miércoles, 3 de abril de 2019

Por mejores an-danzas / Centro de Estudios para el Arte y la Cultura de la UNACH / 02 de abril del 2019


El día de ayer martes 02 de abril, arrancando la primavera, asistí puntual a la cita programada con mi admirada madrina Aurora Oliva, en el Centro de Estudios para el Arte y la Cultura de la Universidad Autónoma de Chiapas. Otro salto al vacío, a las siete treinta de la manaña.


Luego de platicar mi madrinita Aurora y YoMeroMaromero historias nebulosas acerca de reconstrucciones flácidas, tragedias absurdas y desvanecimientos tragicómicos, entramos al salón donde nos esperaba un grupo de jóvenos y jóvenas, con más dudas que certezas acerca de lo que sucedería.



Mi madrina me concedió una hora y media de impunidad a mansalva, a la que dimos por título: "Por mejores An - Danzas". Acá quiero confesar que esto de andar nombrando y renombrando cada vez me está gustando más, asunto que ha hecho cuestionarme si no estaré caminando en el borde de alguna antigua extravagancia.


Ese mismo día tenía programado, apenas terminara mis gorgoritos en el CEAC - UNACH, trasladarme hasta el Museo del Café, para compartir un taller de fomento lector a compañeros y amigos que cuentan con salas de lectura en algunos museos y centros cuturales de Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo.


Volviendo a esa mañana de salto sin paracaídas (que hace falta cada vez menos), busqué compartir lo que antes hemos dicho sobre "leer". Leer la vida es la Gran Lectura a la que no le ponemos casi ninguna atención. ¿Qué somos, si no lo que hemos leído? Cada uno de nosotros tenemos una historia lectora.



Adquirimos, deshechamos, resignificamos, descubrimos y aprehendemos (entre muchas cosas más) elementos que viene a sumarse a eso llamado Capital Cultural, eso que nos define, nos descubre a y con nosotros mismos... con los otros (bendita otredad). Y ahí estábamos frente a frente mirándonos, reconociéndonos, mientras la Tierra giraba a una velocidad endemoniada.


No quedó más que retarnos en el terreno de los recuerdos, de los inicios, de los orígenes, de cuando Todo comenzó... aquella luminosa oscuridad que vibró y aún sigue sonando... el mar del universo. Venimos de una mota de polvo en la tiniebla molecular, tan diminuta, que al estallar nos proyectó hasta ese salón donde comenzábamos a sintonizar nuestros sentidos.


Partimos de la expresión minima que estiramos hasta el cabalístico número 13. ¡Qué cosa eso de escribir lo que pronunciamos! Una oración con sentido, lo que nos arrojó una falta de condición y de disciplina con las palabras. De a poco fueron entrando en onda las aportaciones hasta demostrarse que sí es posible estirar oraciones.


Alguna vez el hermano lobo nos enseñó la primera palabra murmurada. La pulimos cual piedra preciosa hasta torcer y envilecer su naturaleza, a tal grado, que aprendimos a despreciarla. Pero, ¿quién dijo que todo está perdido? Esa mañana mientras caíamos después de saltar al vacío (versos satánicos dixit) nos descubrimos llenos de historias, recuperando de a poco la oralidad.


De la nada se formaron nubes en nuestras manos, siluetas caprichosas, aleatorias, que dieron origen a cuentos que nos permitieron jugar y divertirnos. Las caras antes llenas de dudas, ahora estaban transformadas en sonrisas, en asombros personalísimos. ¡A danzar se había dicho" 


Y fue el Mondongo el que terminó por convencernos de que sólo equivocándonos podemos aprender. Descubrimos que el lenguaje se daña si no se estructura bien. Nos asombramos con juegos que existieron (y que se resisten a desaparecer) arrancando la promesa de pintar un "avión" (tejo...rayuela) en el patio de la escuela, para recuperrar la niño y el niña que nos habita. 


En lo personal fue un reencuentro con amigos a quienes admiro y respeto, compartiendo con gusto un poco de lo que soy a mi Universidad Autónoma de Chiapas, la causa y la consecuencia de mi devenir. Un amor el mío que no tiene porqué ser correspondido; la quiero igual (así es el amor, desbocado). 


Desde acá celebro de nuevo al Centro de Estudios para el Arte y la Cultura de la UNACH, donde el estudio artístico y cultural son ejercicios, no conceptos ni formaterías industriales. Abrazo enorme para mi madrina Aurora Oliva, para Dayana, para Felix y para Yulma...y para todos y todas, por mejores an - danzas.


Las fotos que ilustran esta entrada son cortesía de Aurora y Dayana. 

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