martes, 14 de noviembre de 2017

DÍA NACIONAL DEL LIBRO / AUDITORIO DEL CCCJS / 13 DE NOVIEMBRE



Como ustedes saben, cada año se celebra el 12 de noviembre, en todo el país, el Día Nacional del Libro. Este festejo, instituido mediante decreto presidencial para conmemorar el natalicio de Sor Jana Inés de la Cruz, tiene como propósito el dar mayor divulgación al libro, promover el hábito de la buena lectura y mejorar el nivel de educación.


Gracias a la "matraquita del tiempo" el día de ayer fue 12 de noviembre. Sí, Día Nacional del Libro. Nuestros amigos de la Oficina de Fomento a la Lectura y la Escritura nos permitieron ser felices por enésima ocasión, frente a casi cien novísimos lectores (y otros no tanto) en el Auditorio General del CCCJS.


No faltan nunca los pretextos (textos) y menos si de leer cuentos de trata. Alumnos del CONALEP y de la escuela primaría Fray Matías de Córdova nos acompañaron para platicar de lecturas que se realizan con los cinco sentidos, además de animarse a leer con nosotros.


Mi querido maestro y amigo Ray Zopilote, y YoMeroMaromero, conversamos sobre el derecho a la lectura para ser, en lo porvenir, tal vez no artistas, pero sí serés críticos, inconformes, pensantes... lectores letrados.

Es bien sabido que hay un libro para cada lector, pero para averiguarlo tenemos que abrevar entre las muchas posibilidades que existen, hasta encontrarnos con lo deseado o con lo que nos haga sentir mejor. Las posibilidades son demasiadas y también sabemos ahora, que en México hay más lectores de lo que las "estadísticas" revelan.



Platicamos de que se lee con los ojos, sí, pero no solo letras, también paisajes. Que se leen aromas, sabores, sonidos y hasta superficies a través del tacto. Todo nos está diciendo algo siempre, y el saber que nos dice está cimentado en lo que se conoce de antemano, en las experiencias... en las lecturas.


Hablé de un ejemplo de paisaje como el de una conocida calle de Tuxtla, la cual lleva sin repararse décadas. Si miro esa calle ¿qué me dice? Muchas cosas. Me habla de desinterés, de falsedad, de demagogia, de discursos vacíos. Me habla de insensibilidad. Es una calle tan destruída que los baches tienen sus propios baches.



A diario somos testigos de cómo la ciudad se arruina. No hay espacios dignos de una ciudadanía pensante. Una ciudadanía que está dormida o que finge que todo va bien, que ya llegará el día que la situación mejore. Que ya llegará alguien de buen corazón, de conciencia a prueba de sobornos y de corrupción.


¿Leer servirá de algo para mejorar dicha situación? Sí. Conocer las crónicas de cuando las cosas se hacían de manera correcta ayudaría... No siempre se ha vivido en esta decadencia, antes hubo esplendor. En las escuelas se jugaba, se aprendía a través de metáforas, y se formaban ciudadanos concientes del entorno donde se vivía. Aún hay tiempo... por mejores días.

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