martes, 22 de mayo de 2018

Balam Rodrigo y el salto al vacío / Plaza Galerías / 19 de mayo de 2018




 "Hermanito, te habla 'el Balam', para ver si me querés acompañar a una especie de conversatorio.... sí, será el sábado, en Plaza Galerías... sí, por la tarde... Gracias hermanito, allá nos vemos... te llamo una hora antes para bebernos un café, de ahí nos vamos al conversatorio... Sale hermanito... cuidate pué... abrazos".


Terminó la llamada. A todo dije "Sí". De a poco fue haciendo su trabajo la metáfora al "caerme el veinte". ¿En Chedraui? ¿Sábado? ¡Ah, chingá! Después recuperé del aplomo. "Voy a estar con el Balam". Dos soles y dos lunas crecientes transcurrieron hasta cumplirse el designio espacio -tiempo.


Nos presentó a su anfitrión, un amigo de la infancia dueño de una de las nieves más sabrosas que he probado. No lo probé esa tarde, lo hice antes, por culpa del Zopilote y la sucursal que se encuentra próxima al cerro del rebote. Y eso estuvo mejor, porque mi opinión es en verdad honesta.


Nos hallamos con el Balam, quien días antes había recibido el Premio Bellas Artes de ¨Poesía Aguascalientes 2018. Y sí, sigue siendo el Balam, a quien conocí cuando comenzaba el siglo XXI, y abría plaza ganando el Premio Estatal de Poesía Raúl Garduño (2004), al que le siguió el Premio Regional de Poesía Ydalio Huerta Escalante y el Premio Estatal de Crónica César Pineda del Valle (2005)... y otro pijazo más de premios y reconocimientos estatales, nacionales e internacionales.


Pero el Balam no solo escribe, también vive, porque si no se dedicara a vivir no habría manera. Coincidimos en que se lee no solo literatura, sino que también se escucha, se bebe, se mastica, se huele, se palpa... por eso el Balam ha ejercido muchos oficios, entre otros el de vendedor callejero, profesor universitario, técnico en aclaración de hojas de angiospermas (sí, un capítulo digno de Discovery Channel) para reconocimiento taxonómico...


...pintor de casas, jugador de fútbol, predicador interino de una iglesia cristiana evangélica, telefonista en programas de televisión, colector de fósiles, plantas, reptiles e insectos para colecciones universitarias e instituciones científicas, guía educativo en un museo de paleontología, cocinero, revisor técnico y corrector de estilo de libros científicos...


...coordinador de talleres de poesía y literatura, mesero, entrenador de fútbol infantil y femenil, reseñista de libros infantiles y juveniles, asesor científico en un documental sobre naturaleza, jurado de certámenes literarios, catedrático y conferencista especializado en tanatología, bioética y tradiciones de la muerte en México, entre otras linduras... y sí, ahí estaba el Balam, con su mirada chispeante, con ganas de saltar al vacío en el centro de la Plaza más viejita del Tuxtla moderno, que él y yo vimos construirse.


"¿Y para qué sirve la poesía, pué?" le cuestioné, sin saber a ciencia cierta si era la mejor manera de comenzar a caer en ese salto al estilo de Los Versos Satánicos, en una caída que parecía interminable. "Para nada", dijo. Entonces quedamos exorcizados. De pronto el centro del universo comenzó a cambiar, las personas parecían caminar atraídos por el sueño de Newton...gravedad pura.


El paisaje se fue llenando de metáforas poderosas. La gente caminaba lento mientras el aparato de sonido hacía lo propio, presionando sus tímpanos con colores marinos, bejucos, ruidos de tren, merolicos y risas infantiles. Era un micro cosmos iluminado. Un sistema poético planetario personalísimo.


A ratos detenían su andar errante para enterarse de la Bitácora del árbol nómada, del Iceberg Negro, del Braile para sordos. Para enterarse de que la poesía estaba tomando por asalto la Plaza, sin resistencia alguna. El paisaje de marcas y eslogans girando cual carrusel y en medio el Balam, y sus textos amartillados, Sobras reunidas a propósito de los bastardos de la uva.


Me considero un privilegiado por muchas razones, y esa tarde noche no fue la excepción. El Balam destapando pomos con esencias que solo pueden existir en el mundo de la poesía, cuando el mundo se nombra de otras maneras, menos flacas... con metáforas bellas y duras.


 Cuando el sistema planetario personalísimo estaba a punto de colapsar, entonces el Balam sacó una Marabunta y comenzó a conjurar el paisaje, a recuperar el movimiento, la cadencia del fuego convocado. Con Centroamericano de los muertos y el estreno del mundo mundial de Colibrijes, se fue diluyendo la tarde. Los asistentes detenidos por el poder de la gravedad, y quienes errantes nos acompañaron, se fueron distintos, otros.


Fue un viaje chamánico, del que salí lleno de contentura. El Balam es un mago.


Nos despedimos con un abrazo y un "gracias hermanito"... "ahí nos hallamo pué"... "Cuidate"... y nos extraviamos entre la gente, los mismos que, aunque fuera solo por esa noche, prefirieron poesía en lugar de las ofertas de ocasión.



Les dejo el resto de las fotos y cuatro vídeos, espero que los disfruten igual o más que nosotros, los que estuvimos ahí... Por mejores lectores y escritores...

















No hay comentarios:

Publicar un comentario