Sí, hace falta el acento. |
El día de ayer martes 09 de abril nos apersonamos mi compañera Liz Montoya (por primera vez compartimos actividades) y YoMeroMaromero, liderados por el mismísimo Ramón Martínez Mancilla, para realizar el acompañamiento lectoescritor con encargados de las Salas de Lectura de los museos y teatros de Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo.
¿Y por qué andamos metidos en estos trajines? Porque es parte de las actividades de fomento que realizamos con los personas y las personos "interesedes" en estos menesteres de la promoción y mediación de la lectura y la escritura, teniendo como sede y anfitrión la nueva Sala de Lectura del Museo del Café, en el corazón de la ciudad (benditas analogías).
Liz dio inicio con dos actividades que en lo personal me agradaron mucho, dibujar un auto retrato y adivinar tres palabras que al parecer significan lo mismo, pero que en realidad no son iguales. Ambas actividades sirvieron para romper el hielo (benditas metáforas) y fueron también las primeras estrategias (de varias) para ser incorporadas en sus respectivas salas.
Es bueno decir que existen muchísimas estrategias de socialización y muchísimas de fomento lectoescritor. Y esa mañana era la oportunidad para compartir varias de ellas con nuestros compañeros, con el único propósito de incrementar los recursos y estrategias de acompañamiento, ponderando el juego en cada una de ellas.
Atendiendo una de las tantas recomendaciones compartidas en los Cuadernos de Salas de Lectura, destacamos la importancia de las charlas literarias con quienes visitan regularmente nuestros espacios, por la simple y sencilla razón de que las personas somos seres dialogantes. Necesitamos al otro (bendita otredad), irremediablemente.
¿Y qué nos contamos? Anhelos, recuerdos, experiencias, noticias, asombros, desilusiones, y muchas cosas más. Son historias propias, de otros, ajenas, inventadas, circunstanciales, involuntarias, y no nos detenemos hasta que nuestra energía vital se termina. Antes de eso contamos lo que nos hace ser, destacando otra situación igual de importante: escuchamos.
La charla literaria en la sala de lectura es una oportunidad para discutir temas de actualidad, por ejemplo, la primera imagen de un "agujero negro", privilegio que otros no tuvieron aunque sí lo imaginaron en sesudas deducciones físico-matemáticas, arriesgando su capital cultural ante otros sin temor al debate, ni la negativa a nuevas teorías.
Los compañeros escribieron sobre las cosas que recordaban les hizo la persona que esa mañana se encontraba con nosotros... desde la infancia. Experiencias de vida, lecturas de revistas, música, comidas, aparatos, paisajes, accidentes y la muerte, pero también la vida, entre muchas cosas más, que estoy seguro los hizo reflexionar un buen rato sobre lo que conforma su capital cultural, su "yo mismo".
Luego de otra dinámica de socialización, generosamente compartida por mi cunca Liz, preguntamos ¿Cómo nacen los cuentos? Hablamos de Gianni Rodari y después compartimos una estrategia que a los niños les gusta bastante, encontrarle formas a las nubes, así que decidimos crear nimbos que luego sostuvimos entre nuestras manos.
Hubo de todo: mariposas, osos, coches, tanques, personas, caracoles, caninos, volcanes, entre muchas cosas mas, que luego fueron las protagonistas de sendas historias que nacieron así, de la nada, o mejor dicho, desde las nubes. Cada uno le dio la vida que considero debía tener la figura delineada, hallando distintas maneras de animarlas.
Por último enseñamos tres herramientas de apoyo para compartir textos, historias, fragmentos de poemas y voces susurrantes. Recupero la duda de una compañera sobre si un "libro album" era una actividad adecuada para el fomento lector. ¡Claro que sí! En la edición Textos propios encuadernados, también de la colección Cuadernos de Salas de lectura, hay bastantes ejemplos al respecto.
Las herramientas compartidas fueron dos Kamishibai, un tubo susurrante y un árbol con frutos letrosos (elaborado por Ramón Jamón), cerrando esa mañana de acompañamiento lector las palabras de nuestro coordinador Ramón Martínez Mancilla, además del obsequió de un cuadernillo de talleres de fomento a la lectura, concluyendo con unas reflexiones de la profesora Irma Pérez Luna, directora de Patrimonio Cultural del Coneculta - Chiapas.
Mentiría si digo que nos fuimos contentos, al contario, nos fuimos con algunas dudas. La mitad de los futuros encargados de las salas de lectura no se presentaron a la mediación. Ignoramos las razones, sólo esperamos de quienes se interesan por ser mediadores un poquito de pasión... sólo un poquito... el resto llega por arte de magia. Bien sabemos que nadie es nadie solo.
Agradezco a Ramón Preocupón y a nuestro compañero Irael por las fotos compartidas, que ilustran éste blog... por mejores compañamientos.
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