domingo, 17 de febrero de 2019

Gilberto Owen / Me he querido mentir que no te amo / PNSL



Les cuento que regreso a esta lectura por dos razones: porque la vi en la lista de remates del Fondo de Cultura Económica, y porque me sirvió (y aún me sirve) de bastón cuando me encontré en la necesidad de poner una distancia draconiana de mí mismo, el otro (bendita otredad la mía). Hallé a Gilberto Owen extraviado entre Efraín Huerta y Jorge Luis Borges. Sin más, abrí el poemario en la página 33, donde apareció el título "Sombra". Desde el principio sentí que Gilberto me hablaba a mí.

Mi estrella -óyela correr- se apagó hace años. Nadie sabría ya de dónde llega su luz, entre los dedos de la distancia. Te he hablado ya, Natanael, de los cuerpos sin sombra. Mira, ahora, mi sombra sin cuerpo. Y el eco de una voz que no suena. Y el agua de ese río que, arriba, ya está seco, como al cerrarle de pronto la llave al surtidor, el chorro mutilado sube un instante todavía. Como este libro en tus manos, Natanael.

Lejos estoy de ser un apóstol, pero me sentí Natanael, y me dejé llevar por esa voz el resto de aquellos días aciagos. Desde entonces cargo en mi mochila el pequeño libro, y a ratos vuelvo a él, y salto al vacío para escucharlo, y escucharme, en bullentes palabrarismos sin regreso: Me sabe amar, me sabe a mar... Amara a mar.


Dice la contraportada: "Me he querido mentir que no te amo", afirma Gilberto Owen. Nacido en El Rosario, Sinaloa, es uno de los poetas más destacados y singulares del panorama lírico mexicano. La presente selección recopila sus más célebres poemas que, junto con algunas cartas, nos permiten asomarnos a la obra de un poeta difíci de asir, elusivo, cuya cifra se encuentra en cada uno de sus textos.

Gilberto Owen

Gilberto Owen Estrada (El Rosario, Sinaloa, 13 de mayo de 1904- Filadelfia, 9 de marzo de 1952) fue un poeta mexicano de padre irlandés y madre mexicana. Ocupó cargos diplomáticos diversos. Estudió en el Instituto Científico y Literario y fue subdirector de la Biblioteca Pública de Toluca (1920-1923).

Empezó a escribir y publicar en las revistas Esfuerzo y Manchas de tinta, de las cuales fue secretario, además de fundar y dirigir Raza nueva (1922) revista quincenal. En 1923 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria donde conoció a Xavier Villaurrutia y a Jorge Cuesta, su mejor amigo y quien lo introduciría a la lectura de los contemporáneos franceses.

En 1925, Owen escribió La llama fría que, publicada por la revista El Universal Ilustrado, fue la primera de las novelas líricas con las que el grupo experimentó la prosa poética, en un franco desafío a la estética realista que comenzaba a imponer la novela de la Revolución mexicana.

Con Salvador Novo, Celestino Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Jorge Cuesta y los pintores Manuel Rodríguez Lozano y Carlos Lazo se dieron a la tarea de revisar los caminos de la poesía mexicana buscando la purificación de este arte. 

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