... decía la diapositiva en la pared del Auditorio del C. C. de Chiapas, Jaime Sabines, en Tuxtla Gutiérrez. Nosotros llegamos con la idea de compartir y divertirnos, a costillas de los libros, que tantas satisfacciones nos han dado. Nos encontramos por el puritito gusto de estar ahí Darinel, Matatena, Ray Zopilote, el Hugo, suplantando al Haragán Ramírez, además de chicos de la PREVO, el CONALEP, la Escuela de Trabajo Social, y público en general.
Yo, el Hugo, estoy fuera de forma...o mejor dicho, con forma de "guajolota" chilanga (verde o roja), pero hice mi mejor esfuerzo, eso que ni qué. El son que nos juntó fue el tocado por las historias, las nuestras, las de otros que también son nuestras, y las nuestras contados para otros.
La Oficina de Fomento a la Lectura que coordina mi querido maestro Ramón Martínez Mancilla, acompañado de Estela , Liz, Ervin y demás compañeros de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas del Estado de Chiapas, generosos nos invitaron a compartir el Día Internacional del Libro (y nos obsequiaron muchísimos ejemplares para regalar esa mañana).
¿Y de qué trató la tertulia? Pues de libros, lecturas, cuentos, canciones y diversión a destajo, todo gracias al ingenio y talento de Jesús (Compañía La Matatena) Ray (Radiombligo) y Darinel Dominguez (Vientos Culturales).
Le pidieron al Haragán Ramírez fuera el moderador de tan increíble encuentro, porque es bien sabido que al enmascarado le sobra arrojo, pero como yo no era él, sino un sustituto, eso fue lo que me faltó, así que se me ocurrió imitarlo, contando de los muchos personajes que viven dentro de mi (de él no), y así fue como les conté de La Metamorfosis, El diario de Ana Frank, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Crónica de una muerte anunciada y La Odisea.
También se dieron cita dos chicos que se hicieron acreedores a un premio nacional, con dos dibujos que ahora ilustran un libro editado por la Dirección General de Bibliotecas, reconociendo su talento. Estos dos niños son originarios de Tapalapa, Chiapas: Iván Morales González y Aida Mairelli Sánchez Villareal.
Aun cuando el día del libro había sido cuatro días atrás, nosotros hicimos uso de la maquinita del tiempo, y cambiamos la fecha para que nunca más dejara de ser 23 de abril, desde ayer. ¡Todos los días es el día del libro!... ¡Los libros, leídos, jamás serán vencidos! (me acordé hasta hoy de la consigna)
Abrió plaza el maestro Darinel, fundador de la Asociación Civil Vientos Culturales, quien desde 1996 junto a un grupo de personas, se entregaron al servicio de trabajar para los niños y jóvenes más necesitados en el estado de Chiapas. Y esa mañana Darinel nos compartió algo de su chistera, para abrir plaza.
Después siguió Ray Zopilote, capitán en turno del programa más escuchado por los niños de Chiapas, y allende fronteras: radiombligo. Zopi es un gran leedor de cuentos, que terminan encantando al más taimado. Y esa mañana no fue la excepción, abriendo plaza con un cuento que a mi me gusta mucho, de Roald Dahl.
Jesús Meza, fundador y director de la compañía “La Matatena”, desde 2006 busca integrar diversos elementos y hacer de las presentaciones un momento realmente mágico, por lo que los espectáculos que ofrece están compuestos de cuenta cuentos, canciones y títeres. Y esa mañana nos regaló esas tres posibilidades, compartiendo de manera ingeniosa su acercamiento a los libros.
Con estos tres tremendos talentos, ¿ustedes creen que no iba a estar de lujo? Pues así fue, estuvo de lujosísimo, porque juntos nos regalaron una mañana diferente, como imagino deberían de ser todas las mañanas en la escuela, la casa, la oficina, y demás lugares donde tanta falta hace un regreso al niño que fuimos.
¡Pero que no se olvide el motivo! El día internacional del libro (y los derechos de autor). La Red Estatal de Bibliotecas Públicas del Estado de Chiapas, cuenta con presencia en todos los municipios de la entidad (403 bibliotecas). Eso quiere decir que el esfuerzo por colocar lo libros ha sido importante.
Pero, ¿y quiénes motivarán o detonarán a esas bibliotecas para que estén activas. Pues además de los bibliotecarios, también los mediadores y promotores de salas de lectura coordinadas por la Oficina de Fomento, y demás esfuerzos de promoción lectora independiente, que son varias y variadas en la entidad.
A esto se suman las bibliotecas escolares, y por ende el trabajo esforzado de los maestros de cada una de las escuelas de educación preescolar, primaria, secundaria y preparatoria. También especialidades como la existente en la Facultad de Humanidades de la UNACH, (Procesos Culturales Lecto-Escritores, que ya va en su octava generación), y las muchas salas de lectura existentes en Chiapas.
Pero cuando hablamos de leer, no solo deberíamos de referirnos a la lectura de libros, o de revistas, también se leen programas de radio, la música, la televisión, la fotografía, los fogones, las esculturas, las pinturas... la lectura en términos generales se mira, se escucha, se palpa, se huele y se saborea. Todo se lee, y esas lecturas plenas son lo que van conformando a la persona que llegamos a ser en la vida adulta y hasta el día que partimos "al mar del universo" (metáforas, de la que ahondaré más adelante).
¿Cuál es la fórmula entonces para leer, por ejemplo, un libro? Pues lo mismo, "el ejemplo". Así como se dice que los hijos son el reflejo de sus padres, así también sucede que los alumnos son el reflejo de sus maestros. Decía Efraín Huerta: "El que esté libre de influencias, que arroje la primer metáfora"... las metáforas... esas grandes ausentes en las escuelas y que están casi condenadas a desaparecer si no hacemos algo por ellas.
¿Acaso usted no habla con metáforas para hacerse entender o para enseñar algo, o hacerlo más comprensible? Por ejemplo, esa mañana el Ray "llegó volando" hasta el auditorio, a mi me "cayó el veinte" cuando el Haragán me dejó su máscara... ¿Usted qué metáforas usa en su vida cotidiana?
Ahora mismo podría decir que Ray, Jesús y Darinel, fueron esa mañana dos "monstruos" sobre el escenario...pero no se amilane, ni piense mal de mi, porque la palabra monstruo también significa algo "digno de ser mostrado". Y el público era "un mar" de allá para acá, bailando al compás del maestro Darinel.
En suma, una mañana para recordar por lo espontáneo de lo mucho ahí acontecido. Fue un salto, literal, al vacío. El pretexto fue el día del libro, y la oportunidad única para disfrutar juntos a tres espíritus libres, loquitos y admirables. De lo que se perdió el verdadero Haragán... ni modos... pero ya habrá otra oportunidad, porque habrá una segunda parte, no lo duden... por mejores días!
viernes, 28 de abril de 2017
Viviendo la lectura y la escritura en mi escuela.
ESCUELA TELESECUNDARIA 216 "JUSTO SIERRA MÉNDEZ"
San Lucas, Chiapas; a 25 de abril del 2017.
Hace bastante tiempo que mi querido amigo Virgilio Fonseca me invitó a San Lucas. Por una u otra razón no había podido viajar a ese lugar que, Virgilio me aseguraba, es paradisíaco. "Iré, dije... no sé cuándo, pero iré". A principios de año dijimos que en abril podría ser posible viajar a San Lucas, y después de afinar algunos detalles, resultó que el buen Virgilio salió del pueblo a otro destino. La maestra Magda Corzo me llamó para refrendar mi palabra de ir a la telesecundaria de San Lucas, cosa que le garanticé, porque al final de cuentas el propósito de viajar hasta allá era, además de la amistad de Virgilio, la posibilidad de convivir con los alumnos de la escuela Justo Sierra.
Y vaya que si estuvo concurrido. Los chicos fueron participativos y las actividades (tres) realizadas con los muchachos fue sin contratiempos. Estuvimos dando de gorgoritos la maestra Charito, la maestra Anita y yo mero maromero. Las profesoras impartieron dos talleres, de tres sesiones cada taller, que llevó el titulo de "El Pregonero" y "El mundo de las letras", respectivamente.
¿Y de qué van? Sencillito: El alumno pregona un libro que se haya leído, para que el otro se "enamore" y tenga la curiosidad de leer. Se empieza con la canción de Cri - Cri, titulado: "El Pregonero", respetando las características del pregón, que es la copla, la rima y el verso.
Cabe hacer mención de que los pregones pertenecen a la literatura oral y popular, es decir, aquella que tiene como destinatario directo al pueblo. Asimismo, presentan claras conexiones con el folclor, ya que aluden a diferentes aspectos de la vida tradicional de un colectivo (costumbres, etc).
Y si me apuran, les cuento que el ser pregonero en hace cinco siglos, era de verdad cosa seria. Tenía carácter de labor oficial, donde se tenía que estar autorizado para dare pregones, y estos pregoneros a su vez tenían sus propios voceadores (¿les suena familiar?) La noticias, edictos, resolutivos, sentencias y demás asuntos de un gobierno o institución se le enteraba a la sociedad a través del Pregón.
No había otra manera de hacer "masiva" una noticia o información relevante que se necesitara, si no era a través del pregón, por varios motivos: no existían los diarios como tal, además, si así hubiera sido, no todos sabían leer, y de boca en boca era la manera más efectiva de "masificar" información de interés público.
Esta actividad "oficial" en una primera instancia, fue adoptada para contar no solo cosas oficales, sino para popularizar historias, que se fueron construyendo en rimas o versos, para facilitar su memorización y así trascender, conservando la "escaleta" de lo que se quería contar.
Muchas han sido las historias que han perdurado en el transcurrir del tiempo, tanto, que se desconoce la fuente original de tales narraciones producto de la oralidad. Las pasiones humanas han sido retratadas con diferentes argumentos, pasiones que se han plasmado en textos literarios, el gran invento de la humanidad para intentar perpetuar la memoria: EL Libro.
Yo mero maromero, sin saber que compartía plaza, y quizá porque al final de cuentas coincidimos en un propósito común, llevé un cachito de "¡LO LEO Y NO LO CREO!, que consistió en compartirles algunos de los muchos personajes que me habitan, después de haberme "devorado" sus historias y hacerlas parte de mi.
Hablé de Ana Frank, Gregorio Samsa, Juana de Asbaje, Ulíses / Odiseo, Santiago Nasar, Don Alonso Quijano, Benzulul, Juan Preciado, y no recuerdo qué otro personaje más.
Después de enseñarles que la magia "si existe", les leí "un cuento de amor y amistad" del libro NADIE TE CREERÍA, de Luis María Pesceti, que pertenece a los Libros del Rincón.
Por último, les presenté el multipaseado "Kamishibai", y una de las tantas aventuras de Don Quijote de La Mancha: la aventura de los molinos de viento. Está demás contar que Yo me divierto mucho, y hasta donde veo, los espectadores se divierten igual.
Si es divertida la experiencia, vamos de gane, porque se crea afinidad y con un poco de optimismo, hasta se ganan lectores, que es al final de cuentas el propósito de este tipo de actividades.
Posteriormente hicimos una dinámica de escritura que he denominado MONDONGO, donde se pone a prueba su conocimiento de cultura general, por no decir básica, y donde se aprende de manera entretenida un poco de ortografía.
Cada oportunidad que tengo de viajar a escuelas donde se tiene la inquietud de promover la lectura y la escritura entre la población estudiantil, voy rete encantado de la vida. Estamos hechos de historias, propias y ajenas.
Llegar a otros lugares siempre será mejor, no me cabe la menor duda. Sumar, construir, compartir y divertirse, es lo mejor que me puede suceder... y si no me creen, miren lo que me compartieron. Estas frutas son una metáfora, ese ejercicio tan olvidado y tan necesario para acercar el aprendizaje.
Por último, les comparto esta imagen donde aparece una gran mayoría de los chicos de la brigada de lectura de la secundaria, que estuvieron siempre atentos y bastante participativos de las actividades de los que esa mañana fungimos como talleristas la maestra Anita, la maestra harito y yo mero maromeo... por mejores días.
San Lucas, Chiapas; a 25 de abril del 2017.
Hace bastante tiempo que mi querido amigo Virgilio Fonseca me invitó a San Lucas. Por una u otra razón no había podido viajar a ese lugar que, Virgilio me aseguraba, es paradisíaco. "Iré, dije... no sé cuándo, pero iré". A principios de año dijimos que en abril podría ser posible viajar a San Lucas, y después de afinar algunos detalles, resultó que el buen Virgilio salió del pueblo a otro destino. La maestra Magda Corzo me llamó para refrendar mi palabra de ir a la telesecundaria de San Lucas, cosa que le garanticé, porque al final de cuentas el propósito de viajar hasta allá era, además de la amistad de Virgilio, la posibilidad de convivir con los alumnos de la escuela Justo Sierra.
Y vaya que si estuvo concurrido. Los chicos fueron participativos y las actividades (tres) realizadas con los muchachos fue sin contratiempos. Estuvimos dando de gorgoritos la maestra Charito, la maestra Anita y yo mero maromero. Las profesoras impartieron dos talleres, de tres sesiones cada taller, que llevó el titulo de "El Pregonero" y "El mundo de las letras", respectivamente.
¿Y de qué van? Sencillito: El alumno pregona un libro que se haya leído, para que el otro se "enamore" y tenga la curiosidad de leer. Se empieza con la canción de Cri - Cri, titulado: "El Pregonero", respetando las características del pregón, que es la copla, la rima y el verso.
Cabe hacer mención de que los pregones pertenecen a la literatura oral y popular, es decir, aquella que tiene como destinatario directo al pueblo. Asimismo, presentan claras conexiones con el folclor, ya que aluden a diferentes aspectos de la vida tradicional de un colectivo (costumbres, etc).
Y si me apuran, les cuento que el ser pregonero en hace cinco siglos, era de verdad cosa seria. Tenía carácter de labor oficial, donde se tenía que estar autorizado para dare pregones, y estos pregoneros a su vez tenían sus propios voceadores (¿les suena familiar?) La noticias, edictos, resolutivos, sentencias y demás asuntos de un gobierno o institución se le enteraba a la sociedad a través del Pregón.
No había otra manera de hacer "masiva" una noticia o información relevante que se necesitara, si no era a través del pregón, por varios motivos: no existían los diarios como tal, además, si así hubiera sido, no todos sabían leer, y de boca en boca era la manera más efectiva de "masificar" información de interés público.
Esta actividad "oficial" en una primera instancia, fue adoptada para contar no solo cosas oficales, sino para popularizar historias, que se fueron construyendo en rimas o versos, para facilitar su memorización y así trascender, conservando la "escaleta" de lo que se quería contar.
Muchas han sido las historias que han perdurado en el transcurrir del tiempo, tanto, que se desconoce la fuente original de tales narraciones producto de la oralidad. Las pasiones humanas han sido retratadas con diferentes argumentos, pasiones que se han plasmado en textos literarios, el gran invento de la humanidad para intentar perpetuar la memoria: EL Libro.
Yo mero maromero, sin saber que compartía plaza, y quizá porque al final de cuentas coincidimos en un propósito común, llevé un cachito de "¡LO LEO Y NO LO CREO!, que consistió en compartirles algunos de los muchos personajes que me habitan, después de haberme "devorado" sus historias y hacerlas parte de mi.
Hablé de Ana Frank, Gregorio Samsa, Juana de Asbaje, Ulíses / Odiseo, Santiago Nasar, Don Alonso Quijano, Benzulul, Juan Preciado, y no recuerdo qué otro personaje más.
Después de enseñarles que la magia "si existe", les leí "un cuento de amor y amistad" del libro NADIE TE CREERÍA, de Luis María Pesceti, que pertenece a los Libros del Rincón.
Por último, les presenté el multipaseado "Kamishibai", y una de las tantas aventuras de Don Quijote de La Mancha: la aventura de los molinos de viento. Está demás contar que Yo me divierto mucho, y hasta donde veo, los espectadores se divierten igual.
Si es divertida la experiencia, vamos de gane, porque se crea afinidad y con un poco de optimismo, hasta se ganan lectores, que es al final de cuentas el propósito de este tipo de actividades.
Posteriormente hicimos una dinámica de escritura que he denominado MONDONGO, donde se pone a prueba su conocimiento de cultura general, por no decir básica, y donde se aprende de manera entretenida un poco de ortografía.
Cada oportunidad que tengo de viajar a escuelas donde se tiene la inquietud de promover la lectura y la escritura entre la población estudiantil, voy rete encantado de la vida. Estamos hechos de historias, propias y ajenas.
Llegar a otros lugares siempre será mejor, no me cabe la menor duda. Sumar, construir, compartir y divertirse, es lo mejor que me puede suceder... y si no me creen, miren lo que me compartieron. Estas frutas son una metáfora, ese ejercicio tan olvidado y tan necesario para acercar el aprendizaje.
Por último, les comparto esta imagen donde aparece una gran mayoría de los chicos de la brigada de lectura de la secundaria, que estuvieron siempre atentos y bastante participativos de las actividades de los que esa mañana fungimos como talleristas la maestra Anita, la maestra harito y yo mero maromeo... por mejores días.
sábado, 8 de abril de 2017
¡MAGIA!
El pasado 06 y 07 de abril fueron días especiales para mí. Tuve el privilegio de conocer a la escritora Ana Clavel, a la crítica literaria Luzma Becerra. También saludé a mi querido amigo Jorge Escobar, a mi admirado Zopilote, a Jesús Matatena, Alejandro, Ramón Mancilla y Teresita Jiménez. Por si aún faltara algo, tuve el gusto de cerrar estos días privilegiados para mí, asistiendo al palomazo que El Haragán Ramírez se aventó en la Sala Infantil de la Biblioteca Pública Central, en el Centro Cultural de Chiapas "Jaime Sabines". Un cierre de campeonato antes de vacaciones.
Esta vez les relataré mi experiencia acompañando al Haragán Ramírez a una de sus luchas. A pesar de hacerle honor a su nombre, llegó puntual a mi trabajo para partir de ahí al CCCJS. Al subirnos al transporte público fue inevitable que los demás pasajeros voltearan a ver al Haragán, quien venía además con una playera vistosa, simulando la máscara azul que tanta curiosidad despertaba. Señoras, señores, chavos y chavas miraban al luchador, que distraía la vista por la ventanilla del transporte. Imagino sentía las miradas porque a ratos volteaba y entonces quienes lo miraban, dejaban de hacerlo respetuosos. Apenas el Haragán se distraía, las miradas regresaban. ¿Qué estaba sucediendo? Curiosidad pura, un enmascarado sigue siendo un mito genial.
Llegamos al centro cultural, y el Haragán me pidió le acompañara a comprar una botella de agua, y unos dulces. En el camino a la tienda, la gente lo veía y algunos hasta lo saludaron "¡Ese mi azul!"... "¡Ahí va el demonio!" Chocó la palma de su manaza con una pareja de novios que lo observaban, admirados. Yo detras de él, siendo testigo, feliz de acompañar a un mito. En la tienda todos voltearon a verlo, solo unos segundos, después continuaron sus compras. "Montaño, lo que vas a ver no se lo digas a nadie, ya sabes cómo son los colegas de cábulas". Le dije que no tuviera cuidado, aunque la verdad ni sabía de qué estaba hablando. Salimos de la tienda directo al escenario. En el camino lo vi sacar la botella de agua. ¿Cómo beberá si tiene la máscara? ¿Se la quitará? Fue entonces cuando apareció de entre sus manos... ¡un popote! Entonces entendí.
¿Y qué vas a hacer hoy, Haragán? Le pregunté al enmascarado. Se volteó a verme sin dejar el popote, se encogió de hombros y siguió caminando. En la sala infantil nos encontramos con Ramón y Jesús Matatena. El Haragán, de pie a un costado del teatrino, se veía bastante grande. Saludaba a algunos niños que estaban en la ludoteca, y les decía cómo se debía de posar para las cámaras. ¡Uf!, de eso El Haragán sabe bastante. En corto nos contó que después de retirarse del pancracio, aprovecho su talento fotogénico para incluir libros en sus poses. Le volví a preguntar qué iba a hacer antes de que comenzara La varita Mágica, función de títeres. Volvió a encogerse de hombros y se metió un dulce a la boca. Anunciaron la primera llamada y El Haragán, bien, gracias. Foto acá, foto allá. Sonó la segunda llamada, fui hasta donde el enmascarado y le volví a preguntar qué iba a hacer, y se volvió a encoger de hombros. Antes de la tercer llamada se fue al frente del escenario. Al pasar por mi lugar, me dijo: "Montaño, ya sé lo qué voy a hacer". Con la mirada curiosa y las cejas levantadas, pregunté qué haría. Él, muy propio, contestó con voz seria: "Magia".
La sala se fue llenando de niños y adultos, y a las seis y minutos anunciaron al Haragán. Yo, sentado a un costado veía la mirada de los chicos, atentos a los movimientos del luchador que agradecía la invitación y contaba de cuando había dejado la lucha para acercarse a una biblioteca. ¿Y la magia? Pensé. El enmascarado hablaba y hablaba, de pronto dijo. "Haré magia". Sacó un teléfono que enseñó al público, luego lo metió a su bolsa izquierda, y después de unos pases mágico, ayudado por el "abracadabra" del público, lo desapareció, para reaparecerlo en el bolsillo derecho de su pantalón. Después con otros pases y la palabra mágica de rigor, regresó el teléfono al bolsillo izquierdo, en un acto digno del mítico tesoro al final del arcoiris. Uno de los niños protestó: "¡No hizo magia!". Otro dijo: "¡Hizo trampa!" El Haragán se revolvía dentro de sí como león enjaulado. Por menos que eso, el Haragán había descuajaringado a una docena de luchadores. "¡No eres un mago, eres un mentiroso!", dijo un niño aguerrido y escéptico al mil por ciento. El Haragán estaba a punto de saltarle encima pero se contuvo. Algo era verdad: no es mago, solo haragán.
El enmascarado retó al niño escéptico sacando de quién sabe dónde un paquete de cartas, lo enseñó al niño y al público, y les dijo que iba a desaparecer una carta. Colocó el paquete en la enorme palma de su mano, y en un pase mágico que solo vio él, porque nosotros no alcanzamos a ver, dijo que había desaparecido la baraja. Luego pidió una varita mágica y se la puso en la mano al niño, y juntos comenzaron a caminar entre el público, dejando que la varita hiciera su trabajo mágico hallando la carta. Y así se pasearon por varios lugares, y sí, querido lector, sucedió lo que ya esperábamos: la carta desapareció, de tal manera, que no la halló ni la mismísima varita mágica.
El niño estaba desencantado, algo que imagino al Haragán no le gusta que suceda, porque algo tiene claro también: los niños son primero. Entonces se puso serio, le pidió regresar al frente del escenario, y ahora sí, con calma y enseñando a todos la carta en un pase mágico digno de dos tesoros del Rey Salomón, desapareció la carta frente a todos. El "oooh" de admiración no se hizo esperar. Juntos el enmascarado y el niño escéptico sujetaron la varita mágica y por un extraño sortilegio la ésta apuntó a un nido, a un costado del público, y sí, la carta (un rey de corazones rojo) apareció mágicamente.
El niño estaba confundido, y es normal porque eso sucede cada vez que la magia es verdadera. Y sin decir palabra alguna fue a enseñarle la carta mágica a su mamá. El Haragán, más animado, presentó la obra de la varita mágica con un libro mágico, por supuesto, logrando sacar a los personajes de él y llevarlos al teatrino. No me pregunten cómo lo hizo, porque ni él mismo lo sabe.
A punto de despedirse y dar paso a la obra de títeres, apareció una liga común y corriente y con un pase mágico digno de tres tesoros de piratas antiguos, cambió de lugar la liga entre sus dedos en una fracción de segundos. Fui testigo de cómo la liga cambiaba de arriba hacia abajo de manera mágica. Luego desapareció un pedazo de plástico de la palma de su mano, igual de rápido. Después de eso el Haragán se despidió, creo yo, bastante satisfecho de haber llevado un poco de magia esa tarde. Yo me preguntaba, ¿y este haragán de dónde aprendió magia?
Mientras la obra de títeres La Varita Mágica tenía encantado a pequeños y grandes, aproveché para preguntarle al Haragán de dónde había salido mago. Él volteó a verme, se encogió de hombros y se metió otro dulce a la boca. Algo era cierto, lo vi desparecer una carta, un plástico, y cambiar de lugar una liga, en fracción de segundos. El cierre de estos dos días estaba siendo mágico, literalmente.
Al finalizar la obra, se regalaron libros para los niños, y revistas para los adultos, patrocinados por la oficina de fomento a la lectura, a cargo de Ramón, generoso a más no poder. Iba a despedirme del Haragán y de los demás compañeros, cuando pidieron tomarse una foto grupal, y sí, adivinaron, hasta allá llegó el Haragán Ramírez para posar en lo que mejor le sale.
Acá las fotos, que de alguna manera hacen constar la presencia de este enmascarado que de seguro volvería a su casa así, enmascarado, saludando a cuantos se le atraviesan y fotografiándose a diestra y siniestra. Por supuesto que pedí una fotografía junto a él, pero por alguna extraña razón no se registró en mi teléfono, así que para la próxima llevaré una cámara profesional.
Más de uno me ha confundido con él, así que me atreví a fotografiarlo de bien cerca, cosa que no le hizo mucha gracia, pero ahí está. Si logra usted adivinar quién es, me avisa.
Felices vacaciones...por mejores lectores y escritores.
Esta vez les relataré mi experiencia acompañando al Haragán Ramírez a una de sus luchas. A pesar de hacerle honor a su nombre, llegó puntual a mi trabajo para partir de ahí al CCCJS. Al subirnos al transporte público fue inevitable que los demás pasajeros voltearan a ver al Haragán, quien venía además con una playera vistosa, simulando la máscara azul que tanta curiosidad despertaba. Señoras, señores, chavos y chavas miraban al luchador, que distraía la vista por la ventanilla del transporte. Imagino sentía las miradas porque a ratos volteaba y entonces quienes lo miraban, dejaban de hacerlo respetuosos. Apenas el Haragán se distraía, las miradas regresaban. ¿Qué estaba sucediendo? Curiosidad pura, un enmascarado sigue siendo un mito genial.
Llegamos al centro cultural, y el Haragán me pidió le acompañara a comprar una botella de agua, y unos dulces. En el camino a la tienda, la gente lo veía y algunos hasta lo saludaron "¡Ese mi azul!"... "¡Ahí va el demonio!" Chocó la palma de su manaza con una pareja de novios que lo observaban, admirados. Yo detras de él, siendo testigo, feliz de acompañar a un mito. En la tienda todos voltearon a verlo, solo unos segundos, después continuaron sus compras. "Montaño, lo que vas a ver no se lo digas a nadie, ya sabes cómo son los colegas de cábulas". Le dije que no tuviera cuidado, aunque la verdad ni sabía de qué estaba hablando. Salimos de la tienda directo al escenario. En el camino lo vi sacar la botella de agua. ¿Cómo beberá si tiene la máscara? ¿Se la quitará? Fue entonces cuando apareció de entre sus manos... ¡un popote! Entonces entendí.
¿Y qué vas a hacer hoy, Haragán? Le pregunté al enmascarado. Se volteó a verme sin dejar el popote, se encogió de hombros y siguió caminando. En la sala infantil nos encontramos con Ramón y Jesús Matatena. El Haragán, de pie a un costado del teatrino, se veía bastante grande. Saludaba a algunos niños que estaban en la ludoteca, y les decía cómo se debía de posar para las cámaras. ¡Uf!, de eso El Haragán sabe bastante. En corto nos contó que después de retirarse del pancracio, aprovecho su talento fotogénico para incluir libros en sus poses. Le volví a preguntar qué iba a hacer antes de que comenzara La varita Mágica, función de títeres. Volvió a encogerse de hombros y se metió un dulce a la boca. Anunciaron la primera llamada y El Haragán, bien, gracias. Foto acá, foto allá. Sonó la segunda llamada, fui hasta donde el enmascarado y le volví a preguntar qué iba a hacer, y se volvió a encoger de hombros. Antes de la tercer llamada se fue al frente del escenario. Al pasar por mi lugar, me dijo: "Montaño, ya sé lo qué voy a hacer". Con la mirada curiosa y las cejas levantadas, pregunté qué haría. Él, muy propio, contestó con voz seria: "Magia".
La sala se fue llenando de niños y adultos, y a las seis y minutos anunciaron al Haragán. Yo, sentado a un costado veía la mirada de los chicos, atentos a los movimientos del luchador que agradecía la invitación y contaba de cuando había dejado la lucha para acercarse a una biblioteca. ¿Y la magia? Pensé. El enmascarado hablaba y hablaba, de pronto dijo. "Haré magia". Sacó un teléfono que enseñó al público, luego lo metió a su bolsa izquierda, y después de unos pases mágico, ayudado por el "abracadabra" del público, lo desapareció, para reaparecerlo en el bolsillo derecho de su pantalón. Después con otros pases y la palabra mágica de rigor, regresó el teléfono al bolsillo izquierdo, en un acto digno del mítico tesoro al final del arcoiris. Uno de los niños protestó: "¡No hizo magia!". Otro dijo: "¡Hizo trampa!" El Haragán se revolvía dentro de sí como león enjaulado. Por menos que eso, el Haragán había descuajaringado a una docena de luchadores. "¡No eres un mago, eres un mentiroso!", dijo un niño aguerrido y escéptico al mil por ciento. El Haragán estaba a punto de saltarle encima pero se contuvo. Algo era verdad: no es mago, solo haragán.
El enmascarado retó al niño escéptico sacando de quién sabe dónde un paquete de cartas, lo enseñó al niño y al público, y les dijo que iba a desaparecer una carta. Colocó el paquete en la enorme palma de su mano, y en un pase mágico que solo vio él, porque nosotros no alcanzamos a ver, dijo que había desaparecido la baraja. Luego pidió una varita mágica y se la puso en la mano al niño, y juntos comenzaron a caminar entre el público, dejando que la varita hiciera su trabajo mágico hallando la carta. Y así se pasearon por varios lugares, y sí, querido lector, sucedió lo que ya esperábamos: la carta desapareció, de tal manera, que no la halló ni la mismísima varita mágica.
El niño estaba desencantado, algo que imagino al Haragán no le gusta que suceda, porque algo tiene claro también: los niños son primero. Entonces se puso serio, le pidió regresar al frente del escenario, y ahora sí, con calma y enseñando a todos la carta en un pase mágico digno de dos tesoros del Rey Salomón, desapareció la carta frente a todos. El "oooh" de admiración no se hizo esperar. Juntos el enmascarado y el niño escéptico sujetaron la varita mágica y por un extraño sortilegio la ésta apuntó a un nido, a un costado del público, y sí, la carta (un rey de corazones rojo) apareció mágicamente.
El niño estaba confundido, y es normal porque eso sucede cada vez que la magia es verdadera. Y sin decir palabra alguna fue a enseñarle la carta mágica a su mamá. El Haragán, más animado, presentó la obra de la varita mágica con un libro mágico, por supuesto, logrando sacar a los personajes de él y llevarlos al teatrino. No me pregunten cómo lo hizo, porque ni él mismo lo sabe.
A punto de despedirse y dar paso a la obra de títeres, apareció una liga común y corriente y con un pase mágico digno de tres tesoros de piratas antiguos, cambió de lugar la liga entre sus dedos en una fracción de segundos. Fui testigo de cómo la liga cambiaba de arriba hacia abajo de manera mágica. Luego desapareció un pedazo de plástico de la palma de su mano, igual de rápido. Después de eso el Haragán se despidió, creo yo, bastante satisfecho de haber llevado un poco de magia esa tarde. Yo me preguntaba, ¿y este haragán de dónde aprendió magia?
Mientras la obra de títeres La Varita Mágica tenía encantado a pequeños y grandes, aproveché para preguntarle al Haragán de dónde había salido mago. Él volteó a verme, se encogió de hombros y se metió otro dulce a la boca. Algo era cierto, lo vi desparecer una carta, un plástico, y cambiar de lugar una liga, en fracción de segundos. El cierre de estos dos días estaba siendo mágico, literalmente.
Al finalizar la obra, se regalaron libros para los niños, y revistas para los adultos, patrocinados por la oficina de fomento a la lectura, a cargo de Ramón, generoso a más no poder. Iba a despedirme del Haragán y de los demás compañeros, cuando pidieron tomarse una foto grupal, y sí, adivinaron, hasta allá llegó el Haragán Ramírez para posar en lo que mejor le sale.
Acá las fotos, que de alguna manera hacen constar la presencia de este enmascarado que de seguro volvería a su casa así, enmascarado, saludando a cuantos se le atraviesan y fotografiándose a diestra y siniestra. Por supuesto que pedí una fotografía junto a él, pero por alguna extraña razón no se registró en mi teléfono, así que para la próxima llevaré una cámara profesional.
Más de uno me ha confundido con él, así que me atreví a fotografiarlo de bien cerca, cosa que no le hizo mucha gracia, pero ahí está. Si logra usted adivinar quién es, me avisa.
Felices vacaciones...por mejores lectores y escritores.
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