¡Los libros, leídos, jamás serán vencidos! Consigna escuchada a los compas de Libro Abierto, y que me cuajaringa mucho, tanto, que rebotaba en mi cabeza el día de ayer cuando llegué hasta el centro de maestros, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. ¡Lo leo y no lo creo! me dije, montado por enésima vez en la nave de los locos, en la terminal de autobuses de Tuxtla Gutiérrez.
Llegando a la ciudad de Jovel, tuve el privilegio de convivir (y concomer y conbeber) con el maestro Matatena, departiendo entre lecturas, asombros y canciones, muchas de las cosas que nos han hecho lo que somos: vividores (que no actores) de lo que nos gusta. Fue no sólo mi anfitrión sino mi guía en esta aventura reciente a "Sancris", de la cual le agradezco haya sido parte de manera directa e indirecta, que no es lo mismo, pero es igual.
¿Y qué andaba haciendo hasta allá, al otro lado de la montaña? Pues dando de gorgoritos de las lecturas que nos han formado en lo que hoy somos. Gracias al profesor Luis Fernando Maza Niños, Coordinador del Centro de Maestros 0704, en SCLC, quien me invitó para compartir con una treintena de maestros estrategias de fomento a la lectura y la escritura.
Dimos inicio hablando de un libro que de a poco descubro es un perfecto desconocido en las bibliotecas escolares: Nadie te creería, de Luis María Pescetti. Ya he hablado del libro en cuestión en entradas anteriores, y les vuelvo a decir que en lo particular es un libro que me gusta mucho, porque es una provocación, un recordarnos que las cosas pueden suceder de muchas maneras, dando importancia al fondo, no a la forma. Aunque la forma sea el pretexto perfecto para tal fin.
Hablamos de que ese libro es una buena idea, no es original pero si actual: Es decir: una idea actualizada, una provocación para buscar nuevos lectores. A su vez es una provocación de mi parte para reencontrar nuevos promotores, o promotores actualizados en cada uno de los maestros. Hablamos del Kamishibai, les conté la historia de Don Quijote con un plus, el corrido que va cobrando fama en este sur a cargo del grupo Libro Abierto, a quienes (insisto) les deberían de entregar el Premio Nacional de las Artes.
Les compartí dos actividades meramente de construcción, de dos buenas ideas que mueven hoy día a la humanidad: la construcción de un avión y la construcción de un automóvil. Uno de ellos, en el receso, me hizo un comentario por demás curioso. Si al carro o coche se le llama "automóvil", porqué al avión no se le llamaba también por el mismo nombre, con el agregado de "terrestre", y así con el "automóvil aéreo" o con el "automóvil marítimo". ¡Pues fácil! Porque nuestra capacidad de nombrar las cosas es tan variada e ingeniosa, que a esos "autos" les hemos denominado Coche, Avión y Barco. ¡Somos unos flojos! remató. Reímos.
Trabajamos juntos seis horas que "se fueron volando", a propósito de las metáforas. El principal objetivo fue trastocar las formas convencionales de compartir lecturas e historias con los alumnos, y recuperar la oralidad que cada vez se emplea menos. También la construcción de nuevas estructuras a modo de juego, de irreverencia en formas ya dadas, como por ejemplo los refranes, o la letra de canciones, por decir lo menos. En lo particular considero funciona, y después de estos años de fomento, lo compruebo.
¿Primero los niños? Sí, pero de verdad, como ejercicio, no como eslogan de televisión. De niños aprendemos antes de saber que aprendemos, y el juego es una parte fundamental en ese proceso de aprendizaje. Lo pusimos en práctica ayer intentando recuperar un poco del niño que fuimos, al finalizar con una pequeña carrera en dos etapas, de la dinámica denominada: Bugatti. Tuvimos la fortuna de contar con un niño de testigo, quien luego de la primera de las dos rondas eliminatorias, le había cambiado el rostro. Le pregunté si le gustaba, y me dijo que sí, y entonces le mencioné a los compañeros que el mejor juez estaba delante de nosotros. Más tarde dos niñas se acercaron para preguntarme quién había construido los carritos, y confesaron que les había gustado, y que les gustaría construirlos... y bueno, esta vez importó más el juego que el juguete. Ya es ganancia.
Al final el balance resulta positivo, y hemos hecho el compromiso de vernos para una segunda vuelta de ¡Lo leo y no lo creo!, porque la mitad de lo que veríamos se quedó en el tintero. ¿Cómo estuvo el taller? Quisiera que ellos mismos dieran su balance de lo acontecido con mayor profundidad, acá, en este blog, ojalá y lo logre. Lo que les puedo garantizar es que no se aburrieron, y si fue así, es responsabilidad totalmente mía. Yo estuve encantado de la vida porque esto es lo que me gusta, y coincidimos en que trataremos de dejar este mundo mejor de como lo encontramos...al menos lo intentaremos... Por mejores niños.
Excelente! Muchas felicidades por esta labor, enhorabuena ;)
ResponderEliminarGracias mujer!
EliminarFelicidades un gusto leerte y saber que ese libro tan lleno de encanto está provocando, por mejores lectores
ResponderEliminarGracias a usted, doctora, que me iluminó el camino...por mejores destinos.
Eliminar¡Genial!
ResponderEliminarQue se replique,aplique y pique a todos los maestros :)
Ojalá y así sea... Por mejores piques, apliques y repliques! :)
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