"Por la conciencia y la necesidad de servir" y porque mi madrina Aurora Oliva me hizo la invitación, la mañana de ayer me encontré con catorce alumnos de la licenciatura en danza del Centro de Estudios para el Arte y la Cultura de la UNACH. ¿Y para qué, si yo no bailo ni en defensa propia?, ademas ya lo dijo y muy bien Norman Mailer: los tipos duros no bailamos. Les cuento.
La razón (o sinrazón) de mi presencia obedece a varios motivos, pero me concentraré en los que me atañen: el fomento de la lectura y de la escritura. Abrí plaza contándoles, de manera breve, sobre la estrategia nacional de lectura, sobre los tres ejes: formativo, en el cual se habla de la necesidad de inculcar el hábito de la lectura desde la infancia y la adolescencia (formar hábitos lectores)...
... el persuasivo, resignificar la lectura como ese derecho a la palabra hablada y escrita que tenemos todos (leer no sólo de manera escolarizada, sino también voluntaria); y el sociocultural, que se enfoca en la existencia de títulos atractivos para el público, que se encuentren a su alcance y que cuenten con precios accesibles. En suma, reflexionamos el segundo y accionamos el primero... el tercero lo dejamos en "visto".
Compartimos abrapalabras, nubes y mondongo, con el aglutinante del juego en cada uno de ellos. Los muchachas y las muchachos, reacios unos y adormilados otros, terminaron divirtiéndose y, me atrevo a decir, aprendiendo. Espero haber cazado al menos un nuevo lector, si no con las dinámicas, sí con el libritillo editado por mi querido padrino y amigo, el buenazo de Juventino y su editorial Tifón.
Fue un día bastante movido. Por la mañana la charla en el Centro de Estudios para el Arte (que titulé "el corazón es un resorte"), horas después en la rueda de prensa del taller de poesía coordinado por El Gigante, rematando en el programa de radio que me divierte de lo lindo desde hace algunos meses: "La lengua de Don Beli", que se transmite todos los martes de 8 a 9 de la noche por radiounicach, en el 102.5 FM, y en feisbuc y radio por Internet.
Un momento que me agrada en particular es cuando charlamos y de a poco comienzan a surgir las historias de las que estamos hechos, propias o ajenas, reales o inventadas. Somos animales del lenguaje. También cuando de la nada brotan historias donde pájaros, gatos, paisajes, peces, cabezas, vestidos, entre otras curiosidades, forman parte de historias irrepetibles y efímeras (Había una vez... colorín colorado).
¿Para que sirve leer? ¡Para contestarle al poder! (el que sea). Para construir argumentos en lugar de pretextos y, porqué no, para ser mejores personas. También les conté que a veces soy un poco Ulises, un poco el Minotauro, un poco José Arcadio, un poco El Cuervo, dios y diablo, el iglú que proyecta su larga sombra en la blanca oscuridad sobre la nieve.
Soy el pañuelo que se agita sobre el muelle, mientras el barco se aleja de la costa. Soy el molino enloquecido, el cíclope enamorado de la ingrata de Galatea, la letra "V" polifónica en la cabeza de Beethoven, clave morse dictada por los latidos de un corazón que asemeja un resorte cósmico. Soy el taco de chicharrón, el humo, la escafandra que flota invertida sobre el mar del universo.
Pronto estaré acompañando a mi colega Julissa Palma, hablando sobre la lectura en voz alta, sobre refranes, metáforas y bibliotecas. Hablando del porqué no basta solamente con tener buenas ideas, sino que además esas buenas ideas nos deben de importar. De lo contrario, si no nos importa a nosotros, menos le importará a los demás. A mí me sigue importando y mucho lo que hago, guste o no.
Estoy "felizmente cansado", pero aún tengo pendiente consultar los enlaces digitales de los nuevos "libros detesto" (primaria), lo anterior como respuesta a mi solicitud hecha de leer una historia en el salón de clases (de lunes a viernes), antes de comenzar el día escolar. Algunos profesores bien intencionados me dijeron que las lecturas elegidas para este ciclo escolar están "morrocotudas".
La enjundia y hasta emoción en sus testimonios me hicieron pensar en el significado de la palabra MORROCOTUDA/O, algo así como "bien chingona", "de calidad", "buenísima". Fue inevitable decirla en voz alta más de una vez. Mi MiniMí me preguntó: "¿qué es eso? Le dije el significado y él, con algo de fastidio, me corrigió: "se dice guay, shido, shévere... no sabes hablar".
Desde esta trinchera le mando saludos a mi madrina Aurora, por su generosidad y su decencia con YoMeroMaromero, le agradezco también las fotos y el salto al vacío. Hace tantos años que me alejé de la UNACH y ella, sin reproche alguno, me sigue enseñando cada vez que vuelvo, como a veces vuelve el asesino a lugar del crimen, como a veces -también- vuelven los adioses.
Hasta la próxima, por mejores lectores y escritores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario