jueves, 9 de mayo de 2019

Ala Triste / Escuela Primaria "Aquiles Serdán" / Casa de las Artes y la Cultura Corazón Borraz


¡Es lindo que aún existan elementos más importantes para el arte y la cultura! Por ejemplo... ¡los niñas y las niños! Sucede que el miércoles 8 de mayo, en punto de las nueve de la mañana nos visitaron cuarenta estudiantes de la Escuela Primaria "Aquiles Serdán", para conocer la casa de las Artes y la Cultura "Corazón Borraz".


Buscando y rebuscando en la nube (benditas metáforas) me hallé de frente con Aquiles Serdán... Alatriste. ¡Qué nombre! ¡Aquiles! El héroe de la guerra de Troya y uno de los protagonistas favoritos del ciego Homero, que lo cantó muchas veces en La Iliada. Pero vamos por partes. Disculpen si soy disperso a la hora de contarles, pero es mi blog pué.


Aquiles Serdán Alatriste fue un antirreleccionista poblano, amigo de Francisco I. Madero. Y al igual que el heroe griego, también tenia una debilidad: no el talón sino la fragilidad de sus pulmones, que lo obligaron a salir de su escondite bajo el piso del comedor de su casa. Un tremendo ataque de tos terminó por delatarlo con los polícías del gobierno, que lo buscaban, asesinándolo ahí mismo.


Algo curioso que resulta en conexión con esta suerte de nombres e historias, es el segundo apellido del padre de Aquiles (el poblano, que no el griego), don Manuel Serdán Guanes... ¡Guanes! El mismo apellido de una querida y entrañable compañera de trabajo, testigo de mil batallas artisticas y culturales: ¡Patricia Guanez Valencia! (sí, su apellido termina en Z y no en S, pero eso es una minucia de la lengua).


¡Estamos hechos de historias! Y eso fue precisamente lo que me motivó a comenzar mi acompañamiento lector con El Quijote de La Mancha y la aventura de los molinos de viento, para terminar después con la aventura del compañero de batalla de Aquiles en La Iliada (el griego, que no el poblano): Odiseo o Ulíses, rey de Ítaca, y su encuentro con Polifemo, en la isla de los cíclopes. 


Pero no sólo sucedió eso, también despertamos de nuevo al niño Octavio Paz, quien fue un gran lector de las tragedias y de la épica griegas, mismas que aparecen mencionadas en el excelente libro "El arco y la lira". Fue mi compañero Ramón Jamón quien dio la visita guiada sobre el niño Octavio, animoso como siempre.


También hubo talleres sobre nuevas tecnologías, papiroflexia, escritura y artes plásticas, todos en torno a los libros y a las historias que nos habitan. Esta combinación se conserva desde la primera vez que se tuvo la idea de comenzar de manera escalable las actividades en la Casa de las Artes y la Cultura, y que aún seguimos dándole la importancia que consideramos tiene, porque funciona.


Después se proyectaron varios cortometrajes, porque no sólo se leen libros sino que también se lee el cine, la música, la fotografía, la escultura, la pintura, los paisajes visuales y sonoros, lo que se come, lo que se huele, lo que se toca... ¡Se lee todo!


Cerró la jornada mi querido amigo y maestro Gerasio Contreras y Mati Villalobos, por una cortesía de la maravillosa "Cajita Mágica" (que es mágica de verdad, no miento). Fue un cierre de lujo, como todos los que han puesto el broche final a las visitas anteriores. Las historias se dieron una tras otra acompañados de don Guayito. Los niñas y las niños se divirtieron y se fueron llenos de cuentos y de realidades distintas a las cotidianas.


Podríamos asegurar que todos los niños que nos han visitado desde aquel lejano viernes 22 de febrero, hasta el día de ayer, han salido de la Casa de las Artes y la Cultura "Corazón Borraz" distintos, imaginantes, libres. Ojalá menos esclavos (aunque sea sólo un poco), más curiosos, más divertidos y con otras posibilidades al alcance de las manos.


Pero no todo es miel sobre hojuelas (ay, las metáforas). Hace días descubrí a un artista de la pintura (chiapaneco él, del barrio de La Pimienta) agazapado bajo la sombra de una costosa tienda departamental, a un costado de la avenida central. Lo hallé sentado, con su cubeta al lado conteniendo pinceles secos y pinturas tristes... Alatriste... Ala Triste... Triste él... Triste yo. 


Dicen que "ya no muy pinta". A ratos extravía la mirada sobre los aparadores de la librería Porrúa. A ese artista lo vi muchas veces (años atrás) en el Centro Cultural de Chiapas Jaime Sabines. Algunas ocasiones llegaba a pintar y las otras a vender sus cuadros con paisajes de un Tuxtla que ya no existe. Dicen que tiene sesenta años, dicen que está enfermo, dicen que su última exposición fue en el 2017, con más de treinta cuadros.


¿Por qué, por qué la vida?... ¿Para qué, para qué la vida? Ojalá y la próxima obra en exponerse donde la Casa de las Artes y la Cultura sea la de este artista chiapaneco, para que lo puedan leer muchos. Es sólo una idea, ojalá y llegara a ser una buena idea... Por mejores lectores y escritores.


Las fotos son cortesía de mi amigo Ramón Preocupón.





2 comentarios:

  1. Como Ya estamos acostumbrados a leerte ¡Qué importan las metáforas o tu dispersión! A nosotros, tus lectores, nos gustan tus motivos, por los que escribes. Excelente Hugo, por mejores bloggers.

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  2. Querido doctor Trismegisto, soy su fans. GRacias por sus palabras.

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