Antes de cualquier cosa, quiero decirles que este es un libro poderoso. Sí, poderoso en el sentido más amplio de la palabra. Tomás es un personaje universal; soy yo, eres tú, son Ellos... nosotros. Tristemente aún suceden muchas experiencias parecidas a las de Tomás. La violencia intrafamiliar sigue presente en el mundo de hoy. Sobre esto recuerdo la experiencia contada por un escritor mexicano.
Un buen día su pequeño hijo comenzó a desafiarlos a él (multipremiado autor de literatura infantil y juvenil) y a su esposa. Intentaron descifrar el modo de enfrentar la nueva etapa del pequeño acudiendo a la experiencia de sus mayores.
Primero visitaron a la madre del escritor.
En la charla de sobremesa relataron los últimos acontecimientos con el transformado nieto. Llegado su turno, la señora confesó haber corregido al flamante escritor con un gancho de ropa, argumentando que gracias a eso era un hombre de bien. El recuerdo trajo de vuelta aquel doloroso tormento en el angustiado padre, negándose a repetir semejante barbarie con su vástago.
Un buen día su pequeño hijo comenzó a desafiarlos a él (multipremiado autor de literatura infantil y juvenil) y a su esposa. Intentaron descifrar el modo de enfrentar la nueva etapa del pequeño acudiendo a la experiencia de sus mayores.
Primero visitaron a la madre del escritor.
En la charla de sobremesa relataron los últimos acontecimientos con el transformado nieto. Llegado su turno, la señora confesó haber corregido al flamante escritor con un gancho de ropa, argumentando que gracias a eso era un hombre de bien. El recuerdo trajo de vuelta aquel doloroso tormento en el angustiado padre, negándose a repetir semejante barbarie con su vástago.
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Tocó visitar a la madre de su esposa.
Después de la cena y con café en mano, comentaron el incómodo tema del nieto terremoto. Entonces la suegra confesó que en varias ocasiones había corregido a su hija con una "escuadra francesa", y que gracias a eso bla bla blá.
Ambos quedaron decepcionados de tan cavernícolas opciones, y al borde del colapso.
Un buen amigo les recomendó asistir a una escuela para padres. Se tragaron su orgullo asistiendo a una sesión, junto a más de cincuenta padres, igual de confundidos. "Los niños de hoy no son los niños de ayer", decía el especialista. "Los niños de hoy necesitan padres de hoy, no padres de ayer".
¡El veinte (benditas metáforas) comenzó a caer en la atolondrada cabeza del novelista! Luego reflexionó: los niños de hoy no sólo necesitan padres de hoy, sino también escuelas de hoy, maestros de hoy, parques de hoy, música de hoy, libros de hoy... no de ayer. ¡Eureka!
Y tú, estimado lector, ¿eres de ayer, o de hoy?
La novela nos cuenta sobre un padre de ayer, en un mundo de hoy. Un padre repitiendo otro ayer aún más antiguo y rígido. Esos mundos de ayer aún existen hoy. Yo viví un poco de ese ayer (¡Ouch!), y me esfuerzo por ser alguien de hoy.
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Dice la contraportada: Tomás ve cosas que nadie más puede ver: La Belleza de Elisa y su pierna de madera, la magia de la vecina que ama tanto a Beethoven. Pero Tomás también ve que su devoto e implacable padre golpea a su madre. Y Tomás puede consolarla, pero no protegerla. Sin embargo, Tomás logra enfrentarse a su padre al descubrir, gracias a su amistad con la vecina, que la felicidad empieza cuando uno deja de tener miedo.
Guus Kuijer |
Guus Kuijer nació el 1° de agosto de 1942, en Amsterdan, Holanda. Reprobó tres años de primaria, lo cual no impidió que, años después, se convirtiera en un autor de fama internacional.
Si ser de hoy significa resignificación del mañana, vidualicemos el futuro
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