miércoles, 12 de octubre de 2016

LEER NOS HACE CRECER / TAPACHULA, 26 AL 28 DE SEPTIEMBRE


Larga fue la espera hasta la fecha indicada para el inicio del proyecto Leer nos hace crecer, en la ciudad de Tapachula de Córdova y Ordóñez. ¡LO LEO Y NO LO CREO! viajaba hasta allá, con el Zopi y yo, de avanzada. Fueron tres días de taller generoso en disposición. Revisamos qué es una sala de lectura, para qué sirve, qué no es, quienes viven y conviven ahí, que son las charlas literarias y sobre todo, qué papel juega la imaginación a la hora del acompañamiento lector.

Abrí la serie de talleres, los cuales estaban vinculados entre sí, o que permitió una continuidad práctico-temática, que se realizaron con éxito aceptable entre los asistentes. En lo particular compartí varias estrategias ideasdas principalmente por la doctora Haide Zúñiga, especialista y certificada por IBBY, quien me confió las dinámicas que compartí esos días.

Hicimos desde una hoja, una serie de personajes, luego historias, las cuales se desarrollaron con materiales reciclados desde su concepción. teatros de papel, los cuales resaltaron la importancia de ponderar el juego sobre el juguete, y sobre todo, darle la importancia justa a las actividades, para su eficacia como estrategia de promoción de la lectura y la escritura.

Conocimos varios experimentos caseros, que bien podrían servir para interesar a los niños y jóvenes en el maravilloso mundo de la ciencia, la cual no está peleada con la literatura, al contrario, una va de la mano con la otra. Hicimos magia (con ciencia básica) y nos entretuvimos con un libro "mágico", el cual con simples palabras mágicas como ABRACADABRA, aparecían y desaparecían personas de sus páginas, a veces en blanco y negro, a veces a color, y a veces nada, páginas y páginas en blanco.

Fueron tres días de talleres, los cuales culminaron con una charla mágico literaria de Ray Zopilote y yo mero maromero, en el Parque Bicentenario. Se leyeron cuentos y se habló de las bondades de la lectura y de la escritura. Nos divertimos de lo lindo, y partimos de ahí llenos no solo de calor atmosférico, sino también del calor humano del soconusco.


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