lunes, 1 de febrero de 2016
Benito Juárez y Biliyin!
En noviembre, y gracias a la invitación de mi carnalito Fede y su domadora (profesores Federico Herrera y Verónica Coutiño) conocí la escuela Telesecundaria Benito Juárez. Me llevaron a uno de los salones y me mostraron los trabajos realizados por los estudiantes, y el esfuerzo de ellos por cumplir con el programa asignado, y de sus propias ideas con relación hacia actividades complementarias para los muchachos.
Cada vez que viajo a una escuela en particular es para mí un salto al vacío, porque no sé cómo ni dónde caeré, pero de lo que si voy cierto, es de que de una u otra manera saldrá bien. Me gusta lo que hago y creo no lo hago tan mal (creo), así que para no llegar con las manos vacías, se gestionó ante Coneculta la donación de 50 ejemplares de mi librillo Biliyin, más ejemplares de revistas literarias de gran calidad, donadas por la oficina de lectura, al mando de mi amigo Ramón Mancilla.
Pero antes de dar la charla, los maestros me agasajaron con pan y chocolate, algo de verdad muy generoso, que degusté con gran contentura. Sudé como marrano pero quedé encantado y ahi ya no hubo ninguna duda: el sabor de mi corazón estaba listo para decirles a ellos lo que venía a contarles.
Y como dije antes, cuando salto no sé dónde voy a caer, y me sorprendió saber que habría autoridades de ese sector, quienes de inicio a fin estuvieron bien portadas, sentaditas en una esquina de algo parecido a un presidium. Yo me despepité hablando de la lectura y los libros, y hablando de mi reciente charla con un personaje de la vida nacional del país: Nery Vela.
Después, cuando la audiencia ya estaba inquieta, decidimos hacer una dinámica para compartir los libros y las revistas, para lo cual se concurso en ortografía a través de una dinámica relativamente sencilla: palabras que ellos conocen o que están dentro de su bagaje lingüístico, y luego de un par de pruebas, dimos comienzo. Fueron once filas (si mal no recuerdo) y a las filas que no cometían errores, se les daba a cada uno un ejemplar del Biliyin.
De a poco cada fila se fue poniendo aguzada, y fueron ganando sus ejemplares y, cuando se acabaron se repartieron las revistas. La idea era que los maestros (en el ideal) participaran en cada una de las filas (y por qué no, también las señoras autoridades) pero no me animé a pedírselos, para evitar algún rubor innecesario, o un problema posterior de pérdida de autoridad ante los alumnos.
Después de finalizada la actividad, nos agasajamos con un pollito riquísimo, que me cayó de perlas porque de tanto hablar ya me estaba apurando el hambre. Nos despedimos de los alumnos y de los maestros no sin antes firmar algunos ejemplares y con la promesa de volver con alguna dinámica distinta quizá para enseñarles nuevas herramientas a los maestros, y enriquecer así las posibilidades de la práctica pedagógica, haciendo más atractiva la educación para los alumnos.
Gracias queridos fede y Vero, ojalá la próxima sea con maestros.
P.d. De mia migo Federico, después, tuve noticias de que algo quedó de aquella visita a los chicos, y pienso que si de los más de setenta que asisiteron, un par se hace lector, ya ganamos. La idea es ir sumando, no importan las grandes estadísticas, sino el hecho mismo de leer más allá de ser alfabetizado, sino volverse un lector escribidor y crítico, para que el futuro no parezca tan oscuro.
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