lunes, 29 de enero de 2018

¡Basta de Cuentos! / 25 Y 26 de enero del 2018 / U.S.A.E.R, San Cristóbal de Las Casas





Dicen que segundas partes nunca son buenas, terceras menos, cuartas ni se diga, aunque de vez en vez las segundas, terceras y hasta cuartas, resultan ser mejores que las primeras. Sería un ingrato y un injusto si me ciñera a esas premisas. Quienes lo pudieron, pueden o podrán decir, son quienes nos convocan a compartir lo que nosotros consideramos necesario para la formación de lectoescritores en las aulas de clase.


 En particular el profesor Julián Ricardo Jiménez de la Cruz, quien es el A.T.P. (Asesor Técnico Pedagógico) de la zona 13, sector 710, de Educación Primaria Indígena, y al profesor Luis Fernando Maza Niño, coordinador del centro de maestros de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; teniendo como sede la escuela U.S.A.E.R. (Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular).


Advierto que no tenemos la fórmula mágica ni la pócima secreta para lograr que alumnos, maestros y padres de familia les importe y reconozcan en la lectura y en la escritura, una posibilidad para cambiar la realidad en la que se vive. Leer hace posible Ser, Estar y Actuar en el mundo; y escribir hace posible la lectura de la realidad de manera reflexiva y crítica.


Si tuviéramos esa fórmula o pócima, posiblemente la estaríamos envasando, etiquetando y distribuyendo para su venta en todas las tiendas habidas y por haber en Chiapas, México y demás países. Y mientras escribo esto, me dice un compañero, curioso, que igual y la gente ni lo compraba. ¿Será acaso que ya perdimos las ganas de explorar, de investigar, de buscar nuevos caminos y soluciones? También es, lastimosamente, posible.


Mis amigos Alex, Laura y Jesús "Matatena" Sánchez (no, no es su nombre de boxeador...aunque no suena tan mal) tenemos constancia de pocas cosas, pero no por escasas faltas de importancia. Sabemos que el juego es un elemento esencial en el aprendizaje y en la formación de los niños y jóvenes. Lo sabemos porque lo vivimos desde nuestras trincheras. No somos teóricos ni analistas de salón. Simplemente saltamos al vacío donde otros no.


 A diferencia de otros proyectos, ¡Basta de Cuentos! trata precisamente de ese alto en el camino, de esa pausa para ver hacia atrás, para deconstruir y regresar con certezas al ejercicio de la formación, que es inagotable. Pablo Boullosa advierte que la figura del maestro es igual o más importante que la de un médico, y que al igual que estos últimos, deberían de hacer un juramento"hipocrático" (que no hipócrita) cuando se gradúan.


Es más, adelanta una propuesta de ese posible juramento en su magnífico libro "El corazón es un resorte" (Boullosa, Pablo, El corazón es un resorte: metáforas y otras herramientas para mejorar la educación. Taurus, México 2016).

Juramento docente
 Juro por aquello que me parece más sagrado, y por todos los maestros vivos y muertos, tomándolos como testigos, cumplir las siguientes promesas:
 En el ejercicio de mi profesión consideraré, antes que nada, la educación de mis alumnos. No le antepondré ni los intereses de mis jefes, ni los de las autoridades educativas, ni los de mi sindicato, ni los de mi iglesia, ni ningún otro.
 Usaré todos mis conocimientos en beneficio de mis alumnos. Ampliaré mis conocimientos constantemente, sin conformarme jamás con lo que ya conozca, y sin asumir jamás haber llegado al pináculo de lo que puedo saber. El arte es largo: nunca dejaré de leer y prepararme.
 Tendré grandes expectativas respecto al desempeño de mis estudiantes. Los ayudaré a hacer más amplio su mundo y a expandir sus posibilidades. Los haré esforzarse, para que logren más de lo que ellos mismos suponían posible.
 Cuando entre a un salón de clases, lo haré siempre para bien de los estudiantes; jamás les haré daño, y procuraré no cometer injusticias con ellos. Les trataré con respeto y elogiaré sus esfuerzos.
 Me apartaré de toda corrupción y de todo abuso de poder. Seré digno de la confianza de los estudiantes y de sus padres. Me comportaré de forma ecuánime y procuraré mantener el control sobre mí mismo, para proceder como sea mejor para mis alumnos.
 Procuraré dar siempre un buen ejemplo a todos los niños y jóvenes, incluso si no son mis alumnos. Me abstendré de elogiar todo vicio y toda violencia.
 Reconozco que la principal variable en mi salón de clases, y la que más fácilmente puedo controlar, soy yo mismo. Debo ser capaz de planear mis clases y de reflexionar críticamente sobre mi desempeño como maestro, y debo estar siempre dispuesto a mejorar en beneficio de mis estudiantes.
 No transmitiré rencor, desesperanza, ni rabia inútil a mis alumnos. Si llegase el día en que esté convencido de que lo que hago no tiene sentido, o de que ya no puedo hacer bien mi trabajo, me apartaré de la enseñanza y dejaré que otros ocupen mi lugar.
 Si este juramento lo cumplo, viva yo feliz, recoja los frutos de mi arte y sea respetado por todos y recordado por muchos en el futuro. Pero si lo transgredo y cometo perjurio, que me suceda lo contrario.


Pero no vamos a desmenuzar ahora esta propuesta, mejor le proponemos lo analice y lo vuelva a analizar, mientras le contamos de lo vivido estos dos días en el U.S.A.E. R., en San Cristóbal de Las Casas, con los compañeros profesores que decidieron abrir plaza este año con nosotros.



"¡Basta de Cuentos!" y "En tus manos fui un títere" son dos de diez módulos que componen el proyecto Por mejores Lectores y Escritores. Para tal fin, nada mejor que lo dicho por quienes nos acompañaron en este nuevo salto al vacío, donde coincidimos en que tanto la escuela como la lectura y la escritura, deben de apostar por una transformación social.


¡Basta de Cuentos!... Basta también de discursos vacíos, de buenas intenciones y de dizque buenas ideas que no le importan a quienes las dicen. ¿Estamos hablando por hablar? No. Se habla de "los niños primero" y de "aprender a pensar" y se promueve la lectura sin la intención de crear verdaderos lectores, críticos y autónomos. Y no es que esté mal recomendar leer "veinte minutos al día", sino esa apariencia de ser algo tan "sencillo" de hacer, que no atrae ni seduce a los potenciales lectores.


Tampoco está mal el esfuerzo por contar con proyectores, tabletas y computadoras con señal de Internet en las escuelas, al contrario, eso es ya un derecho. Mejor deberíamos de analizar y de distinguir que no es lo mismo modernización de la educación, que calidad de la educación. Hay escuelas con señal de Internet pero con las bibliotecas bajo llave. ¿Y qué herramienta se usaba entonces, cuando no se contaba con una biblioteca o Internet? ¡La lengua!


 La primera herramienta que conocemos entonces es la lengua materna. A través de ella nos formamos y transformamos. Hablar y escuchar (y viceversa), historias propias y ajenas nos nutren, nos hacen imaginar y pasear en libertad. Y así, vamos de a poco adquiriendo lo que será nuestra "cultura". Estamos hechos de historias, y no es broma. Entonces imaginamos y comprendemos, imaginamos y creamos, imaginamos y entendemos; imaginamos y jugamos... y crecemos.


Estos días pasados, jugamos y contamos historias, y nos divertimos e imaginamos, y construímos herramientas sencillas pero valiosas. Y sí a eso le suman maestros motivados, vamos de gane. La fórmula es sencilla: Divertirse aprendiendo (aprender divirtiéndose).


Mal haría la escuela si no educara en la racionalidad, pero debe también darle oportunidad a la narrativa. Gran parte de nuestro tiempo de vida la pasamos sumergidos en historias, propias y ajenas. Cada vez que conversamos nos contamos historias, intercambiamos experiencias a través de historias, desarrollando nuestra creatividad por encima de métodos o reglamentos preestablecidos.


Imagine que tiene la receta para hornear un pan. Están los pasos, los ingredientes, las temperaturas, pero sucede que el horno en el cual cocerá la masa, es más pequeño de lo que dice la receta, y que olvidó algunos ingredientes y algunas piezas para hornear como dice la receta. ¿Recurre a la razón o a la imaginación? Quizá lo razonable sería dejar el horneado para otro día.... o...  improvisar, ser creativo, y descubrir otra manera de acuerdo a la circunstancia, modificando el método. Haga sus analogías.


He abusado del espacio (y de la impunidad de la cual gozo en este blog). Lo cierto es que ya estamos de vuelta Títeres La Matatena y YoMeromaromero... Por mejores lectores.


 Las fotografías son cortesía de Luis Fernando, a quien le agradecemos el registro y el apoyo para ilustrar esta entrada del blog.



2 comentarios:

  1. Mi muy querido Hugo, pareciera que has estado durante muchos días observando un espaciom educativo llamado aula e inserto en otro más grande... la escuela; describes muy bien la necesidad que hay del quehacer humano docente, por algo eres escritor, su sensitiva observación es lo que alimenta tu imaginación, lo que hace falta para cocinar una buena práctica en el quehacer docente, aunque no haya un horno funcional. Va mi abrazo fraterno.

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    1. Veo a los maestros, sus pasiones, sus desencantos, sus maneras y hasta sus ambiciones. Pareciera que la terca realidad no nos termina de ubicar en lo verdaderamente importante. De alguna manera tratamos de contribuir en esto de la formación, aún hay tiempo para tener lo que merecemos.

      Abrazos!

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