domingo, 18 de febrero de 2018

¡Basta de cuentos! / 15 y 16 de febrero / U.S.A.E.R. / San Cristóbal de Las Casas



Piaget decía que todo lo que se le enseña a un niño se le impide inventarlo o descubrirlo. Mi querido maestro Jesús "Matatena" y yomeromaromero, estamos convencidos de que el juego es parte esencial del aprendizaje y el empoderamiento de "las niños y los niñas" (Pescetti dixit). De eso y más tuvimos la oportunidad de charlar este febrero en la U.S.A.E.R., en San Cristóbal de Las Casas.


La supervisora Lucía de Lourdes Ramos López y la A.T.P. Mercedes Isabel Rivera Pérez, en coordinación con el profesor Luis Fernando Maza Niño, coordinador del centro de maestros en SCLC, fueron quienes nos invitaron a compartir ¡Basta de Cuentos! con profesores de preescolar. Grande fue la aventura.


Compartimos títeres, nubes, historias cantadas, actuadas, en kamishibai, soñarios y animalarios. Platicamos que "los alumnas y las alumnos" de hoy necesitan maestros de hoy, escuelas de hoy... no de ayer. También comentamos de que no basta con tener una buena idea, si después termina por importarle muy poco a quienes las proponen.


Un taller es una buena idea, pero debe de ser formativo, donde lo que se comparta tenga una utilidad inmediata. Ya hemos comentado antes de que alfabetizar no es solo aprender a decir palabras, sino a construir tus propias palabras. ¿Y cómo se le hace en preescolar? ¡Jugando! "Los maestras y las  maestros" que nos acompañaron esos días son de una vitalidad envidiable, y por supuesto, también aprendimos de ellos,


Una idea sin contexto es solamente una idea, le oí decir el año pasado a un señor Holandés, en el CCCJS, donde dijo también que nosotros los adultos nos hemos alejado de nuestra infancia, y así ¿cómo fomentar la autonomía en la niñez? ¿Cómo comprenderlos? En edad preescolar y primaria se debe de dar contexto a las ideas y a la curiosidad de "los niñas y las niños".


Propiciar el encuentro constante entre ellos para que juntos se vean, se aprendan y se reconozcan, lo que les permitirá empoderarse, ganando autonomía desde sus propias circunstancias. Eso les hará ganar confianza y resolver sus propios asuntos. Así se va construyendo un individuo, aprendiendo de otros y de sí mismo, asimilando de manera "natural" el mundo que le rodea.


¿Y cómo se empodera a las y los pequeñines? ¡Estimulando su imaginación! A "las maestros y los  maestras" asistentes al taller ¡Basta de cuentos! se les compartió herramientas para la creación de sus propios espacios imaginantes. Insisto, no hemos inventado nada, todo está dicho, lo que hacemos es redireccionar y fortalecer la experiencia de los docentes.


Familia, amistad (compartición), espiritualidad, aprendizajes (capacitación), expresión propia (el derecho a ser uno mismo) son los grandes temas de la infancia hoy día. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas que arrojan los medios de entretenimiento masivo. Claro, estas estadísticas son usadas para su beneficio de consumo. Pero ahora que lo sabemos ¡aprovechémoslo! Luego entonces ¿Qué debemos de hacer? 


Lo que deberíamos de hacer es enfocarnos en su poder, en su talento, pero sobre todo en su capacidad de imaginar. No son verbos aislados, sino relacionados, inherentes el uno al otro. Comentamos que se lee el mundo con los cinco sentidos, y los niños comprenden el mundo así, tocando, saboreando, oyendo, viendo, oliendo.


Ejemplo: Visualice un peine, un lápiz, un vaso de cristal, un teléfono móvil y una cuchara (elementos que se hallan en casa), y clasifique. Se me ocurre que una posibilidad de clasificación sería por su peso, o por su sonido al golpearlos contra el piso, por su textura, por su color, por su forma, su sabor, etcétera. ¿Cuántas más se le ocurren a usted? En apariencia los elementos antes dichos no tendrían mucho qué ver entre sí, pero...


Acá me dirá usted, ¿tanto choro para esta jalada? Pues sí, en las cosas simples están las mejores enseñanzas. Dar aprendizajes digeridos no es el camino, "las niños y los niñas"  deben de tener elementos que les formen una opinión propia, críticos pues. Debemos de comprender a los niños para hablar su lenguaje, convivir con ellos, escucharlos, observarlos. Solo así lograremos aprendizajes significativos.

Por mejores lectores y escritores...

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