jueves, 28 de febrero de 2019

Los niños primero... Siempre / Casa de las Artes y de la Cultura / 28 de febrero


Hoy se cumplió el segundo día de actividades en la Casa de las Artes y de la Cultura. Se sigue trabajando en la avanzada que permita esa vuelta de tuerca buscada con el inmueble que otrora fuera la casa de los gobernadores de Chiapas. Los planos muestran un cambio desde la construcción, no desde la destrucción, aunque como siempre, los detalles finos son los que cuesta más conciliar.


Se continuó con la atención de la escuela Fray Víctoy María Flores, niños y niñas de tercero y cuarto grado de primaria. De nuevo se les dio la bienvenida, actividad coordinada por la compañera Liz Montoya, después se realizó la visita guiada a la exposición de carteles del cine mexicano, a cargo de Ramón Preocupón, y posteriormente se hicieron tres grupos, que fueron a dos talleres de creatividad, con Ramón Jamón y Teresita, y una tanda de cuentos desde dos kamishibai, contados por YoMeroMaromero, cerrando la jornada Jesús Matatena, con cuentos de miedo medio, jejeje.



Queriendo ser consecuentes con el documento generado por el entonces gobierno en transición, denominado El Poder de la Cultura, nos hemos trazado algunas líneas para acercar a los niñas y las niños a las artes, estimulando la imaginación y detonando la creatividad artística. Consideramos que hoy tampoco fue la excepción.


En lo particular descubrí entre los asistentes a la tanda de cuentos, a un pequeño mago. Sucede que yo estaba en pleno acto mágico con un libro que hace aparecer y desaparecer a personajes, y el "maguito" ni se inmutaba. Las manos en los bolsillos, me seguía con la miraba, esperando a que terminara para tomar la palabra por asalto. Y así sucedió.


Los demás compañeros no le creyeron, y hasta se burlaron un poco. Entonces el "maguito" intentó hacer levitar mi pequeño libro mágico una, dos, tres veces. Cuando el público estaba a punto de expresar su inconformidad, el libro se sostuvo de manera mágica en la palma de su mano derecha, mientras apretaba con fuerza (también mágica) su muñeca.


Acepto que pensé: "¡Agarrá tu mudo!" El "maguito", dueño del momento, caminó de vuelta a su lugar pero ahora transformado, luminoso, con la admiración de algunos y la mirada alelada de un par de compañeritas. En algún momento del acto observé el secreto que hizo posible la magia. El me vio de reojo, lo vi; nos miramos y le dije con el pensamiento: Somos colegas. Tu secreto está a salvo conmigo... y así seguirá, así que ni me pregunten.


¿Faltan más actividades? Sí, faltan talleres de ciencia, de artes escénicas, de artes visuales y multimedia. Nosotros somos pacientes, si ya se ha esperado tanto, unas semanas más no harán daño a nadie. Las actividades han sido planeadas de manera escalable, modular, donde de a poco se van integrando otras propuestas para públicos específicos. 


A todos los niñas y las niños (y público en general) nos gusta que nos cuenten historias. Estamos hechos de historias propias, ajenas, reales o ficticias. Y si esas historias llegan de la mano del juego, el efecto es más contundente. Lo mejor está por venir, porque para fortalecer estas acciones debemos de transformar las instituciones. Ojalá estemos a la altura de las sonrisas de nuestros visitantes, que podrán apreciar en esta serie fotográfica.


Las fotos son cortesía de mis compañeros Aarón y Ramón... Por mejores lectores y escritores...













miércoles, 27 de febrero de 2019

¡Basta de cuentos! (...y volver, volver...) Telesecundaria 088 / Berriozábal, Chiapas / 27 de febrero del 2019


Fue el día viernes ocho de febrero cuando una de las estudiantes me preguntó: ¿Volverán? Y yo no tuve más respuesta que esta: Si tú me dices: "vuelve"... volveré... ¡Y volvimos! Volvimos como a veces vuelven los adioses, para quedarnos y hacer eternas nuestras miradas. Sí, volvimos mi amigo Ramón Preocupón y YoMeroMaromero a la Telesecundaria 088, en Berriozábal, Chiapas. Fuimos invitados por el profesor Javier Priego, con la extraordinaria coordinación de los profesores Ricardo Zebadúa y Lizbeth López León.


Esta vez nos hallaríamos con profesores y personal administrativo de la escuela, lo que nos dio más gusto todavía. Ya sabemos de las caras largas, de las dudas que no se dicen pero se piensan, de las resistencias y los avionazos más grandes que el Antonov, de la armada Rusa; también de los otros (benditas otredades) que tienen todos los síntomas anteriores, pero que aun así están dispuestos a saltar al vacío junto con nosotros.


Descubrimos que a pesar de haber estado juntos alguna vez, ninguno se acordaba de eso, ni se acordarían. Un ejercicio que en el entorno estudiantil funciona apenas se halla la punta del hilo. En esta ocasión no funcionó del todo quizá por ese temor, ese prejuicio que arrastra la equivocación entre colegas. ¿Por qué no permitirse jugar, equivocarse? ¿Qué a la escuela no se llega a aprender jugando, y a corregir equivocaciones de igual manera?


Nosotros aún creemos que sí, y por eso nos pusimos a construir palabrarismos. La mejor manera fue calculando cuánta importancia le damos a los retos de escritura experimental. De a poco entraron en confianza, arriesgándose al equívoco, lo que para mí fue una buena señal. ¿Cuál fue el reto? Construir una oración con sentido, sin repetir ninguna vocal ni consonante, utilizando un mínimo de trece letras en total. Varias fueron las ideas, aunque al final uno sólo el ganador, quien se llevó un libro cortesía de la Oficina de Fomento a la Lectura y la Escritura, de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas.


Hablamos de los maestros de ayer y de hoy, de cómo nacen los cuentos y de los soñarios que construímos a la brava, en medio del desmadre organizado que ya se comenzaba a gestar (y del que soy ampliamente partidario). Prefiero un desmadre con provecho, que un orden hueco, sin provecho. Y así fue, se pusieron a contar cuentos que nacieron de la nada, bueno, ni tan de la nada, sino de una nube creada por sus propias manos. Se contaron como se contaron, aunque después más de uno hizo notar que pudo ser mucho mejor de lo que lo hicieron, y eso es bueno; se llama autocrítica.


Dicen los que saben que para muestra un botón, ¿de qué? De lo que puede llegar a importarle algo a alguien: de ya gracias al Dr. Iván Mijangos. A continuación uno de los cinco cuentos del ejercicio.


Después de reflexionar sobre dicha estrategia, y de cómo se podría utilizar entre el alumnado, nos fuimos a un receso que duró lo que dura el invierno en alguna galaxia extraviada en los confines del universo. Y fue eso lo que nos trajo de vuelta: Las metáforas. Las platicamos, las dijimos, las ejemplificamos, pero ya no ahondamos en ellas ni las escribimos, porque saltamos hasta el delicioso Mondongo.


Ya saben del éxito que el Mondongo acarrea cada vez que es servido a los participantes. No importa en cuál región del estado de Chiapas suceda; su sabor no tiene rival. Hoy por la mañana no fue la excepción, aprovechando también para hablar sobre los pretextos y sobre los argumentos. Hubo de todo, como en botica, pero destaca la combatividad de los compañeros, las reflexiones y los argumentos vertidos para explicar por qué había sucedido X o Z falla a la hora de ejecutar la dinámica designada.


 La fila ganadora se llevaría un libro cada uno, aunque al final se llevaron libros casi todos, como debe de ser.... deber ser... esa cosa que pesa y flota encima de los profesores. Hoy les dijimos que si no son lectores de libros, bien lo son de otras lecturas, las que se huelen, las que se comen, las que se tocan y las que se escuchan... ¡Tantas cosas! Igual y mañana podríamos hablar en el salón de clases sobre una palabra, y desatar una charla que permitiría intercambiar ideas, desechar información inexacta, confirmar otras y agregar nuevos datos y referencias a nuestro capital cultural, ese que nos construye como personas.


Nos despedimos contentos mi querido maestro Ramón y YoMeroMaromero después de intercambiar opiniones de cierre, regalar el resto de los libros y revistas para consulta de maestros y alumnos. Cada uno se fue con el grado de importancia que le correspondía, y casi todos contentos, divertidos algunos más que otros. Como dice nuestro querido amigo y compañero de viajes de talleres lectoescritores, Gerasio Contreras: Al final te cuento un cuento, y mi corazón contento.


Muchas gracias a todos y todas por regalarnos más de tres horas de acompañamiento lectoescritor. Les dije que iba a hablar de ustedes, y amenazo lo que cumplo... por mejores lectores y escritores...

Las fotos son cortesía de Ramón, Lizbeth y Ricardo... y las de feisbuc de la compañera Flori, amiga de mis amigos (y también desde ahora y con toda la impunidad de la que gozo), amiga mía también.

















domingo, 24 de febrero de 2019

Efraín Huerta / Los hombres del alba / PNSL


Tengo dos recuerdos en la memoria. 1. Aquellos días de universidad yendo a la biblioteca central de la UNACH, bajar hasta la sección donde estaban algunos ejemplares de literatura mexicana, entre los que se encontraba Efraín Huerta, y leer: En un lugar de tu vientre / de cuyo nombre no quiero acordarme, / deposité la seca perla de la demencia. Líneas que se me quedaron grabadas en la memoria, igual a esta otra, ambas de "Amor, patria mía" (Amó tanto el pobre, / que ni perdón de Dios alcanzó). Lo demás fue encontrarnos a cada rato, citarnos en cada parranda junto a otros poetas, queridos todos, y decirnos: Ahora / Me / Cumplen / O / Me / Dejan / Como / Estatua. 2. En el marco de la Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería, conocí la biblioteca Vicente Lombardo Toledano, eso despues de una amena charla con su hija: Marcela Lombardo Otero,  mujer de una inteligencia desbordante y que falleciera el año pasado, el 5 de marzo, para ser exactos. Vuelvo siempre a Efraín, a su voz, a los recuerdos que son ese país donde las cosas suceden de distinta manera.

Original firmado por el poeta a don VLT
Dice la contraportada: Publicado en 1944, Los hombres del alba ocupa un lugar central en la historia de la poesía hispanoamericana. Su belleza feroz podría resumirse en la imagen del poeta viendo de cara al abismo para poder ascender. Con poemas como "La muchacha ebria", "Los hombres del alba" y las declaraciones de amor y odio a la ciudad de México, este libro consagró a Efraín Huerta como uno de nuestros mejores y más descarnados poetas. A setenta años de su publicación, y en el centenario del nacimiento de su autor, presentamos la edición facsimilar de esta obra imprescindible en la que la luz brilla más intensamente porque ha nacido de la oscuridad.

Efraín Huerta
Efraín Huerta (18 de junio de 1914 Silao, Guanajuato – 3 de febrero de 1982 Ciudad de México, México)​ fue un poeta y periodista mexicano. Nacido en el estado de Guanajuato, terminó la primaria y estudió la secundaria en la ciudad de Querétaro; posteriormente la familia se mudó a la capital de México para que sus hermanos mayores ingresaran a la universidad. Debía algunas materias, motivo por el que no pudo ingresar a la Academia de San Carlos, tras revalidarlas, entró más tarde a la Escuela Nacional Preparatoria, donde conoció a diversos escritores como Rafael Solana, Carmen Toscano y Octavio Paz. Se dedicó a escribir poesía desde una edad temprana, aunque inicialmente pretendía recibirse como abogado; no obstante, cuando se publicó su primer libro de poesía, se dedicó a la escritura completamente. Como poeta, Huerta, publicó con frecuencia desde 1930 hasta 1982;como periodista colaboró con alrededor de cuarenta periódicos y revistas, algunos bajo su nombre y otros bajo sus seudónimos. Fue políticamente activo, y partidario de la República Española durante la Segunda Guerra Mundial. Fue fundador de la revista Taller. Toda su vida publicó aforismos y pequeñas líneas humorísticas y, en los años sesenta, creó una nueva forma poética a la que bautizó como "poemínimo”.