lunes, 29 de octubre de 2018

A dos de tres caídas sin límite de textos / Telar Teatro A.C. / Tuxtla Gutiérrez, Chiapas / 26 de octubre de 2018


Antonio López / Redacción

El viernes 26 de octubre se presentó en el lado sur de la ciudad, el libro de bolsillo "A dos de tres caídas sin límite de textos", de Hugo Montaño. El lugar de los hechos fue Telar Teatro A.C. (novena sur y cuarta oriente #514 altos; Barrio de Los Milagros, en Tuxtla Gutiérrez), espacio independiente que pondera las artes escénicas, sin dejar de lado otras disciplinas como las artes plásticas o la literatura, espacio a cargo del maestro Carlos Ariosto. 


La cita estaba programada para dar inicio a las siete de la noche, y después de veinte minutos el respetable se hizo presente para disfrutar un mano a mano con el autor de dicho brevario, acompañado de Fausto Carámbura y Federico Herrerar Carvajal, quienes hicieron la presentación, junto con el editor de Tifón Editorial, Juventino Sánchez Vera. quien destacó la importancia del fomento a la lectura en las escuelas secundaria y preparatoria, comentando que "A dos de tres caídas sin límite de textos", era parte de otras ediciones de la colección Pinolillo.


Los títulos que acompañan esta colección son "Tu Kun Fú no es poderoso" (gran jefe escribe poemas de fertilidad), del escritor Luis Daniel Pulido; "La muerte aletea en el jardín", del escritor Héctor Cortés Mandujano, "A dos de tres...", de Hugo Montaño, además de otro título que ya se encuentra en trabajo de edición, de Marcelino Champo. Formatos atractivos, con excelentes diseños que por si solos llaman la atención, precisamente para cazar lectores, hacer fomento lectoescritor y promocionar a escritores chiapanecos, sin importar si son consagrados o no.


Por casi una hora fuimos  testigos del buen humor y la disponibilidad de los presentadores para dicha "función", que tuvo aires de tardeada luchística, donde se contó del origen de los minicuentos, del propósito de los mismos, además de que se dio lectura a una tercia de ellos, y se rifó uno de los carteles iguales a la portada del libro, similares a los diseñados años atrás para anunciar las funciones de Lucha Libre en la capital de la república, (y en las ciudades del interior). La asistencia fue suficiente, generosa y dispuesta a escuchar a la mesa de presentación, cerrando con las fotografías de rigor, café con pan y risas. Las gráficas no mienten. 


Gracias a la generosidad de los presentadores, reproducimos de manera íntegra el texto leído para la presentación de "A dos de tres caídas sin límite de textos", de Hugo Montaño, y los animamos a conocer más del proyecto de Tifón Editorial, tanto del fomento para la lectura en las escuelas secundarias y preparatorias, como de las presentaciones en otros espacios independientes de la ciudad, además de otros municipios a donde, según lo dicho por el editor, piensan llegar en los próximos meses. No cabe duda de que se puede incentivar la lectura de muchas maneras, y esta es una de ellas. A continuación les compartimos los textos de Fausto Carámbura y Federico Herrera Carbajal, presentadores:


Fausto Carámbura: Porque cualquier pendejo escribe

Conocí a Hugo una tarde cualquiera frente al Centro Cultural de Chiapas Jaime Sabines. Su andar peculiar y su outfit bien definido imponían moda: gorro, playera, short de mezclilla y tenis. Nos conocíamos a través de las redes sociales, pero nunca habíamos tenido el infortunio de conocernos en persona, digo esto porque meses o incluso años más tarde sufrimos de los estragos de la vejez gracias a las noches de bohemia que acostumbrábamos a tener, como aquel refrán populachero de dar vino por vino y pan por pan, que todos entenderán. Nosotros éramos así: comprensibles con las frases que Dios nos ponía frente a nuestros ojos. Frases muy frías, coquetas y embrutecedoras. 

Lo conocí en persona con el pretexto de un taller de narrativa, recuerdo, que impartiría ahí mismo en el Centro Cultural. Me acerqué. Lo saludé y él con tono grácil, como suele ser siempre, me contesto: “¿Qué ai pue, chito, cómostás? ¡Qué milagro!” Y punto y aparte. Nuestra amistad empezó, por decirlo de alguna manera.


Hoy Hugo es mi amigo, mi padrino y mi gurú. Tres cosas tan necesarias que todos en la faz de la tierra deberían tener como requisito. Amigo porque, parafraseando a Jorge Luis Borges, la amistad no necesita frecuencia. El amor sí. Pero la amistad, y sobre todo la amistad de hermanos, no. Puede prescindir de la frecuencia o de la frecuentación. Y es así con él: prescindimos de nuestras vidas cotidianas, pero sabemos que estamos ahí y que, en cualquier momento, en algún lugar, nos encontraremos para celebrarlo con un esquite de la Thalía, o un café del Jaguar Negro. Padrino, por los años que me tocan por aprender y los años que, inevitablemente, he aprendido de él, pues este oficio "me obliga también de los dolores ajenos... todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre". Y gurú porque Hugo es sabio: mueve la mano, escoge una palabra, se detiene, medita, contempla y opina con el fuego justiciero del Haragán Ramírez, luego en sí se olvida, se rescata y vuelve a ser él mismo: el mano, el chito de Chiapa de Corzo, Chiapas.


Cuando Hugo me invitó a presentar el libro, inmediatamente le escribí emocionado a punto del orgasmo, “Chingón, padrino. Con muchísimo pinche gusto”. Y enseguida él concluyó: “El Haragán (o sea, su alter ego) desdeñó a Anagrama, Planeta, y otras no menores. Declaró que es como cuando Maradona desdeñó a la Juventus y al Inter, y firmó con el Nápoles”. Ningún otro comentario sobre análisis deportivo supera la precisión de éste, más tratándose de Maradona y del libro. Una analogía zagas, triunfal.  A punto del llanto. 

Días después Juventino Sánchez me habló por teléfono para decirme o más bien intimidarme, o más bien amenazarme sobre la que sería mi intervención, ésta, la de ahora, pues no quería nada lineal, con recomendaciones y frases pomposas extraídas directamente del primer sitio de frases especializadas para rellenar textos y textos de presentaciones elogiadoras y rimbombantes. No. Incluso me pidió obligarlos a comprar el libro. “Es requisito fundamental”, dijo. Y su palabra es ley.  


A dos de tres caídas sin límite de textos es el tercer libro publicado de Hugo y el tercero en la serie Cuentos de la Editorial Tifón, de Juventino Sánchez, mi amigo: el mono, el chango, como cariñosamente le digo. Es un libro de bolsillo que cumple su función: entretener, atraer al lector y ser, además una especie de aliciente para los estudiantes, pues su contenido breve invita a leer uno tras otro los 20 cuentos incluidos aquí, en este que es, diría yo: el breviario de todas las voces. Hugo es él tanto en la calle como en lo que escribe, no hay otredad, pues inserta guiños en su escritura que lo hacen verse ahí, como el “pue”, el “chito”, el “mano”, el “sos”, señales que, además, son puntuales en la brevedad de cada cuento. Gabriel Zaíd, de quien soy fan tal como lo soy de Hugo, dice que: “La brevedad tiene dificultades útiles para aprender a escribir, y facilidades también útiles: la obra es abarcable de golpe, observable desde todos los puntos de vista, fácil de escribir mil veces, a diferencia de una novela”, pues reduce las opciones de construcción, limita la información manejable y hay mayor adaptación. 


Hugo juega con la narración, por eso hallamos cuentos en primera, segunda o, incluso, tercera persona, la mayoría de estos están manufacturados, me atrevo a decir, bajo la experiencia del autor, pues, conociendo a Hugo, aprovecha todos los momentos para hacer de ellos algo que les otorgue vida permanente y qué mejor que sea en un libro o en su blog, que antes fue una columna literaria, donde casi a diario escribe.  

Hugo Montaño tiene claras intenciones con A dos de tres caídas sin límites de textos: involucrar a todos, y cuando digo esto, quiero decir a cualquiera, la totalidad en su conjunto, a despertar y aumentar el interés por la lectura y a que descubran a ésta como un elemento de disfrute personal, sin embargo, sabemos que la tarea no es para nada fácil, por eso las editoriales, sobre todo independientes, como Tifón Editorial, juegan un papel importante aquí: pues son un escaparate ante estas necesidades y ofrecen una alternativa más diversa y más libre para el lector, y, sobre todo, más oportunidades de publicación para los escritores interesados.

“… ¿y qué vasescribir? Le digo que escribiré sobre escribir, que ya se me ocurrirá algo más, porque cualquier pendejo escribe, y yo no seré la excepción”.


Federico Herrera Carvajal

Yo uso la máscara porque soy académico de la lengua, 
y no quiero que se escuchen las impropiedades y barbarismos que vivo en el ring.

Carlos Monsivais con la máscara de tinieblas

El cuento breve como recurso para narrar lo cotidiano en los  terrenos de la ficción nos presenta una muy interesante alternativa del goce literario y de la grata experiencia; es el  buen momento que se nos queda grabado en la mente cual si fuera una experiencia personal y que gracias al buen escritor nos hace disfrutar de la lectura.

Lograr que una pequeña historia escrita en menos de 750 palabras nos transmita una sensación de pleno conocimiento de personajes y situaciones se debe a la maestría y genialidad de quien la escribe y Hugo Montaño posee sin lugar a dudas ese talento.

Desde la época en que estudiamos en  la prepa 4 Hugo siempre ha tenido la facultad de ser un gran contador de historias, con su enorme carisma y buena plática era siempre el centro de atención en la tertulia ademas de buen trovador y roquero urbano guitarra en mano sabía despertar el interés de quienes compartíamos con él espacios y momentos.


Sus buenas lecturas, su búsqueda  por la cultura, el arte  y su incansable actitud de  dar saltos al vacío lo acercaron al oficio que desempeña el día de hoy: escritor y promotor de la lectura. Ese oficio le ha permitido la maravillosa posibilidad de escribir y publicar para que sus relatos vayan mas allá de la simple conversación personal.

Y  hoy estamos aquí para  dar a conocer en sociedad de su tercer libro  el cual  me permiten presentar a todos ustedes  y  espero que  disfruten cada historia que nos comparte el buen Hugo Montaño.

A dos de tres caídas sin límite de textos evoca las experiencias de un tuxtleco a través de escenarios característicos del joven de barrio en los campitos llaneros de futbol, la juergas con finales inesperados, la anécdota de los viajes en "conejoblues", las pláticas con los vecinos y amigos, el infinito campo de vivencias  que se presenta en el andar de día a día.

Es un libro de pequeñas historias que encierran los temas más diversos: parrandas con avistamientos ovnis, historias de espionaje y  asesinos, promesas rotas ante el imperialismo yanki, cosmonautas soviéticos, hipnotistas de barrio y memorias de trasvestis.


Los protagonistas de sus minirelatos se acomodan de manera perfecta a la historia construida a partir del dato biográfico y la ficción. La elocuente y entretenida prosa de Hugo no lleva a ser testigos de los distintos escenarios que se plantean en sus cuentos. Así de salto en salto y  de cuento en cuento en un instante  estamos a lado de Blue Demon el día de su muerte y después observamos el terrible accidente de Isadora Duncan mientras pasamos de conocer a un Einstein adolescente para después parar oído ante la vecina chismosa y fanática de las telenovelas.


En muchas de sus  historias aparecen personajes de gran fama y renombre pero también están presentes los amigos que dentro de sus textos lanzan apreciaciones iconoclastas mas bien diatribas acerca de la poesía como en el cuento "un mundo" que dice: "la poesía era mierda reciclada, caca transformada en algo bello y el poeta no es otra cosa que un comemierda que se alimenta de eso para luego cagar metáforas".

 En otro texto titulado Bugatti el lenguaje cambia y se torna poético y para muestra  el siguiente fragmento:" danzó y danzó semidesnuda, recreó el tiempo y el espacio en los meandros de su cuerpo. Se abandonó a los designios de otros mares en atormentada libertad al compás del delirio".


En "Chopper" te divertirás con el entuerto en que se envuelve el protagonista, un amasijo de emociones que desembocan en inesperado final.

Los 20 minicuentos son  garantía de pasar un buen momento en la lectura y creo que Hugo logra el doble cometido de la creación literaria y el fomento de la lectura pues tendrán en sus manos este libro que le permitió a su autor escribir y a la vez fomentar la lectura de manera divertida. A dos de tres caídas sin límite de textos es un libro para leerse en un rato pero  la sensación que te dejan las múltiples historias se quedaran presentes por mucho tiempo.


Para leerse mientras esperas  el conejobus o a la hora de receso en la escuela o la oficina o donde quieras, lo verdaderamente importante es que la lectura nos transforme y que continuemos las conversaciones con los autores en otros medios y como decía Gabriel Zaid: "si leer no sirve para ser más reales ¿para qué demonios sirve?


Así fue la presentación de A dos de tres caídas sin límite de tiempo, de Hugo Montaño. Si usted quiere comprar o llevar a su escuela éste concepto editorial, y charlas de fomento de lectura y escritura, comuníquese con el editor Juventino Sánchez Vera, lo encontrará en Facebook como tal. Recuerden algo dicho por Rodari: Todo el uso de las palabras para todos, no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo.


Las fotografías con cortesía de los asistentes a la presentación.


miércoles, 24 de octubre de 2018

¡Ajuste de cuentos! / Queremos que en Chiapas se lea más / Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.


Hoy tuvimos taller de capacitación, aunque fue más que eso. Fue de compartir, de disfrutar la palabra que nos hace reconocernos a nosotros mismos en el otro (bendita otredad), además de que estuvo mi querido amigo y maestro Raymundo Zopilote, quien volvió luego de transitar por el suplicio del dengue, que pareciera cosa menor pero que es algo más serio de lo que se imaginan (el dengue, no Ray). ¿Los culpables? Nuestro querido amigo Ramón Martínez Mancilla, Liz, Teresita y Hervin, quienes son incansables.


Nos vimos con más de veinte compañeros en el segundo piso de la Biblioteca Pública Central del Centro Cultural de Chiapas Jaime Sabines. El proyecto Queremos que en Chiapas se lea más (fomento a la lectura, el libro y formación de promotores de lectura) fue la razón de este encuentro, el cual decidimos iniciar con el primitivo "¿Te acuerdas?", que no pretende más que ubicarnos y recordarnos que todos venimos de un punto insólito que estalló desde un tiempo fantástico hasta el día de hoy, miércoles.


Después leí La Palabra, escrito por el poeta chileno Pablo Neruda (seudónimo y luego el nombre civil de Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basualto, que nació en Parral, en la región chilena del Maule, en 1904, y murió en Santiago de Chile en 1973.) en el libro Confieso que he vivido, del cual les comparto la portada, editado en México el 10 de noviembre de 1975, y también el texto.


La palabra

Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas...


Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tiene sombra, trasparencia, peso, plumas, pelos, tiene de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada...


Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaban arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras.


Después de esta lectura sobre la palabra (en el pensamiento de Neruda) nos dispusimos a conocer una de las tantas maneras cómo nace un cuento. Para ello recurrimos de nuevo a Gianni Rodari y su Gramática de la Fantasía, en el que nos enseña los modos de crear historias (vimos una sola manera de muchas), además de otras maneras de ayudar(nos) a inventar(nos) historias propias. Simple y llanamente creatividad, lo que ha hecho de éste libro un clásico sobre el arte de la escritura (sobre todo para niños).



Gianni Rodari insiste a lo largo de este ensayo en la virtud liberadora que tiene la palabra, su utilidad como herramienta que moldea y conforma el capital cultural de un individuo. Y lo resume en la frase "Todas los usos de las palabras para Todos". No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo. Nosotros (Zopi & YoMeroMaromero) nos apeamos a este pretexto y compartimos lo que más nos gusta: las historias (propias, ajenas, con el manojo de pasiones humanas en ellas).


Zopi leyó dos cuentos de manera espléndida (no exagero, lo juro), uno escrito por él y publicado en su libro "Cuentos jerigonzos", y otro "Cuentos mexicanos para niños", de Pascuala Corona. Faltó leer más cuentos, sin duda, pero apenas dio tiempo, porque los hicimos construir cuentos de "la nada", con el pretexto del buen Rodari, primero con palabras derivadas de una principal, y después construyendo historias usando nubes, que resultaron igual de buenas (hubo un concurso para ganarse unas revistas, pero fue difícil decidir al ganador).


Los compañeros con quienes compartimos esta mañana cuentos y estrategias de fomento lectoescritor, son los futuros responsables de una Sala de Lectura, razón que ha llevado a los compañeros de la oficina de fomento a la lectura y la escritura de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, a destacar la charla literaria como una parte indispensable del quehacer de los responsables de dichos espacios. No inventaremos el agua tibia al respecto, mejor citaremos lo que dice uno de los cuadernos que CONACULTA ha editado para tal fin.


Las personas somos seres dialogantes. Necesitamos a los otros tanto como al agua o al aire. Nos resulta importante poner sobre la mesa de la conversación nuestros más recientes avatares, los proyectos que pensamos emprender, las dudas que nos inquietan, los recuerdos, relatos de amor y desamor o miradas al futuro. Tenemos la necesidad de manifestar ante los otros algunos rasgos de lo que llamamos nuestro “yo mismo”, aquello que nos hace ser únicos e irrepetibles; y también de escucharlos cuando nos hablan de su compleja y fascinante condición humana.


Cuando charlamos, además de enriquecer lo nuestro con ideas novedosas, lo ponemos en juego, lo arriesgamos; abrimos la posibilidad de que los otros discrepen, nos pidan explicaciones o contrapongan sus teorías a las nuestras. Siempre que conversamos debemos estar dispuestos a escuchar con atención y estar abiertos a modificar nuestras ideas y puntos de vista si los argumentos nos convencen. Cuando dialogamos con apertura, los otros representan una fuente creativa de enriquecimiento.


En este caso, cuando decimos “otros” pensamos en personas cercanas que tienen un “yo mismo” distinto del nuestro: amigos, vecinos, compañeros de juego, estudio y trabajo o maestros. Además, podemos pensar en los muchos “otros” que yacen en las páginas de los libros: personajes, encrucijadas, sistemas de valores, épocas, maneras de ejercer el liderazgo, discursos, teorías o autores. Todos los que viven en la literatura también pueden dialogar con nosotros gracias a la lectura, convertirse en nuestros interlocutores y expresar sus vivencias y miradas.


Uno de los propósitos centrales de las Salas de Lectura es favorecer la lectura íntima y silenciosa. Ésta permite a las personas avanzar a su propio ritmo, regresar unas páginas para releer un pasaje, detenerse unos cuantos segundos para reflexionar, ir al diccionario en busca de una palabra que se comprende clave pero nos es desconocida, tomar notas personales en un cuaderno o saltarse dos páginas para comprobar que ya se adivinó lo que le sucederá al protagonista unos pocos párrafos adelante.

La charla literaria en las Salas de Lectura
Cuadernos de SALAS DE LECTURA
CONACULTA libros.


También, y robando tiempo a mi tocayo Toño Quijote, platicamos a vuelo de pájaro sobre la importancia de las cartas, y un poco del proyecto "Jartum", de mi querido Zopi, y de lo importante que fue para miles de niños chiapanecos, quienes recibieron no solo cartas, sino libros, y encontraron con quien compartir (el otro) sus pensamientos. También platicamos del Kamishibai (teatro de papel), les enseñé las ilustraciones de Ulíses y el Cíclope, y les conté la Aventura de Don Quijote de la Mancha, y los molinos de viento. Sí, también nos reímos con el Mondongo, ejercicio de escritura que estoy seguro servirá a más de uno para corregir de manera más divertida la ortografía (leyendo también se puede corregir la escritura).


Raymundo "Zopilote" Zenteno y YoMeroMaromero nos la pasamos a todo dar. Ojalá y pronto volvamos a encontrarnos para otro ¡ajuste de cuentos! (no es nada personal)... por mejores lectores y escritores...

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P.d. Las fotos son cortesía de nuestro querido amigo Ramón "Preocupón".

martes, 23 de octubre de 2018

COBACH Plantel 234 / Plan de Ayala / martes 23 de octubre de 2018



El día de hoy martes mi querido amigo Ramón Martínez Mancilla, jefe de la oficina de fomento a la lectura y la escritura de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas de Chiapas, y Yo MeroMaromero, fuimos al Colegio de bachilleres de Chiapas, plantel 234, en Plan de Ayala. La cita fue con los alumnos de primer semestre, con quienes compartimos estrategias de fomento lectoescritor.


Estos acompañamientos son verdaderos saltos al vacío, en el espíritu más pragmático del Programa Nacional de Salas de Lectura, de que el fomento lector se realiza en cualquier espacio, siempre y cuando exista un mediador, libros y lectores. Esta mañana fue literalmente así, aunque nada se dice del público cuando se trata del fomento itinerante.


Nos hallamos con treinta y cinco chicos bastante escépticos de lo que estaba por suceder. Y es normal, la llegada de dos desconocidos hablando sobre libros parecía más de lo mismo: clases de literatura donde un gordo barbón (yo) les daría un recorrido por el fascinante mundo de las letras, hablando y hablando hasta el aburrimiento, presumiendo los libros que ha leído.


Por supuesto que no fue así, al contrario, comenzamos hablando de que todo se lee, de que no necesariamente necesitan leer libros para ser lectores. Comentamos que estamos hechos de historias, propias, ajenas, reales y ficticias, o anheladas, es decir, lo que nos gustaría; un futuro añorado. De a poco nos fuimos soltando, sin embargo no "enlazaban" las migas que les lanzaba de referencia cuando hablaba de X o Z historia.


Mi compañero y amigo de aventuras lectoescritoras me lanzaba miradas de extrañamiento. Yo estaba igual, pero no me amilané porque no era la primera vez que me sucedía algo así. Había una coraza que se resistía a caer, muro que comenzamos a derribar al proponer la creación de nubes, que después fueron tomando formas diversas, que luego fueron delineando con unos plumones, que después terminaron en personajes.


Nos numeramos de manera aleatoria, sin preguntar ni tomar en cuenta amistades o lazos particulares. Una vez armados en equipos de cinco integrantes, juntaron sus personajes y se pusieron a construir historias que después deberían contarnos. Hubo desgano en varios de ellos, hasta que les dijimos que el equipo ganador se haría merecedor de un libro. La situación cambió de inmediato. ¡Si les gustan los libros!, pensamos Ramón y YoMeroMaromero. Lo demás fue lo de menos.


Escuchamos historias de chile, dulce y manteca, descubriendo que a más de uno le causaba cierto nervio el hablar en publico (otros se retorcían cual gusanos en comal). Recordé que entre más lecturas y más escritura, más el "empoderamiento" que un estudiante adquiere en su vida escolar. La lectura en voz alta da seguridad, y si se están formando lectores menos hábiles, el acompañamiento de la lectura por parte del maestro es fundamental.


Entiendo el punto de la entrega de resumen de lectura sobre un libro asignado, pero eso debería suceder después de haber discutido entre todos la lectura asignada. Las charlas literarias nos permiten socializar, analizar y reestructurar lo que la lectura nos haya dejado en lo individual. Al comentarse se disipan dudas, se confirman certezas y hasta nacen polémicas sobre lo leído, arriesgando el capital cultural que cada uno tiene, resignificando y reestructurando los conocimientos derivados, que siguen dando forma a nuestro pensamiento.


Los chicos fueron ganando confianza conforme se iban contando las historias, destacando un equipo en particular, quien se hizo acreedor de la mencionada dotación de libros. Los demás no ocultaron una leve frustración, cuestión que decidimos enmendar (mañosamente) con revistas que Ramón dispuso, sabedor de lo que sucedería desde antes de marchar hacia la escuela.


Les hablé del kamishibai, de las posibilidades que este escenario tan sencillo tenía a la hora de contar historias (las que sean) y terminé contando la aventura de Don Quijote y los molinos de viento. A media narración estaban bastante interesados sobre la suerte del extravagante caballero y su escudero Sancho Panza (y al finalizar la dinámica, se interesaron también sobre la construcción del kamishibai). Las fotos no dejan lugar a dudas, jejeje.


Cerramos con un ejercicio de escritura (no todo es lectura pué) que de a poco ha ganado su fama: El Mondongo. Ejercicio de ortografía y cultura general. Aprovecho para destacar la participación de la maestra de literatura, Érika Georgina, quien desde el principio decidió vivir la aventura con nosotros (tres horas de faena). Ahí, tirados sobre el piso, desmenuzamos palabras de campos semánticos distintos, teniendo de premios revistas de National Geographic.


Para que les hago cansada la historia, nos divertimos, nos equivocamos, nos corregimos pero sobre todo nos la pasamos a todo dar, porque en las tres horas que estuvimos juntos, no hicimos más que jugar. ¿Qué es lo que hace falta entonces? ¡Más juego y menos rigidez! (más de uno puso cara de asombro, luego de ver el tiempo transcurrido).


Al final los chicos fueron dando su opinión cada uno sobre lo vivido esa mañana, y sé que fueron sinceros. No hubo más que palabras positivas, y algunos hasta reconocieron que fue una sorpresa lo acontecido. En suma: fue un inicio complicado pero que mejoró cuando se dieron cuenta de que no era más de lo mismo.


Nos queda el compromiso de regresar y compartir con los maestros la importancia del fomento de la lectura y la escritura en los alumnos. Digo, ¿qué cuesta leer un cuento a los alumnos, antes de comenzar el día escolar? Si se hiciera, al final del semestre o año, tendrían muchas historias dentro de sí. Las historias nos complementan, nos forman, nos enseñan.


No digo más, les dejo el resto de las imágenes, logradas por mi querido amigo y compañero Ramón Martínez Mancilla. Nos hallamos luego, Por mejores lectores y escritores...