lunes, 28 de mayo de 2018

En algún lugar de la Ciudad Idiota, de cuyo nombre nada recuerdo.



a) Ahora David es el gigante. No hay filisteos rodeando los muros de Israel, pero el ejército de los ojos ha sitiado los cuatro muros de su pequeña Jerusalem. Goliat es la cámara y su párpado minúsculo. Basta con mover la honda de las pupilas y lanzar un guijarro de luz para que caiga el gigante sin guedejas y se quiebre sin escudo, sin espada. Pero este David es más bello y más vasto que todo el desierto del Neguev. Su voz de niño es el trino roto de un petirrojo que muere de frío acurrucado en los agrietados muros de Meguiddó. No hay filisteos aquí, pero ¿quiénes somos nosotros mirando al gigante David, al que danza con el pequeño corazón desnudo, inmóvil?
Braile para sordos
Balam Rodrigo

Foto: Sonia Olivares

 Los veremos al dar la vuelta, mientras descendemos la escabrosa pendiente. Supondremos que la batalla ha finalizado antes de comenzar. Uno de ellos se llamará David, el otro será Goliat, o quizá Jonatán, hijo de Saúl. Asistiremos sin saberlo a un instante, a un descuido de la memoria en el espacio - tiempo de la ciudad idiota. Nos asomaremos un tanto sorprendidos por esa fisura microcósmica. Seremos testigos de ocasión, casuales sin causa. ¿Quién es David? ¿Quién Goliat? ¿Quién Jonatán?... ¿Quién el filisteo y quién el elegido de dios? 

1. David está sentado y Jonatán de pie, armado hasta los dientes, adviritiendo a David que el tiempo se agota, que debe huir al desierto porque su padre (de Jonatán, que no de David) ha ordenado su captura (de David, que no de Jonatán). David no quiere alejarse de su más grande amor: Mical (hermana de Jonatán e hija de Saúl), y es por eso que, sentado sobre la enorme muralla, reflexiona sobre su destino, al que le sobrará razón más que pasión.

2. David está sentado y Goliat de pie sopla y resopla, armado hasta los dientes, con una lanza que degüella los rayos del sol en su extremo más puro. El hijo de Jesé (David, que no Goliat) le repite que dios le ha proporcionado la gracia del libre albedrío y con esto la posibilidad de elegir el destino del desafío. Es por eso que no peleará. Ignora (Goliat, que no David) que de las cinco piedras una se le incrustará en el frente del seno nasal, y que de tanto insistir morirá... sin remedio.

¿Alcanza usted a ver dentro de la fisura? ¿Imagina otras escenas? ¿Otras posibilidades? A cada rato se repiten estas y otras circunstancias, atemporales. Se escriben y reescriben las pasiones humanas, poderosas por obra y gracia de la imaginación en distintas geografías de la ciudad idiota. 


P.d.

Cerca de ahí (dentro de dos semanas) muchos veremos al Quijote cruzar la calle, montado sobre su rocín. Los autos irán y vendrán acelerados, flamígeros, escandalosos. La noche servirá de cámara negra y se dibujará contra los fanales la triste figura de don Alonso de acá para allá, tambaleante sobre el filo del equilibrio. Rocinante, apelando al prodigio de la memoria, caminará zigzageante rumbo a casa, como lo haría el Bucéfalo de Alejandro Magno, el Babieca del Cid Campeador. 

El Quijote aparentará estar mortalmente herido. Entonces... ¿Qué gigante lo habrá lastimado? ¿Qué caballero le habrá ofendido? ¿Dónde está el fierabrás? ¿Dónde, Sancho Panza? Sin duda será esta circunstancia obra de algún extraño nigromante, de algún mago enemigo de la verdad, del honor y de la justicia. 

Quienes lo veremos lo sabremos.

3 comentarios:

  1. Interesante. Supongo que el primer fragmento corresponde a Balam, y después ya son tus palabras.
    Algo que extraño del trabajo literario es que las preguntas las respondía el poeta, la respuesta, su apreciación de la realidad era su legado.
    Ahora los poetas describen la realidad, de forma periodística, pero con un lenguaje viciado. Y legan las preguntas a la postre, como haciendo un deslinde.
    Lo que me gusta de tu texto es que provoca el diálogo, no me das preguntas, sino que realizas un ejercicio interesante, además de certero. Pues realizas una reflexión desde la ficción, que trasciende a la realidad y regresas a la fantasía, ya en vuelta en esta fantasía ahira tu lector no sabe si está en la realidad o ya es fabulado.
    Gracias Hugo.

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  2. Querido doctor:

    Dices bien. El primer texto es del Balam. Después de la foto, todos los pecados son míos, querido amigo.

    Me gusta la lectura que haces de la lectura, jejeje.

    Te agradezco y te abrazo desde acá hasta allá, donde vos.

    p.d. Raspándonos el hígado (ojalá tengamos la capacidad de regenerarnos el hígado, cual Prometeos)bien podríamos profundixar en esos rollos de la intertextualidad.

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