miércoles, 12 de octubre de 2016

LO LEO Y NO LO CREO / UNIVERSIDAD MARIANO N. RUIZ - COMITÁN



Hace algunas semanas, el querido maestro y amigo, Alejandro Molinari, nos invitó al Zopi y a mi, a celebrar junto a maestros y alumnos de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, el día internacional de los animales. Esto en la hermosa ciudad (y mi patria chica) Comitán de Domínguez, Chiapas.

Ray Zopilote y un servidor, no tuvimos que pensarlo mucho, regresábamos de la ciudad de Tapachula, y estábamos ciertos de que nuestro viaje a Comitán, traería cosas buenas...y no nos equivocamos. Sergio nos atendió a las mil maravillas, llevándonos a cenar comida típica comiteca en El Foquito. Y al día siguiente a desayunar igual de rico, para después llevarnos hasta la Universidad, donde ya nos esperaban para la charla ¡LO LEO Y NO LO CREO!

Llegamos puntuales y nos recibieron con una gran algarabía, tanta, que no pude evitar emocionarme hasta los pelos. Se lo dije al Zopi (y se lo agradecí después), y llegamos hasta el escenario. Zopi leyo
cuentos como sólo él sabe hacerlo, rió, saltó, y conmovió a los asistentes con sus historias. Yo intenté una suerte de magia libreresca, y me aventé un concurso de una sola inspiración, con el cuento UNIDOS, del libro Nadie te creería, de Luis María Pesseti. Estábamos tan emocionados, que no reparamos en el tiempo, que sin darnos cuenta, pasaba de los sesenta minutos, y los chicos y personal académico, debían regresar a sus deberes escolares. Fue de verdad mágico para mí, y para el Zopi también. Se quedaron pendientes como los experimentos caseros y otro poco de magia sencilla, pero que de seguro sería la envidia de cualquier mago profesional.


Después de eso, tuvimos a una anfitriona excepcional, que nos llevó a degustar nieves de albahaca, y atendimos a la invitación del no menos famoso y peculiar Nuka, y sus raspados, que son de verdad una delicia. Nos dio a probar el "macharnuka", un raspado de potencia respetable, casi igual al carburante de los cohetes utilizados por la NASA. Comprobamos que la gente en Comitán es buena, y generosa. Yo volveré un par de veces más, para volver a ser feliz.

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