir jamás haber llegado al pináculo de lo que puedo saber. El arte es largo: nunca dejaré de leer y prepararme.
 Tendré grandes expectativas respecto al desempeño de mis estudiantes. Los ayudaré a hacer más amplio su mundo y a expandir sus posibilidades. Los haré esforzarse, para que logren más de lo que ellos mismos suponían posible.



 Cuando entre a un salón de clases, lo haré siempre para bien de los estudiantes; jamás les haré daño, y procuraré no cometer injusticias con ellos. Les trataré con respeto y elogiaré sus esfuerzos.
 Me apartaré de toda corrupción y de todo abuso de poder. Seré digno de la confianza de los estudiantes y de sus padres. Me comportaré de forma ecuánime y procuraré mantener el control sobre mí mismo, para proceder como sea mejor para mis alumnos.



 Procuraré dar siempre un buen ejemplo a todos los niños y jóvenes, incluso si no son mis alumnos. Me abstendré de elogiar todo vicio y toda violencia.
 Reconozco que la principal variable en mi salón de clases, y la que más fácilmente puedo controlar, soy yo mismo. Debo ser capaz de planear mis clases y de reflexionar críticamente sobre mi desempeño como maestro, y debo estar siempre dispuesto a mejorar en beneficio de mis estudiantes.

 No transmitiré rencor, desesperanza, ni rabia inútil a mis alumnos. Si llegase el día en que esté convencido de que lo que hago no tiene sentido, o de que ya no puedo hacer bien mi trabajo, me apartaré de la enseñanza y dejaré que otros ocupen mi lugar.
 Si este juramento lo cumplo, viva yo feliz, recoja los frutos de mi arte y sea respetado por todos y recordado por muchos en el futuro. Pero si lo transgredo y cometo perjurio, que me suceda lo contrario.



En una próxima entrada compartiré los textos que tuvieron a bien escribir para el ejercicio creado por Luis María Pescetti, en su mundialmente desconocido libro titulado "Nadie te creería". También propuse consultar "Gramática de la fantasía", de Gianni Rodari. Tres horas apenas y alcanzaron, pero de algo fui testigo: se divirtieron y se la pasaron bien mientras duró nuestro encuentro.


Estoy seguro de que pronto nos hallaremos de nuevo, por mejores lectores y escritores.


domingo, 18 de febrero de 2018

¡Basta de cuentos! / 15 y 16 de febrero / U.S.A.E.R. / San Cristóbal de Las Casas



Piaget decía que todo lo que se le enseña a un niño se le impide inventarlo o descubrirlo. Mi querido maestro Jesús "Matatena" y yomeromaromero, estamos convencidos de que el juego es parte esencial del aprendizaje y el empoderamiento de "las niños y los niñas" (Pescetti dixit). De eso y más tuvimos la oportunidad de charlar este febrero en la U.S.A.E.R., en San Cristóbal de Las Casas.


La supervisora Lucía de Lourdes Ramos López y la A.T.P. Mercedes Isabel Rivera Pérez, en coordinación con el profesor Luis Fernando Maza Niño, coordinador del centro de maestros en SCLC, fueron quienes nos invitaron a compartir ¡Basta de Cuentos! con profesores de preescolar. Grande fue la aventura.


Compartimos títeres, nubes, historias cantadas, actuadas, en kamishibai, soñarios y animalarios. Platicamos que "los alumnas y las alumnos" de hoy necesitan maestros de hoy, escuelas de hoy... no de ayer. También comentamos de que no basta con tener una buena idea, si después termina por importarle muy poco a quienes las proponen.


Un taller es una buena idea, pero debe de ser formativo, donde lo que se comparta tenga una utilidad inmediata. Ya hemos comentado antes de que alfabetizar no es solo aprender a decir palabras, sino a construir tus propias palabras. ¿Y cómo se le hace en preescolar? ¡Jugando! "Los maestras y las  maestros" que nos acompañaron esos días son de una vitalidad envidiable, y por supuesto, también aprendimos de ellos,


Una idea sin contexto es solamente una idea, le oí decir el año pasado a un señor Holandés, en el CCCJS, donde dijo también que nosotros los adultos nos hemos alejado de nuestra infancia, y así ¿cómo fomentar la autonomía en la niñez? ¿Cómo comprenderlos? En edad preescolar y primaria se debe de dar contexto a las ideas y a la curiosidad de "los niñas y las niños".


Propiciar el encuentro constante entre ellos para que juntos se vean, se aprendan y se reconozcan, lo que les permitirá empoderarse, ganando autonomía desde sus propias circunstancias. Eso les hará ganar confianza y resolver sus propios asuntos. Así se va construyendo un individuo, aprendiendo de otros y de sí mismo, asimilando de manera "natural" el mundo que le rodea.


¿Y cómo se empodera a las y los pequeñines? ¡Estimulando su imaginación! A "las maestros y los  maestras" asistentes al taller ¡Basta de cuentos! se les compartió herramientas para la creación de sus propios espacios imaginantes. Insisto, no hemos inventado nada, todo está dicho, lo que hacemos es redireccionar y fortalecer la experiencia de los docentes.


Familia, amistad (compartición), espiritualidad, aprendizajes (capacitación), expresión propia (el derecho a ser uno mismo) son los grandes temas de la infancia hoy día. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas que arrojan los medios de entretenimiento masivo. Claro, estas estadísticas son usadas para su beneficio de consumo. Pero ahora que lo sabemos ¡aprovechémoslo! Luego entonces ¿Qué debemos de hacer? 


Lo que deberíamos de hacer es enfocarnos en su poder, en su talento, pero sobre todo en su capacidad de imaginar. No son verbos aislados, sino relacionados, inherentes el uno al otro. Comentamos que se lee el mundo con los cinco sentidos, y los niños comprenden el mundo así, tocando, saboreando, oyendo, viendo, oliendo.


Ejemplo: Visualice un peine, un lápiz, un vaso de cristal, un teléfono móvil y una cuchara (elementos que se hallan en casa), y clasifique. Se me ocurre que una posibilidad de clasificación sería por su peso, o por su sonido al golpearlos contra el piso, por su textura, por su color, por su forma, su sabor, etcétera. ¿Cuántas más se le ocurren a usted? En apariencia los elementos antes dichos no tendrían mucho qué ver entre sí, pero...


Acá me dirá usted, ¿tanto choro para esta jalada? Pues sí, en las cosas simples están las mejores enseñanzas. Dar aprendizajes digeridos no es el camino, "las niños y los niñas"  deben de tener elementos que les formen una opinión propia, críticos pues. Debemos de comprender a los niños para hablar su lenguaje, convivir con ellos, escucharlos, observarlos. Solo así lograremos aprendizajes significativos.

Por mejores lectores y escritores...

martes, 13 de febrero de 2018

Coloquio Literario edición 2018 / Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes / Tuxtla Gutiérrez, Chiapas





El lunes 12 de febrero asistí a la Universidad Descartes, al coloquio literario que organiza mi querida Rox. Me asombra que no tiene empacho en invitarme por tercera vez consecutiva, y que he de confesar me causa cierto rubor. Dos veces en una sala de cine y esta tercera en un espacio al aire libre. Quizá porque se me da la "coloquialidad", nomás, porque de méritos literarios hay otros que me llevan calles y más calles en distancia.


 No estuve solo, me acompañó mi querido padrino y amigo, el poeta y periodista César Trujillo (un lujo que solo Yo puedo darme), y nuestros jóvenes y entusiastas anfitriones, quienes en una visita anterior me escribieron y dibujaron mensajes lindos (iba a publicarlo, pero mejor lo transcribo, y me ahorro la chacota que pudiera hacerse de mi caricatura, que me gustó mucho):

 Nicole ("Muchas gracias por aceptar nuestra invitación"), Miranda ("Muchísimas gracias por su tiempo y sus palabras"), Carla (Gracias por ser tan cálido, lo vemos en el coloquio") y Marco ("Fue ((muy)) increíble haber platicado con usted").


Antes de algo, una pareja cantó una canción que se me hizo conocida, aunque no alcancé a adivinar cuál era. La chica cantando y el chico ejecutando la guitarra de maneta notable. Tuve el recuerdo de cuando me iniciaba en eso de dar guitarrazos, allá en el pueblo de mi abuela, con una guitarra que me regalara mi tío Chepe. Algo aprendí, lo suficiente para las serenatas.

 
  Mi padrino abrió plaza contando qué es lo que le ha dado la literatura, además de premios (Timón de Plata, otorgado por el Instituto de Artes de Querétaro y la Secretaría de Marina y el Premio Nacional de Poesía Dr. Rodulfo Figueroa 2017), sino también la sabiduría para aceptar la vida tal cual se le presenta, y que lo ha formado hasta hoy, madurando su vida personal y literaria.


También habló de los temas que le mueven y de las posibilidades que puedes tener cuando eres lector, que luego decantará en escritor por reacción natural, si no es de poesía o narratriva, será de historias personalisimas que le permitirán a quien alcance ese estadio, reflexionar sobre la realidad que le circunda.


Contó de los libros que habitan en él, y en su casa, y que por contagio se han inoculado en su familia. "No hay mejor promoción de la lectura que el ejemplo". Y coincido plenamente con eso. No sólo leer veinte minutos al día junto a su familia, sino también volverse lector de manera personal, porque el ejemplo arrasa.


Después tocó mi turno y aproveché para hablar de la buena idea que es tener círculos de lectura donde se comenten textos literarios, se analicen contenidos, y después se compulsen con lo que se vive a diario. Lograr que la lectura abra discusiones donde se pueda hacer el ejercicio libre de las ideas, y se formen criterios razonados que les abonará en su formación.


Les comenté que no solo se puede hablar de libros, también de la música que se escucha, de los alimentos propios y ajenos, de lo que se puede tocar, de lo que se puede oler, de lo que se puede ver además de las letras, como el cine o la fotografía...o un paisaje. Todo eso se lee.


Ellos estan en formación y falta bastante para que definan por completo sus personalidades, donde es fundamental el intercambio de experiencias, por ejemplo, literarias. Hay que leer todo lo que se cruce en el camino, de la cantidad saldrá la calidad, y no al revés. No podemos censurarnos antes de hacernos lectores. El hábito de la lectura nos hará selectivos poco a poco.


Les dije que estamos hechos de historias, como las contadas precisamente esa mañana, cuando se hallaron después de un fin de semana. Se saludaron, se turnaron para contar lo vivido el sábado o el domingo (o ambos días) primero uno, luego el otro, intercambiando humores y asombros. ¿Cómo lo sé? Soy adivino. ¡Estamos hechos de historias! (esta es una más)


 Les comenté del gran cazador de lectores que fue Julio Cortázar, a quien no le interesaba tanto quienes leían, sino quienes no eran lectores. A esos los atrapaba (y los sigue atrapando) con textos provocadores, ingeniosos, fascinantes. Yo soy uno de ellos, me imagino que usted también.


En suma, fue una mañana linda por lo fresca en clima y en asistencia. Me encanta el entusiasmo de mi querida Rox y por supuesto que siempre estaré cuando me invite, faltaba más, faltaba menos. Acá el resto de las fotos, cortesía de Rox, con los principales actores del coloquio 2018.

 Rox

 Carla 

 Miranda

Marco

Nicole