"Hoy comienza una nueva etapa", pensé al levantarme para asistir a la Secretaría de la Honestidad y Función Pública de Chiapas. Sí, otro salto al vacío convocado por la C.P. Isabel López Salinas (estoy casi seguro de que es mi familia, pero ella no lo sabe). La primera actividad de fomento a la lectura del año recién estrenado, cortesía de un seis de enero generoso para mí. Les cuento.
Tenor Juan Carlos Suárez |
Animal de costumbres, fui por el café de rigor y después subí al primer taxi que se asomó resultando ser de un viejo conocido, con quien nos saludamos sinceramente. Hablamos de la buena suerte de hallarnos en una ciudad cada vez más indiferente a las casualidades. Hablamos de la fiesta de enero y de lo afortunados que éramos por ser chiapanecos, pero sobre todo, amigos.
Iba en busca del recinto donde se hablaría de "la integridad como un valor relacionado con las tradiciones", todo esto en el marco del Dia de la integridad, donde me recibió una compañera, quien preguntó: "¿Es usted el rey mago?" Yo, que desde hace mucho no sé decir no, dije sí, ingenuo, porque mi charla era precisamente sobre los reyes magos. "¿Se va usted a cambiar?" A canijo, eso ya era otra cosa.
Le dije que era la persona que iba a dar una charla sobre los reyes magos. "¡Ah, es usted el cuenta cuentos!". Iba a decirle no, pero ni tiempo tuve, me mandó a registrarme y después pasar una puerta de seguridad. Le hice ver que segundos antes ni me iba a revisar, iba a pasar sin aduana. "Ah, pero porque creí era el rey mago, pero no lo es". Algo parecido a la felicidad comenzó a llenar mi cuerpo.
La Lic. Lorena Maza León me dio la bienvenida y yo, eufórico, supe que la conocía de alguna parte, pero la euforia me impidió recordar dónde y cuándo. Apuré mi café porque estaba casi a punto de comenzar el programa. Pregunté por el baño que resultó bastante lejano, casi laberíntico. Me dije, les cuento de la estrategia nacional de lectura, leo el cuento del desastroso fin de los tres reyes magos, y me regreso.
En esas estaba cuando el tenor Juan Carlos Suárez comenzó su actuación cantando Aleluya. No sé si era el frío de la mañana, el día por la integridad, el día de reyes o el público selecto y conocedor, que mi corazón se comenzó a apaciguar. Juan Carlos cantó de una manera tan clara, tan bonita, que me convencí de que era el mejor inicio de mis actividades de fomento del año.
Vi los rostros de los asistentes y puedo asegurar que estaban igual que yo, en armonía con lo que ahí estaba sucediendo. Me vi contento, sonriendo a cuantos me miraban. No miento, estaba adormecido (aún lo sigo estando), tanto, que no me importó descubrir entre el público asistente a una "comisaria" quien, quince años atrás, me amonestó "por jugar el juego de ajedrez".
Un señor bastante amable me dijo, "usted es el siguiente". Apenas pude felicitar y agradecer a Juan Carlos por su bella voz, cuando ya me encontraba en el podio, micrófono en mano. Lo demás fue de una tranquilidad que me sorprendió. Les hablé de los muchos nombres que me habitan, de la importancia de la lectura y del capital cultural que forma parte integral de los individuos.
Les hable de la importancia de las tradiciones y de la memoria histórica pero también cultural, de saber el origen de las cosas, del día de los inocentes y de los tres reyes magos. ¡Qué cosas! Del valor de saberse mexicanos, dueños de una herencia que está basada en un sueño. Los mexicanos soñadores, emprendedores, trabajadores, pero sobre todo honestos.
Terminé mi intervención leyéndoles el cuento del Desastroso final de los tres Reyes Magos, del escritor argentino Marco Denevi. Antes de eso les confesé la idea que había tenido de compartirles esa misma mañana, a todos los teléfonos móviles, dicha historia, pero que no se pudo multiplicar más que en un reducido grupo de coordinadores. ¿Se imaginan leyendo todos en el móvil, al mismo tiempo? ¡Sería genial!
Rematé mi alocución diciéndoles que ellos eran mis padrinos en esta nueva etapa de fomento lectoescritor. ¡Comisarios y Contralores mis padrinos! ¿No soy un privilegiado? Terminada mi participación la Mtra. Liliana Angell González, Secretaria de la Honestidad y Función Pública (y mi madrina), dio un mensaje bastante afortunado, cerrando el programa el tenor Juan Carlos, rematando así una mañana distinta, demoledora, casi mágica para mí.
No cualquiera se avienta más de doscientos madrinas y padrinos de un jalón y menos en un día de reyes magos. Sin duda me regalé un seis de enero distinto (¿quién podría quererme menos que yo?). Hubo más personalidades pero ahora mismo ignoro sus nombres (madrinas y padrinos míos también), me falta barrio burocrático, sin duda. Salí de ahí motivado, listo para recorrer el camino que sea.
No cabe duda de que estamos hechos de historias, y las mías siempre tienen un plus que llegan así, por senderos misteriosos. Mi madrina Liliana me compartió rosca y chocolate y conversé con más de uno, con algunos otros compartí consejos de fomento para sus hijos, dicté mi número a otros más para que conocieran este blog y leyeran sobre lo acontecido apenas un par de horas antes.
De vuelta al trabajo recordé todo lo bueno vivido esa mañana, abrazando después a mis compañeros de trabajo y deseándonos lo mejor de lo mejor. Sentí que esa euforia controlada no se detenía, y no me equivoqué. La fiesta del azúcar continuó con más roscas y chocolate. También llegó una maestra de Berriozábal, con quien mi amigo Ramón Preocupón y YoMeroMaromero acordamos apoyar con talleres de fomento a la lectura.
El saldo fue una moneda de oro, obsequio de mi madrina Lorena, de la Secretaría de la Honestidad y Función Pública, y dos muñequitos de dos roscas coneculteras, elementos que auguran cosas buenas para el dos de febrero y los demás meses por venir. La contadora Isabel López Salinas (insisto, es familia por línea materna) es mi madrina principal, y mi mejor cómplice.
¿Ahí acabó la historia? No, faltaba el remate a cargo de mi querido colega y amigo Alex, con quien comparto "licencia para Fomentar". El bandido me compartió por guasap una portada y el índice de un libro de Pau Donés, que se lee divertido, para decirme después, "llegaron los reyes magos a mi casa... El mensaje decía para un niño genial... Hugo Montaño... El libro es tuyo, mi querido hermano".
¿No soy un privilegiado? Gozo de la amistad de Alejandro desde hace varios años. Lo curioso de la vida, de las historias personales, es que conocí al vocalista de Jarabe de Palo en San Cristóbal de Las Casas. Sí, soy una suerte de Forrest Gump. Esa noche de concierto también recibí un libro de regalo, mismo que me puse a "ojear" mientras en el escenario sucedía la magia.
El día aun no termina, espero que lo haga sin sobresaltos, de lo contrario que sea entonces con sobresaltos felices. Las fotografías son cortesía de Maria Elena Zebadúa Galdámez, Juan Carlos Suárez, Isabel López y de Yo MeroMaromero... Por mejores lectores y escritores.
Amigo Hugo Montaño, siempre disfruto leer tus crónicas. Admiro las firmas como te desenvuelves y tu optimismo ante todo. Que sea este un excelente año para ti y los tuyos. Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, se hace lo que se puede, jejeje. Igualmente, lo mejor para vos en este año nuevo, o nuevo año, que no es lo mismo pero es igual.
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