martes, 23 de octubre de 2018

COBACH Plantel 234 / Plan de Ayala / martes 23 de octubre de 2018



El día de hoy martes mi querido amigo Ramón Martínez Mancilla, jefe de la oficina de fomento a la lectura y la escritura de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas de Chiapas, y Yo MeroMaromero, fuimos al Colegio de bachilleres de Chiapas, plantel 234, en Plan de Ayala. La cita fue con los alumnos de primer semestre, con quienes compartimos estrategias de fomento lectoescritor.


Estos acompañamientos son verdaderos saltos al vacío, en el espíritu más pragmático del Programa Nacional de Salas de Lectura, de que el fomento lector se realiza en cualquier espacio, siempre y cuando exista un mediador, libros y lectores. Esta mañana fue literalmente así, aunque nada se dice del público cuando se trata del fomento itinerante.


Nos hallamos con treinta y cinco chicos bastante escépticos de lo que estaba por suceder. Y es normal, la llegada de dos desconocidos hablando sobre libros parecía más de lo mismo: clases de literatura donde un gordo barbón (yo) les daría un recorrido por el fascinante mundo de las letras, hablando y hablando hasta el aburrimiento, presumiendo los libros que ha leído.


Por supuesto que no fue así, al contrario, comenzamos hablando de que todo se lee, de que no necesariamente necesitan leer libros para ser lectores. Comentamos que estamos hechos de historias, propias, ajenas, reales y ficticias, o anheladas, es decir, lo que nos gustaría; un futuro añorado. De a poco nos fuimos soltando, sin embargo no "enlazaban" las migas que les lanzaba de referencia cuando hablaba de X o Z historia.


Mi compañero y amigo de aventuras lectoescritoras me lanzaba miradas de extrañamiento. Yo estaba igual, pero no me amilané porque no era la primera vez que me sucedía algo así. Había una coraza que se resistía a caer, muro que comenzamos a derribar al proponer la creación de nubes, que después fueron tomando formas diversas, que luego fueron delineando con unos plumones, que después terminaron en personajes.


Nos numeramos de manera aleatoria, sin preguntar ni tomar en cuenta amistades o lazos particulares. Una vez armados en equipos de cinco integrantes, juntaron sus personajes y se pusieron a construir historias que después deberían contarnos. Hubo desgano en varios de ellos, hasta que les dijimos que el equipo ganador se haría merecedor de un libro. La situación cambió de inmediato. ¡Si les gustan los libros!, pensamos Ramón y YoMeroMaromero. Lo demás fue lo de menos.


Escuchamos historias de chile, dulce y manteca, descubriendo que a más de uno le causaba cierto nervio el hablar en publico (otros se retorcían cual gusanos en comal). Recordé que entre más lecturas y más escritura, más el "empoderamiento" que un estudiante adquiere en su vida escolar. La lectura en voz alta da seguridad, y si se están formando lectores menos hábiles, el acompañamiento de la lectura por parte del maestro es fundamental.


Entiendo el punto de la entrega de resumen de lectura sobre un libro asignado, pero eso debería suceder después de haber discutido entre todos la lectura asignada. Las charlas literarias nos permiten socializar, analizar y reestructurar lo que la lectura nos haya dejado en lo individual. Al comentarse se disipan dudas, se confirman certezas y hasta nacen polémicas sobre lo leído, arriesgando el capital cultural que cada uno tiene, resignificando y reestructurando los conocimientos derivados, que siguen dando forma a nuestro pensamiento.


Los chicos fueron ganando confianza conforme se iban contando las historias, destacando un equipo en particular, quien se hizo acreedor de la mencionada dotación de libros. Los demás no ocultaron una leve frustración, cuestión que decidimos enmendar (mañosamente) con revistas que Ramón dispuso, sabedor de lo que sucedería desde antes de marchar hacia la escuela.


Les hablé del kamishibai, de las posibilidades que este escenario tan sencillo tenía a la hora de contar historias (las que sean) y terminé contando la aventura de Don Quijote y los molinos de viento. A media narración estaban bastante interesados sobre la suerte del extravagante caballero y su escudero Sancho Panza (y al finalizar la dinámica, se interesaron también sobre la construcción del kamishibai). Las fotos no dejan lugar a dudas, jejeje.


Cerramos con un ejercicio de escritura (no todo es lectura pué) que de a poco ha ganado su fama: El Mondongo. Ejercicio de ortografía y cultura general. Aprovecho para destacar la participación de la maestra de literatura, Érika Georgina, quien desde el principio decidió vivir la aventura con nosotros (tres horas de faena). Ahí, tirados sobre el piso, desmenuzamos palabras de campos semánticos distintos, teniendo de premios revistas de National Geographic.


Para que les hago cansada la historia, nos divertimos, nos equivocamos, nos corregimos pero sobre todo nos la pasamos a todo dar, porque en las tres horas que estuvimos juntos, no hicimos más que jugar. ¿Qué es lo que hace falta entonces? ¡Más juego y menos rigidez! (más de uno puso cara de asombro, luego de ver el tiempo transcurrido).


Al final los chicos fueron dando su opinión cada uno sobre lo vivido esa mañana, y sé que fueron sinceros. No hubo más que palabras positivas, y algunos hasta reconocieron que fue una sorpresa lo acontecido. En suma: fue un inicio complicado pero que mejoró cuando se dieron cuenta de que no era más de lo mismo.


Nos queda el compromiso de regresar y compartir con los maestros la importancia del fomento de la lectura y la escritura en los alumnos. Digo, ¿qué cuesta leer un cuento a los alumnos, antes de comenzar el día escolar? Si se hiciera, al final del semestre o año, tendrían muchas historias dentro de sí. Las historias nos complementan, nos forman, nos enseñan.


No digo más, les dejo el resto de las imágenes, logradas por mi querido amigo y compañero Ramón Martínez Mancilla. Nos hallamos luego, Por mejores lectores y escritores...









7 comentarios:

  1. Cómo siempre tu plática amena e interesante estimado Hugo. Difícil competir con las babosadas en internet que les encantan a los chavos de hoy. Saludos

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  2. Como siempre maestro mi admiración, y como dijera mi padre "a todo dar"

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  3. Felicidades mi estimado Hugo, ya se te extraña por estas tierras. Mucho éxito en todo hermano.

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  4. Chidísimo...gracias por dar el tiempo, emoción, ánimos y esperanza a los chavos, posibles lectores empoderados y por escribir tu experiencia.

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  5. Felicidades queridicimo amigo. Un placer enorme leer todo lo hermoso que se puede hacer con los chicos. Saludos.

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  6. Muchas gracias, fui una de l@s que tuvieron la dicha de tener ese taller, fue muy bueno por que aprendimos, fortalecimos, hubo una enseñansa con dinámica lo cual motiva y hace ser más fácil de comprender, que no nesecariamente hay que leer libros para ser lector realmente...
    Nuevamente, muchas gracias, y por uno de los mejores regalos ”El libro".

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