martes, 16 de mayo de 2017

¡Cero y van cien!






El once de mayo publiqué la entrada número cien en este blog, pocas comparada con otros espacios "en línea", publicaciones impresas, o transmisiones de televisión y radio dedicadas al tema del fomento a la lectura. Aún así he decidido ponerme de "pasteles largos", dijera el Zopi, y hacer un recuento de cómo llegué a esta feliz centena.

Antes de cualquier otra cosa, me confieso lector. Ni erudito, ni intelectual, ni paparruchas similares: mera y llanamente lector. Sé que no me dará la vida para leer los millones de textos que existen, y por lo mismo no me apresuro ni me acongojo. Al contrario, ignorar ha sido mi mejor privilegio. Alguna vez le oí decir a mi abuelo: "¡Qué bonita es la ignorancia, siempre está uno aprendiendo algo!", y yo agregaría "asombrándose" de algo. Desde que recuerdo muchos son mis asombros, mis curiosidades, mis aprendizajes, mis encantos y desencantos; mis atrevimientos y mis verguenzas también.

Escribir vino por añadidura, quizá porque uno es un cántaro, que de tanto ir al agua termina por quebrarse. Así las palabras terminan rompiendo algo, transtornando nuestra esencia hasta desbordarse en un mar de palabras, de sonidos, de líneas y gustos que nos definen como personas, incluso en el final de nuestra vida, donde solo queda la Flor y el Canto.

La dualidad es permanente en el macro y el micro universo conocidos, y yo me vi enfrentado a esa circunstancia: decidir si quería vivir desde la destrucción o desde la construcción. Desde la destrucción se sabe y se hace a diario, escandalosamente. Opté por la construcción delimitando mi quehacer a las cosas que pudiera realizar de propia mano. A mi alcance pues.

 Desde la construcción comencé a escribir cuentos de veintiún líneas, historias cotidianas para ser leídas "de volada". Inicié publicando en la página de mi amigo y maestro Emilio, allá por el año de 2006, y dos años después me encontraba estrenando mi primer blog de narrativa. Quería escribir también sobre otras aficiones, así que en cinco años construí de manera gradual blogs sobre fotografía, astronomía, tecnología social, panadería, y el autofestejado de fomento lector, el 21 de enero del 2013. A la par del blog, habilité una sala de lectura en la oficina donde trabajo. ¿Resultado? El blog fue un éxito, y la sala de lectura un fracaso.

En estos cuatro años muchos son los lugares donde he dado de gorgoritos y tallereado, en pos de mejores lectores, y si se puede, mejores escribidores. He atendido a niños, adolescentes y adultos en parques, escuelas, edificios gubernamentales, asociaciones civiles, ferias del libro, entre otros lugares donde se han atrevido a invitarme. Son más las experiencias buenas que malas, porque busco andar por el camino de la construcción, y no al revés.

Algo muy importante: no lo he hecho solo. He contado con el apoyo de personas valiosas que me han animado a seguir con esto. Ellos son Emilio, Iñaki, Ramón, Estela, Ervin, Elizabeth, Luis Antonio, Ik, Federico, Danira, Mariano, Jorge "el gordo", Luis Daniel, Juventino, Raymundo, Karla, Carlitos, Haide, Tania, Dani, Luciano, Derly, Jesús, Fernando, Rosi, Lari, Pipis, Marifer, Aarón, Germán, Teresita, Gilberto, Quincho, Sofía, Raúl, Marbey, Claudia, Nico, Luis Fernando, Miroslava, Álvarito, Marisol, Pati, Darinel, Toño, Blanca, y muchos... muchos más.

He aprendido a construir mi quehacer de promoción de la lectura y la escritura de manera lenta, pero segura. "Poco a poco, que llevamos prisa", dicen que dijo Sócrates. Pero no es mi actividad de fomento el motivo de los "pasteles largos", que ese no tiene final, sino el de las cien entradas de mi blog Por mejores lectores. Me auguro cien entradas más desde la construcción para buscar lectores, porque escritores hay demasiados, y pocos quienes los leen. No podré ganar nuevos lectores si no tengo claro que construir es un ejercicio, no un mero discurso.

Cero y van cien.

4 comentarios:

  1. Felicidades Hugo, por más y mejores entradas

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  2. Gracias doctora... sin usted esto no sería posible.

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  3. Un trabajo tan bonito que sin lugar a dudas tu haces magía. Muchas felicidases.

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    1. Gracias profe...usted mejor que yo sabe de qué color pinta el verde.

      Abrazos!

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