sábado, 28 de septiembre de 2019

¡Vuelve el Haragán Ramírez! / Círculo de lectura Casa de Piedra


No me cansaré de decir que soy un afortunado en el juego de la escritura (y desafortunado en el amor). Lo digo porque hace una semana mi querida Maru (mi privilegio) me comunicó que leerían un mi libritillo ideado y editado por Tifón, editorial de mi padrino y mecenas Juventino Sánchez Vera. ¿Dónde?, en el círculo de lectura Casa de Piedra, de la Asociación de Escritores y Poetas Chiapanecos.  



He destacado más de una vez la importancia de las charlas literarias en las salas de lectura, bibliotecas y cualquier otro lugar donde se haga fomento de la lectura (charlatorio, palabruca de mi querido tocayo Toño Quijote). Sin embargo la mañana del sábado llegue, literalmente, saltando al vacío. Los compañeros de la asociación fueron más que generosos conmigo, y se los agradezco. 



Confieso que no dejo de sentir cierto rubor al hablar de los textos que escribo o que se editan. Supongo que una vez escritos y publicados dejan de estar bajo ni responsabilidad, deben de tener la suficiente fortaleza para defenderse solos. Pero hoy de lo que se trató fue de hablar del proceso creativo que construyeron ese pequeño libelo, tan querido por YoMeroMaromero.


Conté sobre la fe de mi padrino Juve, porque fue él quien confió (junto con Luis Daniel "Chincho" Pulido) en los cuentos que comenzara a publicar en el sitio de mi querido maestro Emilio Ruiz Llaven que luego sería Billie Jean no es mi Amante, con un tiraje que rebasa los mil ejemplares. Se acerca una tercera edición diseñada por Juve. ¿Cómo no ser agradecido con mi padrino?


Antes de que se hablara de acercar textos o literatura a bajo costo y con diseños llamativos, mi padrino ya estaba editando a poetas, dramaturgos y cuentistas chiapanecos en una colección denominada Pinolillo, en Tifón Editorial. Entre estos se encuentra "A dos de tres caídas sin límite de textos", una compilación de minicuentos misceláneos de YoMeroMaromero. 


Ese y otros títulos fueron ideados para ser vendidos a bajo costo en escuelas secundarias y preparatorias de Tuxtla y allende fronteras. Mi padrino, emulando a don Alonso Quijano, había decidio presentarle batalla frontal a las cervecerías mexicanas y del mundo, bajo la premisa de "cada librito de la colección vale lo que cuesta una caguama". ¿No es algo épico?


En suma, lugar donde se presenta la colección, se vende, también se venden las playeras y los carteles de las portadas de los libros que integran la colección Pinolillo. En lo particular no tengo ningún inconveniente en que se vendan a bajo costo. Hay otros autores de otras editoriales que se ofenden porque "malvenden" sus libros, jejeje. ¿El precio dicta lo bien o mal de lo escrito por Y o Z autor?


En fin, les contaba de la generosidad de los compañeros del círculo de lectura, de cuando comenzaron a leer en voz alta alguno de los cuentitos que más les habían agradado (o disgustado menos). En ese mismo instante, mientras los escuchaba, daban la noticia de la muerte de José José. Tuve un pensamiento para él, después tuve otro pensamiento para Juan Gabriel. ¿Cómo se vincula esto con lo otro? Ni yo lo sé.



A cada letra les contaba de la historia detrás de la otra historia, del contexto, de lo suertudo que he sido por estar en el tiempo y el espacio histórico de lo narrado. De lo divertido que es para mí resignificar y reescribir lo que sucede a mi alrededor. Soy un testigo de mi tiempo y no hay más. Soy un tuxtleco con una infancia forjada en el barrio del Niño de Atocha, hoy devorada por el "progreso".


¿Dónde y cómo nacen los cuentos que escribes?, preguntó un compañero del círculo de lectura. Más que decirle dónde y cómo, les dije DE DONDE NO SALEN. En más de una ocasión he escuchado a escritores decir (y conste que no me burlo) que para escribir necesitan de su biblioteca, música "chilout", incienso, café márago y un atardecer arrobador. Si no es así, no escriben.


¿Y tú?, preguntó alguien. Yo escribo donde puedo. Me obligo porque no cuento con un espacio ni con los elementos que otros dicen sirve para inspirarse. En mi no hay inspiración, hay prisas, sudores y sobresaltos. Vivo en una casa de interés social donde la sala - cocina - comedor estan divididos por el humor de quien la habita. ¿Inscienso? ¿Música "chilout"? ¿café de altura? ¡Neee!



En fin, seguimos hablando de las historias, del Tuxtla del siglo pasado, del barrio, de lo que no tenemos, de la ciudad idiota que se ha vuelto hostil con sus habitantes. De mi aspecto noruego que confunde a más de un paisano. Encontramos que varios de los cuentos están plagados de lugares tuxtlecos, lo que de alguna manera conecta con quienes los leen. 


Después terminé dando una arenga sobre la Estrategia Nacional de Lectura, sobre la necesidad de articular los distintos esfuerzos que sobre la materia se han realizado años atrás, se realizan ahora y se realizaran después. Me reconocí "prostituto" de mí mismo en esto de la formación de lectores y escritores. No pertenezco a nadie, por eso voy con todos. Y terminé repitiendo lo siguiente:


Más de una vez me han preguntado para qué sirve leer. Les he dicho lo que otros han dicho antes: para comprender el mundo, para ser la medida de todas las cosas, para no ser esclavo, para contestarle al poder, para acceder al conocimiento y a la transmisión de las ideas, piedra angular de la democracia. El hábito de la lectura y la práctica de la escritura son, por ello, una tarea prioritaria en la consolidación de la sociedad que queremos (E.V.) 



Las fotos son cortesía de los amigos del Círculo de Lectura Casa de Piedra. Nos hallaremos después, estoy seguro. Me puse en modo Juan Gabriel y les dije que si ellos me decían "ven ven", yo volvería... por mejores lectores y escritores.

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