miércoles, 23 de marzo de 2016

Lectura Pública en Homenaje a Miguel León-Portilla / 18 de marzo de 2016


El día viernes 18 de marzo del 2016, en punto de las 12:30 horas, dimos inicio a la lectura en voz alta de una parte de la obra de Miguel León-Portilla, con los compañeros de la 7ma. Promoción de la Especialidad en Procesos Culturales Lecto-Escritores, en la facultad de Humanidades, de la UNACH. Parecía una tarea sencilla: leer en voz alta a un público distraído por las vacaciones a unas horas de distancia y un simulacro, anunciado por Protección Civil, a las 12 horas, que en la facu no sucedió. Los escuchas estaban dispersos por jardineras y otros espacios, bajo la sombra, huyendo del "hermano sol antiguo y vil".


La participación se distribuyó de la siguiente manera: Felipe Flores Gálvez narró el capítulo primero de Los Antiguos Mexicanos; Patricia Coello Velasco: la leyenda de los soles; José Luis Paredes: La restauración de los seres humanos; Diego Iván Cruz: Verso de la Restauración de los seres Humanos (Finalizando José Luis la prosa); Janett Ruiz: Los más remotos orígenes; Aracely González: versos de Los más remotos orígenes (Finalizando Janett la prosa); Josselin: El esplendor clásico (Primera parte), Felipe de Jesús: El esplendor clásico (Segunda parte); Karla: El esplendor clásico: todos los versos de El esplendor clásico; Liliana Cruz Solís: El presagio de la venida de los españoles, de “La visión de los vencidos”; finalizando Alejandro Pérez Aguilar, con la ficha biográfica de Miguel León-Portilla.


La lectura se dio en diferentes tonos, y se descubrieron algunos, lectores en voz alta, más y menos habilidosos. La experiencia de leer en voz alta para un público en espacio abierto, sin más referente que la voz (sin estrado o escenario y sillas dispuestas a modo para escuchar, como si de una representación escénica se tratara), resultó distinta para cada uno de ellos. Hubo quienes leyeron con fluidez y hasta matizaron su lectura, dramatizando en mayor o menor medida, y hubieron los que leyeron plano, sin matices, y me atrevo a decir que hasta sintieron nervios de más.


¿Cómo puedo teorizar o implementar dinámicas lectoras, si yo mismo no corrijo mi forma de leer? En la lectura se comieron letras, palabras, inventaron otras, o confundieron más de una quizá por debilidad visual, por nervios, o por no sé qué maldita razón...¿El calor? Lo que sí sé, es que más de uno practica poco la lectura en voz alta. Curiosamente, en los libros que seleccionamos para ese día, se destaca la importancia de la oralidad (tradición oral) como un ejercicio vital, tradición ancestral para la preservación de la memoria colectiva de un pueblo, en este caso, de los antiguos mexicanos. La poesía, el arte y los símbolos plasmados por nuestros ancestros en las flores y los cantos, fundamento y raíz, a través de la "palabra verdadera". Así lo demostraron hace poco las personas hablantes de lengua tsotsil y tseltal, que intervinieron en la visita del Papa a la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. Pregunté a quienes hablan esas lenguas, cómo lograban ellos expresarse sin denotar nervios. Me dijeron que cuando las palabras se saben, se sienten, se conocen y les gusta, es entonces cuando pueden hablar desde el corazón.  


¿Qué nos falta a nosotros entonces, los hombres modernos, dueños de dispositivos electrónicos de última tecnología, conectados al mar de la Internet? Más de uno, esa tarde, me dijo: "Qué chido libro" (los antiguos mexicanos)..."rífelo" (y lo rifaremos). Falta camino por recorrer para los compañeros de la 7ma. promoción de la especialidad. Aún no están sintonizados, sigue dispareja la cuestión grupal. Ojalá al final logren formar un colectivo que sume al acompañamiento lector desde cada una de las trincheras donde se desempeñen. 


En lo particular quedé contento con la experiencia, por ellos y también porque formamos parte del festejo nacional a Miguel León-Portilla, a través del Programa Nacional de Salas de Lectura. Se aproximan otras lecturas en voz alta, como la próxima a realizarse el día 08 de abril, en el Parque de la Marimba, donde participa el colectivo Librérate, que lo integran egresados de la 6ta Promoción de la especialidad, actividad donde amablemente me han invitado, y participaré con mucho gusto. Ojalá y los compañeros de la 7ma. Promoción se sumen.


Por último, hago extensiva la invitación para que se acerquen al libro La visión de los vencidos, relaciones indígenas de la conquista; y al libro Los antiguos mexicanos, a través de sus crónicas y cantares. Están en Internet, son de descarga libre (PDF), o bien buscarlo en la biblioteca más cercana y, por supuesto, en las Salas de Lectura distribuidas en la ciudad. El pensamiento náhuatl al alcance de nuestras manos en pleno tercer milenio, donde descubriremos a una de las culturas más grandiosas del planeta, con una filosofía, una manera de entender el mundo expresadas en la Flor y el Canto desde sus más remotos orígenes, su esplendor y el infortunio de la llegada de los españoles.


Esta actividad se realizó con el apoyo de la Facultad de Humanidades de la UNACH, de la coordinadora, la Doctora Bertoni Unda, a Gaby, los alumnos de la 7ma. Promoción de la Especialidad en Procesos Culturales Lecto-Escritores, comandados por Paty Coello; a la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, a través de la Oficina de Fomento de la lectura, a mi madrina Liz Montoya y al buen Ramón Martínez Mancilla... Por mejores lecturas...y lectores.


domingo, 20 de marzo de 2016

Viernes Culturales en la SEF


Abro plaza con ésta chulada que me regaló un compañero de plática, el pasado viernes 18 de marzo, en alguna oficina de la burocracia educativa en Tuxtla Gutiérrez. No se juzgue su estética, sino su arrojo.


Amigo Hugo Montaño:

Tú eres un inspirador de la palabra
como amigo de las letras,
tu voz cultural nos incita a crear
y la lectura y escritura eso implica.

Tú eres gran hazaña que mueve
y todos tenemos grandes hazañas
que entre menos contamos,
más nos olvidamos,
y nos lo llevamos
como grandes egoístas
a nuestras tumbas.

Escribir es gritar al mundo
que existo, que estoy siendo,
que me he hecho, que existo.

No escribir es esa página blanca
en la que otros escriben
y deciden por mí.

Sigue adelante, caminante de la luz.

FARELO



Hace tiempo que estaba en la agenda la visita a la Secretaría de Educación Federal (algo así). No tenía el gusto de conocer por dentro el edificio, y bueno, uno nunca deja de conocer ni de aprender. Llegué por una invitación de Fernando Trejo, quien guía el Departamento de Servicios Culturales de la Secretaría de Educación, para platicar con personal que labora en las oficinas. ¿Y de qué iba a platicar? Pues de Hugo Montaño en su fase de "burrócrata" empedernido, y de cómo se puede hacer lo que a uno le gusta, sin morir en el intento, o dicho de otra manera: sin ser transformado en un zombi por el vudú de la burocracia.


Hablar de mí me cuesta un poco, al principio, pero luego se me calienta el hocico y me sigo de largo, tanto, que iba por una hora, y terminé hablando media hora más. Les conté de mis gustos por cuestiones artísticas, y de cómo esos gustos me habían llevado hasta ellos, sentado en una oficina que parecía ser una sala de juntas, donde de seguro se hablaba de cualquier tema, menos de lo que le gusta a cada uno de ellos. Les hablé de escribir cuentos, testimoniar de alguna manera cómo se pasa la vida delante de nuestros ojos, y sin que me lo preguntaran, les comenté que la única regla que debía de tener un cuento, era la de tener la posibilidad de ser contado por cualquiera, no solo por su autor. Y entonces decidí contarles "El libro de los justos". Lo conté, no lo leí, aunque ese cuento aparece en Billie Jean (ejemplar que doné para la biblioteca que los compañeros están formando con ejemplares de otros escribidores que han llegado a visitarlos, y que los seguirán visitando durante el año), y creo que nos divertimos un rato, y reflexionamos (nos flexionamos una y otra vez, jejejeje) sobre la triste suerte que corren los ancianos en la actualidad, luego de ser abandonados por sus familiares en algún asilo.


Hablé de los alcances de la tecnología, de cómo gracias a ella mis cuentos han viajado a lugares remotos, o al menos a lugares donde nunca imaginé estarían mis cuentos cortos, siendo leídos e impresos en revistas de América Latina, antes de aparecer en mi ciudad, en formato de libro impreso. Creo que fue la mirada de Zapata (detrás de mí) la que fue atizando mi lado zurdo, y hablé también del gran problema que era una escuela hoy en día para  el aprendizaje (ah burro, yo en las entrañas de la SEF hablando mal de las escuelas!). Les conté de una experiencia reciente, a inicios de mes, de mi visita a una escuela Normal, donde le pedí a una treintena de maestros, repitiera conmigo la frase: "Quiero jugar", pero con voz de oso (fracasa uno igual con voz de hormiga, abeja, lobo, entre otros). Esa treintena de maestros no hizo lo que les pedí quizá porque no tenían ganas, les valía madre la dinámica, temían al ridículo, entre otros supuestos. Luego de pedirles por tercera vez que hicieran lo que les pedía, desde el fondo del salón, un maestro se levantó y comenzó a gesticular y a moverse como imitando a un oso. Sin reírme, le pregunté qué era lo que hacía. Estoy haciendo como un oso, me contestó. Yo, divertido, le precisé que había pedido "hablaran" como un oso, no que se "movieran" como tal. Entonces él, con la seguridad que le dan los años de servicio en el apostolado del magisterio, respondió: Los osos no hablan.


Los demás maestros se voltearon a verme y dijeron que era verdad. Los osos no hablaban. ¡Carajo!, pensé. Por eso los alumnos de éstos maestros no tienen ganas de acercarse a la lectura. No hay quién los motive en el medio de esa lógica demencial. Así como los hijos son el reflejo de sus padres, los alumnos son el reflejo de sus maestros. Coincidimos en eso con los compañeros que escuchaban mi testimonio (apenas y los dejé hablar, lo reconozco, pero es que uno se calienta con esas barbaridades), y digo que coincidían conmigo, porque con la cabeza apoyaban mi choro mareador. Somos lo que leemos, y si no leemos entonces, ¿qué somos? ¿quién somos? ¿cómo somos?. No necesariamente se leen libros, se leen películas, obras de arte, miradas, gestos, sonidos, olores, lo que sea. Después hicimos un pequeño ejercicio para demostrarles cómo esa lógica demencial arriba mencionada, nos alcanzaba de alguna manera a todos. Dibujamos un "ratón - lápiz" (escena prestada de un taller impartido por el gran maestro y escritor, originario de Calkini: Ramón Iván Suárez Caamal. Cada uno dibujó lo solicitado, y descubrimos de propia mano, que entre más adultos y más burócratas, menos creativos somos. No lo dije en tono de regaño sino en tono conciliador, que de verdad reflexionaran sobre esa aseveración. Me hubiera gustado estar con ellos un par de horas más, y hacer un pequeño taller para despertar de nuevo a ese niño que todos llevamos dentro.

Por cuestiones de tiempo no fue posible, así que espero algún día volver, y convivir de manera más integral con ellos. Lo que me queda claro es que hay en cada uno de nosotros un artista en potencia, y eso lo demuestra uno de los compañeros quien escribió el texto que abre esta publicación.

Por mejores oficios...

miércoles, 9 de marzo de 2016

Charla Taller en la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Licenciatura en Educación Primaria



Por una invitación de la maestra Lizeth, me apersoné en la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Licenciatura en Educación Primaria, turno vespertino, el día de hoy, 09 de marzo, para atender a una solicitud hecha semanas atrás, en la Oficina de Fomento a la Lectura, de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, al mando del maestro Ramón Martínez Mancilla.


La idea original era realizar una charla con más de 140 alumnos de esa institución, con el propósito de motivarlos o acercarlos a los libros, problemática diagnosticada por los docentes y que buscan corregir a través de consejos de mediadores, para (eso noté) depertarlos del letargo en el que están debido a las nuevas tecnologías, entre otras cosas.


Le recomendé a la profesora comenzar con una charla a los maestros de la escuela, que son quienes deberían comenzar  a cambiar esa problemática de la falta de hábito lector, y de su consecuencia en la escritura. La charla de "un especialista" a los alumnos no iba a resolver ese problema. Quizá por experiencia podrìa lograr que en ese momento, a travès de dinámicas específicas, se interesaran en acercarse a los libros de manera lúdica, pero despuès volverìan a la escuela y caerían otra vez en el letargo de la rutina maestro-alumno.

Comencé a lo Benito Taibo, presentándome con los nombres de los personajes de algunas historias leídas en mi vida. Realmente no importaba quién era yo en ese momento, un acompañante de lectura sumando un grano de arena al esfuerzo del proyecto Lectura en Movimiento. Me presenté como Benzulul, como el capitán Ahab, Ana Frank... y pude haber seguido, asumiendo el papel de Gregorio Samsa, Aureliano Buendía, Pedro Páramo, entre otros.


Les preguntè luego quiènes eran ellos, con qué libros se presentarían. Y la respuesta fue mediana. Más de uno dudó, lo que a mi parecer refleja algo que se sabe pero no se dice: el promedio de lectura en las plantillas docentes es bajo. Y hablo de lecturas no académicas, sino de lecturas "lúdicas", fuera de las obligaciones escolares.


Hablamos de visualizarnos como una empresa, e identificar quién era la persona más importante de ella: los alumnos. Fue irremediable hablar de experiencias propias (no sé hacerlo de otra manera), y comenté una sucedida con mi hijo hace algunos años, cuando corrió de una fiesta (que ni era suya), a un compañero de clase. ¿El motivo? Un día antes su madre y yo habíamos hablado de la negativa de los padres del cumpleañero, de invitar a "juanito", estándo mi hijo presente (jugaba pero escuchaba).


El quilombo cuando llegó "Juanito" a la fiesta fue de antología. Mi hijo le decía que se marchara, porque él no había sido invitado a la fiesta. Y se lo repitió tres veces más, delante de los flamantes adultos que fuimos, incluídos los padres de "Juanito". El ambiente se tensó mientras mi hijo y "Juanito" se iban con rumbo al àrea de juegos. Yo me hice el Sueco, terminè mi refresco, y los demás comenzaron a hablar de lo cara que estaba la vida, de la economìa en Asia, o de no sé qué. La verdad no recuerdo. Por la noche fui a comer una hamburguesa con mi psicólogo de cabecera: Alvarito. A él le conté lo sucedido de la A a la Z. Terminó de preparar mi burguer, y me dijo: Hugo, solo te dirè una cosa... Los hijos son el reflejo de sus padres. Punto. Mi cabeza rodó simbólicamente hasta la calle, donde fue machacada por una hilera de automóviles. ¡Cuànta razón la de Alvarito!


Reflexionamos y hasta me atreví a realizar una analogía: Si los hijos son el reflejo de sus padres, entonces los alumnos son el reflejo de sus maestros. ¡Pobres muchachos! Jodidos por partida doble. ¿Què recomendaciòn de lectura puede hacer quien no lee? ¿Es posible hacer eso, recomendar sin conocer? Técnicamente sí. ¿Y funciona? Me temo que no. Quizá por eso fracasó mi idea de enseñar a manejar automóviles por teléfono. Solo en las películas el héroe puede aterrizar un avion con más de trescientos pasajeros, leyendo el manual que se encuentra no sé dónde demonios, pero que siempre aparece para alimentar nuestra angustia, mientras tratamos de tragar las palomitas atoradas en la garganta.


¿Cómo se hace lector a alguien que no lee? Con el ejemplo. Yo leo, tú lees, él lee, y así, hasta el final de la conjugación. Cuando lees te vas transformando en lo que descubres al avanzar las páginas. Llegas a imaginar cómo es el tono de angustia en la víctima o en el victimario, en las emociones sentidas por los valientes y tambièn por los cobardes. Lo imposible sucediendo frente a nuestros ojos, golpes de mano en la trama que, por poner un ejemplo, hacen caer en la trampa de los lobos al cazador, que intenta salvar a Caperucita de la supuesta abuela, y termina siendo devorado por una manada disfrazada de muebles, porque el cazador olvida que los lobos cazan en grupo, nunca solos. (móvil prestado a José Luis Zárate)


Hablamos de un hacedor profesional de lectores: Julio Cortázar. Del libro "La vuelta al día en 80 mundos" (libro que se encuentra en el acervo de las Salas de Lectura), trabajamos el cuento "Por escrito gallina una", un clásico para ejercitar la sintaxis entre los profesores. Una vez terminados los primeros textos "corregidos", se les dio lectura descubriendo que hay variantes en la estructura de la narración, pero que desembocan en el mismo núcleo de lo que se nos cuenta: Un escrito de una gallina que se ha vuelto inteligente gracias a que un cohete les cayo en la cabeza, provocando una mutación evolutiva insólita, que los llevarà a ser dueñas del cosmos, ¡qué carajo!


Platicamos del poder de la palabra, y vimos ejemplos de ese poder que hasta hoy existe, y que no hemos sabido aprovechar no para dominar al otro, sino para sacudirnos ese dominio intelectual y material al que nos vemos sometidos a través del falso progreso, las ilusiones tecnológicas y demás figuraciones que nos alejan de lo verdaderamente esencial: vivir. Si yo actúo de mediador, mientras ellos actúan de alumnos que luego actuarán de profesores, estamos condenados al fracaso. Debemos vivir lo que pretendemos ser, no actuar. Quiero lograr una mejor compresión lectora en mis alumnos, debo ser el primero en comprenderlo para enseñarlo. Quiero que lean, debo leer pero de verdad, con gusto. El plan federal de hacer de México un pais de lectores, se da de balazos en las patas con la entrega de televisores.


Por último, les obsequié revistas de la Biblioteca de México, que me obsequiaron los compañeros de la Oficina de Fomento a la Lectura, y quedé en la disposición de acompañarlos nuevamente, si ellos así lo consideraban.

 ¿Cuál es la fórmula secreta para hacer lectores a los no lectores? Simple, leer y compartir lo leído con el entusiamo que nos deje la lectura en turno. Es un entusiasmo honesto, de verdad. Quien lee vive. Intento hacerlo en cada oportunidad que tengo, al estar acompañando a maestros, estudiantes o público en general, y estoy seguro (sin pecar de ingenuo) que algún lector he ganado luego de hablarles de libros, fotos, canciones, piezas de arte, del mismo espacio en que no encontramos, en fin, de todo, porque todo se lee.


En lo particular me gusta trabajar con maestros, porque al ponerlos de nuevo en la posición de alumnos, visualizan los problemas de los que hablamos en ellos mismos. Nunca se deja de aprender, a pesar de que ahora, siendo adultos, no querramos decir, con vos de oso: Quiero leer. En su andar se han llenado de prejuicios y temen hacer el ridículo ante un desconocido como yo. Pero tengo la seguridad que en futuras visitas, terminemos escuchando la mejor versión de la Capetucita Roja, ugual o mejor que cualquier cuenta cuentos del rumbo.


Por mejores lectores, hasta la próxima.