Gracias a la introspección recomendada por mi amiga Patricia, el tiempo del mundo se alineó en torno a la estrella que a veces me persigue, (o persigo), hasta colocarme en una situación personal, motivo de ésta entrada. Les cuento.
El Programa de Fomento para el Libro y la Lectura (Secretaría de Cultura), Somos Normalistas, la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación y la Secretería de Educación Superior (Secretaría de Educación Pública), han proyectado un programa titulado "Leer para la vida".
Un programa similar fue lanzado por la Sectretaría de Cultura de El Salvador, bajo el título: "Lectura para la vida", a finales del año de 2015.
Si no estoy equivocado, es la primera vez que se realizará en Chiapas, luego de experiencias exitosas en el norte y centro de nuestra república. La lectura y las prácticas lectoras parten de algo personalísimo. Somos, sin duda alguna, lo que leemos. Contar la propia historia lectora ayuda a trazar un panorama realista, diferente al “deber ser” lector que suele pesar en los hombros de los docentes, y constituye un punto de partida fundamental para abordar la formación de otros.
Existen distintos tipos de lectores con distintos tipos de lecturas. Las experiencias van más allá del libro impreso, por ejemplo: revistas, obras de arte, música, películas, programas de radio y de televisión (no se le puede negar la entrada a la T.V., multiplicada en cada hogar mexicano, en promedio de uno a tres aparatos por casa). Buscar un "modelo de lector" o "modelo de escritor" si fuera el caso, es por demás titánico.
Las preguntas se hacen obligadas.
¿Cómo nos sentimos con nuestro desempeño como lectores y escritores?
¿Dónde nos encontramos, cómo nos vemos, y a dónde queremos ir?
¿De qué manera nos hemos formado como lectores, con qué materiales?
¿Quiénes nos han ayudado en esa formación?
Estas cuestiones planteadas a los alumnos normalistas, futuros formadores, puede ser un gran punto de partida para entender mejor su tarea como "formador" (valga el redunde) y mejor aún, como "acompañante" del futuro lecto-escritor.
¿Cómo nace un lector? ¿Se genera sólo en la escuela? ¿Qué significa en realidad “formarse como lector y escritor”?
Como no hay mejor ejemplo que uno mismo, me di a la tarea de elaborar mi propia Historia de Lectura, recurriendo a la memoria. Bien dice Eduardo Galeano que uno está hecho de historias, y en ese desandar me encontré con recuerdos alternos o ligados a las imágenes que busqué, para contar mi historia, que me ayudaron a comprender un poco más como llegué a la palabra oral y escrita de la manera en que la vivo hoy. Di un salto que me devolvió sensaciones y sentimientos únicos para mi.
Cada vez que me invitan a charlar sobre mi experiencia como lector (y escritor), digo que voy acumulando vidas cual si fuera un videojuego, por cada libro que leo. Pero ayer me di cuenta de que habitan en mi muchos otros personajes, además de los literarios.
Realicé una lista de "mis infaltables", y resultó una página entera de elementos que vinieron a mi memoria de manera automática, porque siguen presentes a pesar del tiempo. Esta suerte de arqueología mental fue de verdad una experiencia que deberíamos vivir todos, se encuentren o no inmersos en algún programa de fomento lector. En lo personal regresé del "viaje" bastante conforme con éste que soy. No me apena enseñar mis "lecturas", al contrario, me atrevería a decir lo que escribió Neruda, "confieso que he vivido".
Pero ya me extendí demasiado, a continuación les dejo el video de mi andar lector... Por mejores historias...