viernes, 11 de enero de 2019

Roberto Bardini / Un hombre de ley / PNSL



...¿qué esperanza tiene un pez dentro de un charco?
"Reposado" Rosales

Cuando era niño mi padre me llevaba a la peluquería de don Reyes. Mientras a él lo trasquilaban, yo miraba las revistas de Alarma! Además de sangre y cadáveres, entre sus páginas también aparecían anuncios del Instituto Maurer ofreciendo cursos por correspondencia de corte y confección, contaduría, inglés, ventas, entre otros, además de métodos para construir helicópteros, fortalecer los músculos o volverse un detective privado. Lo último me llamaba la atención pero nunca tuve el dinero para comprar dicho curso. Me conformé con el intento de aprender karate, siguiendo las instrucciones de un libro que prometía transformarme en Bruce Lee. 

Sí... fracasé. 

Pero lo de ser detective siguió en mi cabeza. Me aficioné a los juegos de lógica, deducción, acertijos y demás. Recuerdo haberle dicho a mi madre que deseaba tener una pistola y ser policía, pero de esos que resolvían misterios chingones (igual a "Honesto" Mac Thief, el policía de la novela que ahora les comparto). ¡Qué cosas! 

Mi tropical entrenamiento me ha tenido en jaque hasta el día de hoy. Cuando algo sucede (el robo de un lápiz, el extravío de llaves, el misterio del picte desaparecido en la entraña misma del "toper", o la reconstrucción de los hechos después de una parranda descomunal) pongo toda mi experiencia en juego y resuelvo el caso, por absurdo que llegue a parecer. No sé cuándo me retiraré de este oficio que muy pocos conocen, sigo alerta y con el mismo ánimo de aquel niño que fui, a la espera de nuevos casos. 




Dice la contraportada: Coralito es una pequeña isla del océano Pacífico, que en el siglo diecinueve fue una colonia carcelaria. Se halla a la misma latitud de la frontera Estados Unidos - México y equidista de San Diego y Tijuana. Tiene tres mil habitantes y su única actividad económica es el turismo. Y también, muy discretamente, las casas de juego y sexo. A falta de ganadería, agricultura e industria, tenemos sol, playa y mar, dicen sus pobladores. Y todo tipo de diversión, de noche y a puertas cerradas, agregan por lo bajo, con un guiño cómplice.

Su fuerza policial se compone de una mujer y cinco hombres, mal preparados y con personalidades dignas del psicoanálisis. Su jefe, el comisario Honesto Mac Thief, es un borrachín que está a punto de jubilarse y disfrutar algunos ahorros no muy limpiamente ganados. Pero de pronto la tranquilidad se altera y se desencadena una espiral de crímenes nunca vista en la isla.

Un relato de intriga, mentiras y corrupción en el que participan hombre de negocio locales, millonarios con un pasado turbio, traficantes de droga, agentes federales mexicanos, policías de Estados Unidos, y un turista extranjero que sólo buscaba un poco de tranquilidad.

Roberto Bardini
Roberto Bardini. Buenos Aires, 1948. Es periodista, reside en la Ciudad de México desde 1976, con estadías como corresponsal en Costa Rica, Belice, Honduras, Nicaragua, Brasil, Argentina y Estados Unidos, en la frontera Tijuana - San Diego. Como enviado especial, cubrió las luchas insurgentes en El Salvador, Guatemala y Colombia, la guerra Irán - Irak, el conflicto civil en el Líbano y el enfrentamiento de Marruecos con las guerrillas del ex Sáhara Español, experiencias que posteriormente adaptó en forma de libros.

Por parte paterna, Bardini es nieto, sobrino y primo de policías. Su abuelo Tomás, fallecido en 1937, era oficial principal -grado equivalente a capitán- de la Policía de Buenos Aires. Además, fue dramaturgo -con nueve obras teatrales representadas-, miembro de la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores) y director de la revista Apolo, quincenario cultural de las décadas del '20 y el '30.

Bardini ha publicado trece libros de historia, política y periodismo de investigación. En 2016 ganó el Premio LIPP la Brasserie con Un gato en el Caribe (Editorial Resistencia), su primera novela.



2 comentarios:

  1. Máster, como siempre la introducción de todo, es lo mejor. Fuerte abrazo.

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  2. Por cierto, ¿Se resolvió el misterio del "picte"? Ya me dirás.

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