viernes, 27 de enero de 2017

Visita de año nuevo al CONALEP / 26 de enero de 2017

Mi querido maestro Emilio publicó hace años una galleta de la suerte, en el sitio "creearte". También una mariposa, y cercanas las frases "desde la construcción"... "desde la destrucción". Las maneras de ver una circunstancia son varias y variadas. Cada vez que debo elegir, recuerdo a mi sensei Emilio, y luego repaso las frases, e invariablemente digo "desde la construcción".


Ayer jueves 26 de enero tuve la oportunidad de experimentar otra vez esa perspectiva. La compañera Lizbeth Palma está en el tenor de la construcción. Se puso en contacto con otro amigo, el licenciado Ramón Martínez Mancilla, jefe de la oficina de fomento a la lectura, de la red estatal de bibliotecas públicas del estado de Chiapas, para que la visitaramos con algo de fomento a la lectura, para maestros del CONALEP, escuela donde ella labora, en el área administrativa. A su vez la oficina de fomento me invitó para acompañarlos y aportar un gramo a la construcción de algo. Sí, de algo, lo que se necesite pero que sirva para construir.


Para tal fin preparé dos actividades, que se sumaron a las aportadas por la oficina de eventos con Ramón, Estela (recien graduada de mediadora, certificada y con permiso para contar, leer y acompañar las salas de lectura a lo largo y ancho del país) y Ervin, promotor calificado de la oficina, tremenda alineación para comenzar el 2017, con el fomento de la lectura y la escritura en Chiapas.


Recuperando el sabio consejo de Toño Malpica, "No basta con tener una BUENA IDEA, sino que esa  BUENA IDEA nos debe de IMPORTAR", dimos inicio a la charla con los compañeros. ¿Qué le gusta a los docentes del CONALEP?... ¿Qué no les gusta?... ¿Qué les gustaría? Las respuestas están en orden correspondiente a las preguntas (estas concluisones son enteramente mías, libro de cualquier responsabilidad a mis compañeros de aventuras), les gusta ser maestros, enseñar a sus alumnos, prepararlos para su desempeño en el futuro... no les gusta la falta de compañerismo entre docentes, las preferencias y la falta de coordinación entre maestros y administrativos... les gustaría que hubiera una simplificación administrativa, consecuente con el trabajo en aula, y que hubiera una mejor remuneración económica.


¿El CONALEP, entonces, es una BUENA IDEA? ¡Por supuesto que sí! Coincidimos, como también coincidimos en que los niveles de importancia no estan acordados. Por ejemplo, es una buena idea tener una biblioteca, pero no se cuenta con ella en forma. ¿Y si habilitamos "desde la construcción" bibliotecas breves (chirrisbibliotecas) en cada salón? Surgieron buenas ideas, pero luego se fueron diluyendo entre si es una labor del alumno, del docente o del área administrativa. Ese es el terreno de las importancias... se supone que un espacio para los libros de consulta nos debe de importar a todos. Para centrar un poco la idea, expuse mi condición de "escritor" y "promotor de lectura", de las buenas ideas y de la importancia que me merecen dichas actividades, y que esa premisa la he incorporado a las demás cosas que realizo en mi vida.


La vida es como la literatura, como las historias donde nos vemos representados, y donde a veces encontramos respuestas a lo que buscamos. Expuse una manera para armar historias, sin necesidad de ser un profesional de la escritura. Un personaje + un hábitat + un anhelo + un temor (esquema que me enseñó otro querido amigo, Aarón Vite). Hablamos de Batman, que vive en Ciudad Gótica, luego comentamos su anhelo, comentando algunas como la justicia o el bien, hasta que alguien dijo "la venganza". Es verdad. En la historia lo que el personaje busca es la venganza... pero le teme a algo... a los murciélagos (vean de nuevo la película, y comprobaran lo que les comento), y es entonces que Batman decide enfrentar su miedo y disfrazarse con él, y hacerla su fortaleza, y miedo para los otros.


Una vez completada la estructura, hicimos una analogía, teniendo como personaje al docente del CONALEP. Su hábitat, la escuela. Su anhelo, enseñar de la mejor manera posible a sus alumnos. Su temor, el despido. ¿Y si el maestro del CONALEP le hiciera como Batman, y ese temor al despido lo transformara en su fortaleza, trabajando no en lo que saben, y de sobra, sino en lo que minutos antes dijeron, sobre la falta de compañerismo, de coordinación docentes - administrativos? Una plantilla consolidada en lo humano, en armonía, desde la construcción, estoy seguro produciría buenas ideas, y les importaría a todos, porque estarían hablando un lenguaje común. Cuidarían de esas buenas ideas, y las harían crecer. ¿Acaso cuesta tanto hacerlo? O... ¿Cuántos doctorados se necesitan para llegar a esa máxima?


 Decidimos hacer una actividad de equipo, para realizar una buena idea, como es la de hacer volar un avión de papel. Cada vez que realizo esta dinámica, recuerdo que debo decirle a mis cuates que hagamos un encuentro de hacedores de aviones de papel, y recuperar aquella fiera infancia, cuando surcaban las calles del barrio flotas de aviones, volando más allá del tendido eléctrico... y bueno, la dinámica era resolver en conjunto una idea importante, y fue resuelta, claro está. Sin embargo no todos participaron de la misma manera. Después se hizo una redefinición de conceptos, para escribir después ficciones, que en breve publicaré, para deleite mío, espero que de ustedes también, jejeje.


Creo que el choro arrojado acá ya es mucho ya... así que no me queda más que decir... Por mejores ideas, y lectores....

jueves, 26 de enero de 2017

¿LO LEO Y NO LO CREO! Villaflores 1 y 2 de diciembre de 2016

Nunca es tarde para hablar de las cosas buenas, o de las experiencias que durante el 2016 vivimos Ray Zopilote y yo (el Hugo), con el asunto referente a ¡LO LEO Y NO LO CREO!, que tantas satisfacciones dejó en nuestros corazones.


La Feria del Libro Infantil y Juvenil, organizada por la oficina de fomento a la lectura, de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, llegó a la frailesca. Nuestro querido amigo Ramón Martínez Mancilla tuvo a bien invitarnos, para dar una serie de charlas y actividades aledañas para el disfrute de la lectura, en aquella zona.


El primero de ellos fue el uno de diciembre. Creímos que llegar sería algo de rutina. Villaflores se encuentra a una hora y media de Tuxtla Gutiérrez, y Ray "Fitipaldi" Zopilote y su copiloto, el Gordo Barbón, llegaríamos con tiempo de sobra para aclarar las gargantas y contar cuentos cual jilgueros. Pero no fue así.


Decidimos viajar por el rumbo del aeropuerto, pero en ese propósito nos perdimos más de una vez. ¿La razón? Falta de señales en la carretera. Ese despropósito nos llevó a retrasarnos media hora, entre vueltas, andar y desandar caminos, y vueltas de nuevo a la carretera. ¿De seguro -dijimos- el jefe de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes debe de estar muy ocupado, que no tiene tiempo para colocar las señales a orilla de carretera, tan necesarias.


Llegamos tarde, y en el auditorio municipal nos esperaban más de cien muchachos, que no veían las horas de retirarse a disfrutar de la tarde en el parque, cual debe de ser. Sin más nos subimos al escenario, pero la bulla alcanzaba decibelios dignos de un concierto de rock. El Zopilote trató de calmarlos, y lo logró al leerles un par de cuentos, que logró calmarlos cual flautista, comprobando que las buenas historias también calman a las multitudes. Peeerooo, apenas terminó, el ruido volvió con más intensidad. Fue entonces que decidimos hacer una dinámica llamada Mondongo, donde pusimos a prueba sus conociminentos sobre cosas cotidianas, y su ortografía.


Sin evitar que el escándalo apareciera, fue al menos un escándalo organizado. Sí, como usted lo lee. Ese tipo de situaciones existen, tenemos testigos de ello. Fueron casi tres horas de una locura con feliz término, que en lo particular dejó zumbando nuestros oídos durante el viaje de regreso a Tuxtla Gutiérrez. Tanto fue el aturdimiento, que olvidamos la estrategia de la secretaría de comunicaciones y transportes, para perder a pilotos y copilotos en la carretera. En resumidas cuentas, creíamos que viajábamos a Tuxtla, cuando en realidad estábamos por llegar a Domingo Chanona, un extravío de bastantes kilómetros.
 

Al día siguiente revisaba en GoogleMaps la ruta vivida la noche anterior. Viajaríamos ese día a la segunda tanda de lecturas y dinámicas de fomento lector. El lugar era la Normal Superior Primaria. En el trayecto íbamos platicando lo que haríamos esa tarde. Llegaríamos mejor preparados que el día anterior, por nuestra salud. Llevábamos, literal, un cuchillo entre los dientes. No más gritos. No más tímpanos lastimados, pero sobre todo, no más extravíos carreteros.


Llegamos a la escuela y nos recibieron todos amables. Había algo que hizo falta el día anterior: calma. Sin más, preparamos el escenario y desordenamos las sillas para romper esa cuadratura del aula, tan tradicional. De a poco se fueron asomando los alumnos, callados. El Zopilote y yo mero maromero, nos mirábamos asombrados. ¿Sabrán a qué llegamos? Supimos que sí, cuando comenzamos a socializar antes de dar inicio. El Zopi abrió plaza leyendo un par de cuentos, como solo él sabe hacerlo, y de a poco fueron quedando encantados, conectando con las lecturas de manera asombrosa. De inmediato cambiamos la estrategia, leer y leer dejando al final la dinámica del mondongo, que tan eficaz había sido la tarde anterior.


¡Qué maravilla! Era como llegar a tierra prometida. Hasta yo me atreví a leer un cuento, y a contar de manera sumaria la aventura de Odiseo y el Cíclope. Sin embargo debíamos de regalar los libros que buenamente obsequia la red de bibliotecas públicas, así que tuvimos que realizar dos dinámicas: Unidos y Mondongo.


Fue una decisión acertada, porque las dinámicas resultaron el broche adecuado para una tarde que no queríamos terminara, por muchas razones. Regalamos libros y nos tomamos muchas fotos. En el balance de los dos días, quedamos más que satisfechos. El Zopi y yo podemos asegurar, sin rubor alguno, que ganamos varios lectores.


Me permití la debilidad de obsequiar un mi librito de Billie Jean...bueno... más de uno, para la biblioteca de la escuela. Fue un cierre de año extraordinario.


Pero... había que regresar... y, ¿qué creen? ¡Nos extraviamos de nuevo! Carajo. Teorizamos sobre la posibilidad de que el señor Duarte se ocultaba (como aseguran los teóricos de las teorías teorizantes) en la frailesca, debido a la escasa señalética carretera, que confundo y hace elijas caminos insospechados. Claro, usted me dirá, a estas alturas: "es tan fácil llegar a Villaflor", pero para nosotros, que regresábamos plenos de lecturas y alegrías, no logramos resolver las señales naturales que orientan el regreso a casa (arbustos, retornos camuflados, cercas peculiares, letrero en bardas tan similares a otros letreros en otras bardas).


Pero aún así, nosotros, Ray Zopilote y Hugo Montaña, quedamos agradecidos por las experiencias vividas en torno al fomento lector, en diferentes municipios de Chiapas, gracias a la oficina de fomento de la lectura, de la red de bibliotecas públicas del estado de Chiapas.


Por mejores lectores...