“¿Merece la pena que un niño aprenda llorando
lo que puede aprender riendo?”
Gianni Rodari
Dicen los que saben que nacemos con necesidades primarias de alimentación, afecto, sueño y... también de relatos. En un afán por nombrar a las generaciones que van poblando el mundo, se han creado nuevos denominativos: "nativos digitales"... "post millennials". Por cierto, quienes acompañamos los talleres en la Casa de las Artes Corazón Borraz, venimos de un siglo que ya no existe. ¿Generación X?
Nuestra generación tuvo a su alcance aparatos de radio, aparatos modulares (consolas), después radiograbadoras, walkman y discman... Pero lo que reinó fue la televisión, no porque la radio fuera algo menor, sino porque la televisión contaba con el plus de las imágenes. Hubo entonces quienes buscaron la formación educativa y cultural; otros el mero entretenimiento.
Hoy asistieron a la Casa de las Artes Corazón Borraz, algunos de los hijos (¿generación "z"?) de compañeros del CONECULTA - Chiapas. ¡Qué alegría la nuestra! !Qué sorpresa la de ellas y ellos! De nuevo, quienes nos hemos dedicado a compartir estos meses de talleres volvimos a ilusionarnos. De hecho, cada semana nos ilusionamos como si fuera la primera vez (benditos lugares comunes).
Bailamos, vimos, inventamos, reímos, dibujamos, descubrimos, volamos, escribimos... pero, sobre todo, reímos y jugamos y jugamos y reímos; eso fue lo mejor que nos sucedió hoy por la mañana. ¿Para qué nos alcanza como acompañantes de la lectura y la escritura, con el juego y la risa? ¡Para mucho! Son cada vez más los cómplices y más los lectores por voluntad.
En lo particular comparto la idea de una tríada matona: el hogar, la escuela y la biblioteca. Un compañero alcanzó a decirme, luego de regresar a las oficinas del Consejo. Qué bueno que se llevaron a entretener a "los chamaquitos", porque pura teléfono son (acá inclúyase todo tipo de dispositivos electrónicos y sus respectivas "aps" y demás contenidos audiovisuales de cualquier plataforma en línea).
Volviendo al asunto de las generaciones, le digo a aquellos que aún guardan alguna esperanza de anular los dispositivos electrónicos, que están equivocados (incluído mi compañero de trabajo). La tríada matona de la que les hablé debería de seguir funcionando con los aparatos electrónicos y los contenidos multimedia incluídos.
Así como la televisión entretiene más que educa, así los dispositivos que hoy día pululan entre nuestras manos tienen la misma función de entretener, más que educar. Isaac Asimov sostuvo que las computadoras son el nuevo Da Vinci, el nuevo Mozart, en suma, el nuevo maestro de quien se puede aprender enormidades.
Una máquina en el hogar puede ser nuestro mejor maestro, de la mano de los mejores acompañantes (papá y mamá, o hermanos). Decía Asimov que se puede aprender de, por ejemplo, un partido de beisbol, sobre "tiro parabólico", "estadística", "historia", "geometría", "jardinería", entre otras cosas. En la escuela igual, con los acompañantes docentes; en las bibliotecas ni se diga.
Cada uno de los que hemos dedicado parte de nuestro tiempo al fomento de la lectura, hemos hallado un camino. Ese camino no es definitivo pero si formativo, que se corrige de manera dinámica. En lo personal he ido de lo general a lo particular, de la cantidad a la calidad. Me equivoco más veces de las acierto pero no pierdo la voluntad en las derrotas.
Me desalientan aquellos y aquellas que ven en los talleres de fomento la oportunidad para entretener. Me ponen a pensar aquellos que hacen manualidades sin más sustento que "pasar la tarde". Aquellos que "atrapan" la imaginación pero en dibujos seriados, en colores predeterminados, cerrando la posibilidad de otras lecturas del mundo.
Sin embargo, insisto, son más las cosas que me ilusionan, las que me hacen pensar en espacios imaginantes, en la construcción desde una simple hoja de papel hasta la pantalla más chipocluda, construyendo sus propias historias lectoras en Internet. Aquellos que buscan resultados inmediatos, que buscan medir el "nivel", las estadísticas o el "impacto" del fomento de la lectura, son unos necios.
Más de una vez, no sé si por joder o de manera sincera, me han preguntado: "¿Cuál es la fórmula para que (puede usted poner alumno, hijo, trabajador, etcétera) lea?" La mera verdad, si existiera dicha fórmula, YoMeroMaromero la estaría vendiendo en sobrecitos en Mercado Libre o por Amazon. Igual en cualquier plaza comercial y por televisión.
Si busca hacer de sus cercanos, lectores por mera voluntad, sea usted el ejemplo. Lea en el hogar, en la escuela, en las bibliotecas. Comparta sus lecturas, arriesgue su capital cultural con los otros (bendita otredad), amigos, familiares, compañeros de trabajo. Lea con todos los sentidos. Mi abuelo decía que la ignorancia era el mejor de los atributos del ser humano, porque lo hacía aprender.
No esté satanizando a los dispositivos electrónicos, al contrario, aprenda de ellos. No se abandone en las redes sociales, mejor escriba, diga, arriesgue su capital cultural con sus propias opiniones. Deje de pensar en "entretener" y busque la manera de formar, reformar ideas propias. Lea y escriba no para ser artista, sino para NO ser esclavo.
Agradezco de nuevo a mis queridos amigos y compañeros de aventuras estos meses. Sé que tienen la moral alta, con eso basta para regresar después de las vacaciones con más pila. Todo sea por mejores lectores y escritores. ¡Las niños y los niñas primero! ¡Siempre! Y sí, soy disperso de a madres a la hora de escribir, lo siento. Las fotos son cortesía de Ramón Preocupón, Liz, Teresita y YoMeromaromero.